A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 26 de abril de 2024

ANIBAL PONE ABOGADOS EN EL CASO NISMAN


Por Hector Gambini

La causa que investiga el asesinato del fiscal Alberto Nisman (18 de enero de 2015) tiene varias derivaciones en tribunales. Una de ellas es la que analiza las acciones que se tomaron para entorpecer y desviar la investigación que encabezaba la fiscal Viviana Fein.

En este expediente conexo se investigan hechos derivados del poder político (funcionarios de Cristina Kirchner), de la SIDE (su director era Oscar Parrilli) y de la Procuración General de la Nación, entonces a cargo de Alejandra Gils Carbó.

Las acciones investigadas tenían tres objetivos principales: desprestigiar a Nisman inmediatamente después de muerto, instalar rápido la idea de que se había suicidado y vigilar a la fiscal Fein para estar alertas sobre cualquier cambio de rumbo en la marcha de la investigación que pudiera afectar al gobierno de Cristina.

Están bajo la lupa ocho personas, entre ellos Parrilli, Gils Carbó y el área de comunicación de su gestión, el ex jefe del Ejército y de la inteligencia paralela, César Milani, y el entonces secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández.

¿Qué pasa con esta causa? Tras oír los testimonios de más de 50 espías de la SIDE, el fiscal Taiano le pidió al juez Ercolini informes sobre las comunicaciones de los funcionarios sospechados desde un año antes del crimen -cuando Nisman ya investigaba a Cristina Kirchner por el Pacto con Irán- hasta un año después.

Apenas se libró el oficio a las telefónicas, hace pocos días, dos abogados se presentaron al juzgado pidiendo acceder al expediente y ver los resultados de esos informes, cuando estén concluidos.

Pablo Hawlena Gianotti y Alex Zlatar entraron a la causa en nombre de Aníbal Fernández.

Así, Aníbal es el primer funcionario de Cristina en poner defensores en el caso que investiga la muerte de Nisman.

El abogado Hawlena Gianotti había defendido a uno de los imputados por el caso de los contratos truchos en la Legislatura de Entre Ríos, cuyo sospechoso mayor era el secretario del Senado, Juan Pablo Aguilera, cuñado del gobernador kirchnerista Sergio Urribarri.

Un caso calcado al de “Chocolate” Rigaut en la Legislatura bonaerense, pero en Entre Ríos, cuya investigación llegó mucho más lejos que el aletargado caso de La Plata: será elevado a juicio con 32 imputados.

Curiosamente, la causa Nisman ya tiene una conexión con Entre Ríos: dos militantes de Urribarri que fueron funcionarios provinciales le enviaron al fiscal que investigaba a Cristina un virus troyano a su celular para tratar de espiarlo. Uno de ellos tenía una clave de la SIDE.

Ahora, mientras el juez espera estos nuevos informes sobre los días en que Nisman apareció muerto, Aníbal ya está adentro del expediente.

En Comodoro Py causó sorpresa la velocidad de la presentación: nadie sabe cómo, pero Fernández supo de inmediato que analizarían sus llamadas y mandó a sus abogados.

Está en su derecho.

Tras ser elegido senador en 2011, Aníbal Fernández había regresado al gobierno de Cristina el 18 de diciembre de 2014.

Dijo entonces que lo convocaban “por ser un wing izquierdo habilidoso”.

Al mes de asumir, un incendio en la Casa Rosada borró todos los registros de entradas y salidas de la época en que se negociaba el Pacto con Irán.

Como no hubo denuncia judicial, las causas del incendio nunca se investigaron.

La seguridad del edificio estaba a cargo de un militar de Milani que dependía de Aníbal Fernández.

El gerente de la empresa que proveía el software y nunca reconstruyó el material perdido era Carlos Martinangeli, amigo de Aníbal y compañero de gestión en la comisión directiva del club Quilmes.

Sólo 30 horas después de aquel incendio -que el gobierno mantuvo oculto durante meses-, Nisman fue hallado en su departamento con un tiro en la cabeza.

jueves, 25 de abril de 2024

EL PRIMER TIMBRE SONÓ EN LA ROSADA


 Por Eduardo Van Der Kooy

De todos los desafíos políticos y callejeros que Javier Milei ha debido enfrentar y enfrentará en lo inmediato en apenas cuatro meses de poder, la marcha universitaria ha sido por lejos la más trascendente. No sólo por su dimensión y las consecuencias que podría acarrear en el futuro. Además, porque se trata de un asunto, la educación pública, que atraviesa de modo transversal a la sociedad y a las ideologías. Siendo mezquinos, incumbiría incluso a buena parte de la base electoral libertaria, muy anclada en los menores de 30 años. Como remate, se estaría desnudando de nuevo falencias de gestión del Gobierno que contó con varias instancias para que el conflicto no escalara como lo terminó haciendo.

