«Quiero saber si mi pelo es como el suyo», le preguntó Jacob Philadelphia al presidente Barack Obama. Con estas palabras nació una de las fotografías que, al contrario que otras expuestas por la Casa Blanca, que se reponen tras un corto plazo, ha permanecido durante tres años en el ala oeste de tan destacado lugar, tal y como recoge «The New York Times».
Jacob por aquel entonces -en mayo de 2009- tenía solo cinco años y no dudó en expresarle a Obama sus inquietudes sobre si compartían o no parecidos. El presidente respondió con un: «¿Por qué no lo tocas y lo compruebas por ti mismo?». Se agachó e invitó al pequeño a hacerlo. Fue entonces cuando, tras dudar unos segundos, Jacob tocó su pelo y fue tomada la fotografía.
«Sí, es igual», sentenció finalmente Jacob que, inconscientemente, dio así lugar a una de las fotografías favoritas del personal de la Casa Blanca y del presidente, bien porque en cierto modo simboliza un «sí, somos iguales», bien por el momento distendido que regaló a los presentes.
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