Era un sueño, como el de "Cristina eterna" que había planteado Diana Conti y reconocieron otros hiperkirchneristas después. O un fantasma que asustaba a los votantes y le jugaba en contra, según el análisis del filósofo de Carta Abierta Ricardo Forster. Sueño o fantasma, el proyecto de la re reelección de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchnerparece haber quedado sepultado por el golpe que recibió el Gobierno en las elecciones primarias de ayer.
"Quedó despejado el fantasma de la re reelección", sentenció en diálogo con radio La Red el filósofo K, candidato a diputado en la lista que encabeza Juan Cabandié y uno de los que esta mañana estaba poniéndole la cara a los resultados por distintas radios (que atribuyó, entre otras cosas, a "errores y problemáticas de comunicación" y a "un daño muy fuerte generado en los medios por el tema de la corrupción").
En un análisis en el que primereó por Twitter el piquetero Luis D'Elía y detalló la propia Cristina en el que se convirtió en el único discurso oficialista de anoche, el kirchnerismo intentó mostrarse ganador por ser la fuerza que más votos sacó si se computan los sufragios de todo el país.
El Gobierno hizo a nivel nacional la peor elección desde aquel 22% inicial de Néstor Kirchner en el 2003: esta vez, sacó en el país un 26,31% (frente al 30,67% de hace cuatro años) y terminó primero en sólo nueve provincias. Además, el Frente para la Victoriavolvió a ser superado en Buenos Aires; en Mendoza sufrió una paliza a manos de Julio Cobos, nombre maldito en el relato K; y, como fuerza, terminó tercera en la Ciudad de Buenos Aires (donde, igual, le fue mucho pero que en 2011 pero mejor que en 2009) y Mendoza, y cuarta en Córdoba.
Pese a lo que plantearon más de una vez otros dirigentes oficialistas, Forster insiste con que la re reelección "no estaba en el horizonte". Y, optimista, cree que el adiós a ese "fantasma" beneficiará al Gobierno en las elecciones de octubre, junto con el hecho de que en las PASO hay electores que votaron "con mayor libertad" que en las elecciones de octubre, cuando los porotos cuenten para entrar efectivamente al Congreso.
Lo cierto es que todo indica que en octubre, y salvo en algunos distritos puntuales, el kirchnerismo estaría más cerca de perder que de ganar bancas. Y mucho más lejos de incrementarlas lo suficiente como para poder convocar desde el Congreso a una reforma constitucional que abra la puerta a la re reelección presidencial.
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