La marea humana que caminó ayer por el Centro de la Ciudad y varias provincias encerraría un valor cualitativo de las cuales carecen las protestas de la Confederación General del Trabajo (CGT) y las organizaciones sociales, que se repetirán la semana próxima. El problema del Gobierno es que observa todo lo que está fuera de su comarca con el mismo cristal. Sin un mínimo matiz. Lo sintetizó el ministro del Interior, Guillermo Francos, un hombre mucho más abierto que otros libertarios, cuando expresó que los que manifestaron en la calle serían “los que no la ven”. Tal vez, estarían viendo otra cosa.

Es cierto que el Gobierno contó con la colaboración de viejos dinosaurios de la política. Aquellos que hicieron mucho para degradar la educación en todos sus niveles. El respaldo o la participación en la marcha de Cristina Fernández, Pablo Moyano, Sergio Massa o Axel Kicillof, entre tantos, le dio argumentos al oficialismo para intentar explicar que se trataba de solo una movida opositora. “Raro”, dijo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Los organizadores, nucleados en 70 universidades nacionales, tuvieron la inteligencia de “despartidizar” y ocupar la vanguardia de la movilización. Con docentes y alumnos con un libro en la mano como emblema. Perdieron esa prolijidad arriba del palco donde los rectores quedaron en un segundo plano ocultos detrás de personalidades que atizan el pasado reciente.

El Gobierno no habría hecho ni siquiera una introspección para tratar de comprender cabalmente la raíz del problema que está enfrentando. Muchos de sus más importantes funcionarios se formaron en la educación pública. Luis Caputo, el ministro de Economía es uno de ellos. Victoria Villarruel, la vicepresidenta, egresó de la carrera de Derecho y Ciencias Sociales de la UTN (Universidad Tecnológica Nacional). Continuidad de la vieja Universidad Obrera Nacional. Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, se graduó en la Universidad de San Martin. El jefe del bloque del Senado, el riojano Julio Pagotto, se recibió en la Universidad de Córdoba cuando militaba, joven, en el Partido Socialista de los Trabajadores.

Esos ejemplos –y tantos otros—podrían servir quizás para que el Presidente resulte más generoso en su construcción intelectual del pleito. No existen solo negocios turbios, como aseguró, en el ámbito universitario. Tampoco se impone un adoctrinamiento inviolable con fines totalitarios. Bullrich nació en la izquierda peronista y hoy está donde está, después de varias escalas. Pagotto supo creer en la izquierda radicalizada y ahora se abraza a las ideas de Milei.

Algunas distorsiones, sin embargo, suceden. Los 16 años de kirchnerismo empeñados en lo que llamó la “batalla cultural” que ahora pretende replicar Milei desde otro extremo ideológico, permeó en estamentos estudiantiles por la participación entonces de una juventud militante que ya envejeció. Se derramó, en especial, en carreras humanísticas y en establecimientos del conurbano. Constituiría un error práctico y político, como lo hace el mandatario, englobar todo en una única calificación. También promover insultos o acciones temerarias (retuitear la foto de una universidad bajo fuego) contra aquellos que salen en defensa genuina de la educación pública.

El fenómeno transcurre, y pareciera no observarlo, en sus propias filas. Dejemos a los bloques colaboracionistas opositores del Congreso Nacional. En la Legislatura de Buenos Aires nueve diputados libertarios emitieron un documento en respaldo a la marcha, en defensa de la educación pública y su financiamiento. Todos fueron electos en las listas de La Libertad Avanza, pero formaron un bloque aparte (Unión Renovación y Fe) cuando el mileismo resolvió un acercamiento con el PRO.

En la batalla dialéctica previa durante la cual el mileísmo prevaleció por su presencia, esos resultados parecieron no verse reflejados en la manifestación. El Gobierno consideró que la discusión sobre financiamiento estaría saldada cuando, con mucha demora, concedió otro 70% de incremento a los fondos para el funcionamiento respecto del 2023. En suma, un total del 140% cuando la inflación rozó los últimos 12 meses el 280%. Hay con evidencia un desfase que pudo haber sido sorteado si hubiera existido gestión y voluntad política.

La narrativa oficial, finalmente, pareció sucumbir frente a un postulado que lanzó días atrás Ricardo Gelpi, el rector de la UBA. “Si no hay dinero no nos va a quedar otra que cerrar”, aseguró. Esa idea caló en la mayoría de la gente, de cualquier edad, y fue el combustible que ayudo a motorizar la marcha y a incinerar, de paso, la catarata de advertencias del Gobierno. Los testimonios con dicha creencia se multiplicaron durante la movilización. Importa poco si fue una exageración. Alumnos y docentes de Universidades privadas terminaron también por adherir.

