Por Jorge Lanata
Ernesto Laclau vive hace treinta años en Cricklewood, al norte de Londres, un barrio chic ideal para los postmarxistas: parte de sus vecinos son famosos actores locales (Peter O’Toole, Elizabeth Adare, Emma Anderson, TimBrooke-Taylor, etc); un ex intendente de Londres (Ken Livingston), varios actores y guionistas de televisión y hasta Dennis Nilsen, un asesino serial. Pasa, en promedio, seis semanas al año en Argentina, en general en el Plaza o en el Claridge Hotel. Desde allí escribió en 2005 “La razón populista” y sedujo a un sureño desgarbado que, antes de ejercer la Presidencia, sólo había viajado una vez a Miami, aunque para esa altura ya había “ahorrado” lo suficiente como para dar tres vueltas al planeta.
“Todo consenso se basa en actos de exclusión”, escribió Laclau, y Néstor lo repitió como su Biblia. Laclau y su mujer, la belga Chantal Mouffe, afirman que la confrontación es inherente a toda democracia populista y que los medios son, en esa dialéctica, agentes de dominación social. “Es necesario un antagonismo regulado, la oposición real la representan los grandes medios (…) Sin confrontación ningún sistema político democrático es viable”. “El kirchnerismo tiene que demostrar –le dijo Laclau a la revista Zoom– que la sociedad está partida en dos, y tener consignas que ilustren la disyuntiva de la hora,como Braden o Perón. Hay que poner las cosas en blanco sobre negro”. Así nace el populismo de Cricklewood, el sostén ideológico de la Grieta.
Aplicada sobre cuarenta millones de cobayos, la Grieta reconoce su antecedente más importante en la división intuida y promovida por el general Perón en su primer gobierno: familias divididas, amigos que dejaron de serlo, bandos en pugna; aquello duró más de treinta años. De esas batallas queda hoy el término “gorila”, acuñado por el peronismo en la presunción de que, siendo el peronismo “bueno”, ser gorila era “malo”. Hay quienes creen que la Grieta volvió a abrirse durante la crisis del campo: la sugestiva mención del concepto “comandos civiles” en boca de Néstor apoya esa hipótesis. Los comandos civiles fueron quienes llevaron a cabo el golpe del 55 contra Perón, y nadie escuchaba esas palabras desde los años cincuenta. En cualquier caso, la Grieta comenzó a abrirse desde arriba hacia abajo, y ahora la confusión es tal que se proyecta en todas las direcciones: esta semana, luego de la entrega de los Martín Fierro, hasta llegó a ocupar grandes espacios en los programas de chismes.
Aunque el brillante Juan José Sebreli sostiene que la idea de movimientismo comenzó con Yrigoyen, fue con Perón cuando llegó a su clímax: el movimiento siempre se ubica a sí mismo encima de los partidos y trata de encarnar a la Nación y al Pueblo. Y así, quienes se opongan, serán traidores o “antipatria”.
La patria tiene copyright, y ellos, los papeles que lo acreditan.
Fracasada la operación para apropiarse de este diario, el kirchnerismo disfrazó el enfrentamiento en una especie de lucha contra las corporaciones. Lucha paradójica, en verdad, ya que la mayoría de las corporaciones se encargaron, con disciplina, de sostener el supuesto modelo y hacer buenos negocios. A falta de una ideología que lo sustente, el Gobierno se dedicó a propagar consignas que aumentaran la Grieta. Veamos sólo algunos ejemplos: – En marzo de 2009 Néstor se pregunta “por qué Clarín estás tan nervioso”, y bautiza a TN como Todo Negativo.
–En junio del mismo año llama “paranoicos” a los periodistas.
–En abril de 2010 se lleva adelante el Juicio a Periodistas en la Plaza de Mayo como “cómplices del genocidio”.
–En octubre de 2010 Cristina pide nacionalizar los medios de comunicación, “que nos envenenan y nos mienten”.
–En junio de 2011 propone la instalación de un radar que detecte operaciones periodísticas.
–En septiembre de 2012 Cristina dice, en la Universidad de Georgetown, que habla muchísimo con el periodismo. Antes, en marzo, califica de “nazis y antisemitas” a Carlos Pagni y Osvaldo Pepe.
–En el mismo año increpa a Mariana Verón, de La Nación, recordándole que Sarmiento cerró un periódico.
–En enero de 2013 responde a críticas de Ricardo Darín recordándole que se lo investigó por contrabando de automóviles con licencia para discapacitados, causa de la que Darín salió absuelto.
–El 21 de mayo le recuerda a la sociedad que debería estar contenta porque “hoy nadie desaparece de ningún lado, estamos todos vivitos y coleando”.
–En agosto acusa a los medios de armar un montaje para ocultar la realidad.
–En los últimos días dedicó casi treinta tuits a Magnetto y Víctor Hugo Morales. “Está ejerciendo su profesión de periodista”, dijo. Víctor Hugo acusó a Magnetto de “socio de asesinos, apropiador de niños, hijos de personas asesinadas, extorsionador de gobiernos, ladrón de jubilados, por quince años ladrón del fútbol (…) que se lava todas las mañanas la sangre que le corre por los dedos”.
–En julio de 2012 Abal Medina insiste en calificar a la oposición como “los profetas del desánimo”.
–En mayo del 2013 Aníbal Fernández califica al decreto de Macri como “torpe, de alcahueterismo clarinesco”; en abril califica a mi programa televisivo como algo que “envenena”. En enero “Lavagna es un pavote”, dice, y “Pinti un señor que hace humor de dudoso calibre”.
Más recientemente, Sergio Massa se cruza con el periodista oficialista Fernando Amato de CN23 y le envía saludos a su editor: “Decile a Spolsky que si no le gusta vivir en Tigre que se mude”.
Moreno, a su vez, reparte llaveros diciendo que Massa “es un boludo”, y en julio de este año protagoniza un escándalo en la embajada americana gritándole a Silvia Naishtat que tiene las manos manchadas con sangre. En febrero de este año Andrés Larroque le grita a Laura Alonso “¡Callate atorranta!”, y Francisco de Narváez dice que Néstor “eligió morirse antes de perder una elección”. En mayo Aníbal Fernández escribe un tuit sobre Nicolás Wiñazki, donde lo llama “alcahuete, burro a sueldo, tarado, burro y mala leche”.
En la vertical de la escena, los receptores del mensaje lo imitan en sentido contrario: en las redes sociales se populariza “los KK” para hablar del Gobierno, circulan cadenas de mails diciendo que Cristina no es abogada, o que Néstor no murió. El Gobierno, por su parte, organiza grupos de cyber K con fondos públicos de origen reservado, y las redes arden. Sólo en 2012 FOPEA registró, en el caso de la prensa, 172 agresiones, un 41% de incremento sobre el año anterior. De ese total, un 26% fueron físicas y un 22% amenazas de muerte. Respecto al origen: desconocido en un 42%, funcionarios municipales 21%, propietarios de medios 16%, funcionarios provinciales 12%, activistas sindicales 9% y 8% militantes políticos.
La Grieta tiene protagonistas múltiples.
No sé cómo se lo verá desde Cricklewood, pero desde el barrio de Retiro da la sensación de que dos media Argentina no hacen una Argentina entera.
Investigación: JL / María Eugenia Duffard / Amelia Cole
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