Las torres del Golden Gate Bridge se elevan majestuosamente desde hace 75 años sobre las arremolinadas aguas de la bahía de San Francisco. Todo él supone una proeza de ingeniería, pero también un monumento único que celebra su aniversario.
Pocas estructuras modernas han inspirado tantos poemas, suspiros o fotografías como este puente de tono anaranjado, cuyo elegante perfil enmarca el skyline de San Francisco y los imponentes cabos del condado de Marin. Casi como la expresión de la perfecta armonía entre hombre y naturaleza.
Sin embargo, su historia podría haber sido muy distinta. Las primeras propuestas para su construcción se realizaron en 1916, pero aunque San Francisco era en aquella época la ciudad estadounidense de mayor tamaño que aún seguía utilizando ferrys para cruzar masas de agua, se necesitaron más de 20 años entre diseño, litigios, lobbying, recaudación de fondos y construcción hasta que la estructura pudo completarse.
La marina estadounidense temía que el puente obstaculizara la navegación y que, si se produjera un accidente, quedarían bloqueados los importantes puertos de la bahía. Por su parte, los amantes de la naturaleza criticaron el Golden Gate como una mancha en el magnífico paisaje de la región, las compañías navieras predecían que destruiría la industria de los ferrys y los escépticos se mofaban de que nunca atraería el suficiente tráfico para justificar sus elevados costes.
Para muchos ingenieros, el problema era sencillamente que la distancia de tensado, unos dos kilómetros, era demasiado grande, y las aguas demasiado profundas, para que el puente fuera factible.
El puente de los 35 millones
En un principio, se calcularon unos prohibitivos costes de 100 millones de dólares. Pero Joseph Strauss, el hombre que se convertiría en ingeniero jefe e incansable promotor del puente, propuso un diseño más económico, similar a los más de 400 pequeños puentes levadizos que había construido.
Por suerte para la posteridad, las autoridades de la ciudad rechazaron rotundamente la visión de Strauss y le obligaron a trabajar con otros dos ingenieros, Leon Moisseiff y Charles Ellis, hasta que finalmente dieron con el histórico diseño art déco del Golden Gate.
Completado en 1937 con unos costes de "sólo" 35 millones de dólares, el Golden Gate Bridge mantuvo el récord de mayor tensión en un puente levadizo hasta 1964. Actualmente aún se encuentra en el 'top ten' mundial, con una longitud de tensado de 1.280 metros entre sus dos torres. Su longitud total, incluidas las rampas de subida y descenso, es de 2.737 metros.
Apodado en ocasiones "sinfonía de acero" por sus fans locales, el puente es reconocible en todo el mundo gracias a esas dos torres, que se elevan 227 metros sobre el nivel del mar y están pintadas en naranja, un tono pensado por sus diseñadores originarios para resaltar los colores de las verdes colinas circundantes.
El enorme peso de la estructura se sostiene gracias a dos catenarias principales, cada una con un diámetro de 92 centímetros y 2.332 metros de longitud. Los cables fueron trenzados in situ y cada uno está hecho a base de 27.572 alambres de acero galvanizado, que estirados de punta a punta medirían 129.000 kilómetros.
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