El déficit político del Gobierno quedó en evidencia en dos planos. Otra crisis se abrió en el Ministerio de Capital Humanos que dirige Sandra Pettovello. La mujer es la encargada de la relación con las universidades. Su segundo, Maximiliano Keczeli, renunció horas antes de la marcha estudiantil y docente. Pettovello tuvo pasos en falso. Anunció un acuerdo con la UBA, desmentido por la institución, cuando aumentó la partida para el funcionamiento. Hace 48 horas volvió a otorgar un incremento con la vana esperanza de diluir la manifestación. Convocó a una cumbre con los rectores para el martes que viene. Todo fuera de foco.

Otro problema estuvo en el ministerio de Seguridad. Presionada por el Presidente, Bullrich sostuvo hasta último momento la posible aplicación del protocolo anti piquetes. Quizás como estrategia disuasoria. Ni bien observó el primer flujo de gente en la Plaza de los Dos Congresos resolvió solo un operativo de custodia sin afectar el desplazamiento de los manifestantes por las calles.

Al sentido común se sumó un debate que se había abierto en las últimas horas con el gobierno de la Ciudad. Jorge Macri no quería ningún problema en un distrito en el que recién empezó a gobernar. Donde muchos de sus votantes también están entre los porteños que manifestaron. Menos lo quería cuando los libertarios, de la mano de Karina Milei, iniciaron su desembarco en ese territorio pensando en las legislativas del 2025.

Lo que le aguarda a Milei en la calle los próximos días (paro de ATE, movilización del 1 de mayo, huelga general de la CGT el 9 de mayo) difícilmente tenga comparación cualitativa y cuantitativa con la movilización de docentes y estudiantes. El secreto radica en cómo el Gobierno procesará esta novedad política. El primer timbre acaba de sonar en la Casa Rosada.

miércoles, 24 de abril de 2024

FLORECE UN CONVENTILLO LITERARIO


Por Eduardo Van Der Kooy

Es posible que Javier Milei haya observado su primera curva peligrosa en el camino que viene transitando frenéticamente desde diciembre. La sinuosidad pondrá a prueba su condición de intrépido. Se jacta de que nunca frena y siempre acelera. El desafío no tiene que ver ahora con “la casta”. Con ella habría establecido un paréntesis para ver si consigue romper el invicto que mantiene en los cuatro meses largos de poder: no logró que el Congreso le apruebe una sola ley. El problema empieza a afincarse en la población, donde se multiplican los dolores derivados del durísimo ajuste económico.

Convendría realizar una disección. Los sectores que no lo votaron en el balotaje son para el Presidente, al menos por ahora, una causa perdida. El dilema reside en su propia clientela que se mantiene fiel, en buena medida, por el espanto que el kirchnerismo, los sindicatos y los movimientos sociales generan cada vez que asoman su cabeza en la escena pública. El votante mileísta también sufre con los apretones al bolsillo. Una pregunta realizada por la empresa ARESCO en ese universo refleja aquella realidad. El 42% de los consultados opina que la continuidad del ajuste debería realizarse de manera más gradual. En especial, con la actualización de los servicios y el transporte. Respiro para la motosierra.

Ese cuadro podría explicar la última gran batalla de Milei. Su voluntad además de esconder, sin demasiado complejo, el tradicional endiosamiento del mercado. El Gobierno, es decir el Estado, intervino sin disfraz para detener los aumentos en las empresas de medicina prepaga, donde se acostumbra a atender a poco más de 7 millones de argentinos. El desarreglo dogmático intentó ser compensado con la demonización del sector y, en particular, de un empresario, que se acogieron a la desregulación establecida en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) fundacional de la gestión libertaria que, salvo en el plano de la reforma laboral, conserva plena vigencia.

El Gobierno no se ruborizó por haber tenido que quemar otros papeles. Días atrás la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, advirtió que los libertarios apuntaban a la destrucción de la clase media. Esa agrupación había presentado en enero una denuncia en la Justicia y ante la Defensa de la Competencia destapando la “cartelización” de las empresas de medicina. El Ministerio de Economía recogió el recurso originado en “la casta” para obligar a retrotraer a los valores de diciembre las cuotas de siete prepagas. En simultáneo, presentó una cautelar contra otras diez.

