A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 22 de junio de 2016

AQUEL BARCO FANTASMA DE MAR DEL PLATA


Por Guillermo do Santos Coelho
Lo llamaron “barco fantasma” porque su último trayecto sólo se explicaba con la mediación de algún espíritu. O de la divina providencia. Hace 25 años, el Marcelina de Ciriza abandonó el anonimato del puerto de Mar del Plata e irrumpió en la vida de locales y turistas en un último -y épico- viaje. Los marplatenses lo adoptaron con gusto y se incorporó al paisaje durante años, hasta que el mar lo venció con la ayuda del tiempo.
Ocurrió el jueves 20 de junio de 1991. El Marcelina de Ciriza era una mole de casi 90 metros de eslora, un buque semifactoría que había conocido tiempos mejores –procesamiento de pesca a bordo, casi 40 tripulantes- y estaba desde hacía más de una década abandonado en el puerto de Mar del Plata.
Cuando ese día cayó sobre Mar del Plata uno de los peorestemporales que se recuerden, el barco tenía sólo cuatro habitantes: Saúl Angel, un sereno, y sus tres perros. La tormenta, con vientos huracanados, dejó un saldo de cuatro muertos y unos 50 heridos.
En lo peor del temporal, Angel llegó a escuchar que se cortaban las amarras del barco. Como lo dejaron sus 60 años, saltó al espigón 7 antes de que el Marcelina de Ciriza emprendiera su último viaje. Junto con él saltó uno de los perros que lo acompañaban en las noches heladas.
Arriesgado aún para pilotos avezados, el barco empezó a navegar sin timón, sin máquinas y sin tripulación. De alguna manera,embocó sin mayores problemas la desembocadura entre las escolleras Norte, la de Playa Grande, y Sur, la del Cristo. Rozó apenas la punta rocosa de la primera y salió a un mar con olas de diez metros de altura.
Bordeando la costa hacia el norte, el Marcelina de Ciriza navegó 15 kilómetros en esa tormenta de locos, eludiendo los dientes de las rocas y las aguas tremendas del Cabo Corrientes, zona que casi todos los pescadores trataban de evitar aún con tiempo calmo.
El viaje parecía algo imposible hasta para los más intrépidos. Pero el Marcelina de Ciriza se guardaba una carta final. Como si hubiera elegido una ubicación preferencial, finalmente quedó encallado a menos de 100 metros de la costa, a la altura de la avenida Constitución.
Sin tripulación a bordo, ninguna vida humana quedó en riesgo, aunque algunos testigos aseguraron que horas después se escuchaban ladridos desde el casco semihundido. La leyenda de que alguno de los perros del sereno navegó sobre el barco ese trayecto infernal nunca fue confirmada ni desmentida. Si así fue, su destino se perdió en el mar.

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