Luis “Toto” Caputo aseguró también que aquellas empresas le estaban declarando la guerra a la clase media. Abrazo inimaginable con Carrió. Se expuso a una fricción interna que ocultó el alboroto causado por la medida de la gestión libertaria. La desregulación de la economía estampada en el DNU fue confeccionada por Federico Sturzenegger, ministro sin cartera de Milei. El ex titular del Banco Central con Mauricio Macri se ocupó de aclarar que no comparte el criterio de la intervención.

Las empresas de medicina prepaga venían acostumbradas a desempeñarse en un mercado altamente regulado. Que tuvo un pico, por razones políticas y electorales, durante la gestión de Alberto y Cristina Fernández y Sergio Massa. Su comportamiento no resultó demasiado distinto al de otros sectores económicos. El Gobierno descubrió después de los aumentos que aquellas empresas no habían competido y se habían “cartelizado”. ¿No sucede algo similar, acaso, con las empresas petroleras? . Una aumenta el combustible y le siguen las demás.

El dogmatismo hizo trastabillar al Gobierno. También su posible candidez acerca de que con un DNU podría ordenarse de golpe una economía tutelada que se remonta al siglo pasado. Valdría la pena reparar en una comparación. Las prepagas se despacharon con incrementos del 165%. Las combustibles escalaron un 166% y las tarifas del transporte un 191%. Sobre estos sectores no se estableció ningún límite. Las empresas de medicina no podrán superar ahora el 70% de actualización.

El intervencionismo posee explicaciones. La acumulación de aumentos –nadie puede privarse de atender su salud—estaría extremando la tensión en un sector social que en forma mayoritaria se inclinó en las elecciones por Milei. Además, en el trimestre en curso llegará el sinceramiento en las tarifas de gas, luz y agua. El combo podría colocar en peligro el objetivo del Gobierno que mantiene vivas las expectativas sociales: el descenso de la inflación. En el Gobierno sostienen que la de abril podría rozar un dígito. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) habría sido más rápido del esperado. El Tesoro de EE.UU. calificó de impresionante ese proceso. El interrogante es si resulta sustentable a largo plazo.

Milei está atento a los detalles que puedan rozar la confiabilidad de su clientela electoral. Va por el impuesto a las Ganancias en el paquete fiscal que llegó al Congreso –también bienes personales-- porque no tiene otra manera de compensar los brutos recortes que hizo a las provincias. Cada vez que se le escurre una liebre sale a la caza. Había denunciado que los Registros Automotores eran curros de “la casta”. La semana pasada Mariano Cúneo Libarona, el ministro de Justicia, dispuso en el sector incremento de aranceles que trepaban hasta el 320% por cada transferencia de un vehículo nuevo o usado. La pésima repercusión entre sus votantes forzó la marcha atrás.

Se impone un interrogante: ¿el sapo debió tragarlo Milei finalmente en el Senado? . Allí una mayoría de la oposición votó a mano alzada y sobre tablas el aumento de las dietas que semanas atrás debió desestimar después del escándalo que sacudió al Poder Ejecutivo. Fue cuando Victoria Tolosa Paz, la diputada kirchnerista, reveló que el Presidente y sus ministros habían actualizado subrepticiamente sus salarios. Milei dijo que lo ignoraba “porque nadie se fija en lo que cobra”. Hizo rodar la cabeza de tres funcionarios y dejó todo sin efecto.

El episodio en el Senado tuvo una hechura espuria e involucró como cuerpo a todos los presentes. Aun a aquellos que no convalidaron un incremento de las dietas que empequeñeció el salto de las empresas de medicina prepaga. La sesión se realizó por una necesidad expresa del Gobierno. La aprobación de los pliegos de ocho embajadores. Sobre todo, los de Gerardo Werthein en Estados Unidos y el rabino Axel Wahnish en Israel. Señales para el alineamiento que pretende Milei en su política exterior.

Victoria Villarruel, la vicepresidenta, se ocupó de recolectar los votos para consumar aquella tarea. La mujer cuenta apenas con 7 senadores propios. ¿Dio vía libre, a cambio, al aumento de las dietas?. ¿Sabía Milei que eso iba a suceder?. ¿Podría incluir la componenda alguna de las leyes que el Gobierno requiere con urgencia y llegarían de Diputados?. Enigmas que sólo podrán dilucidarse las próximas semanas.

Estaría claro que si existió tal compaginación algunos hilos quedaron sueltos. Los tuiteros de Santiago Caputo ametrallaron a Villarruel no bien se divulgó el aumento de las dietas. La vicepresidenta salió a explicar que técnicamente no estaba en condiciones de impedirlo. Tuvo razón. Aunque haya permitido una votación relámpago en la cual no se pudo saber si existieron los 48 votos necesarios para aprobar el proyecto de aumento que propuso el peronista Juan Carlos Romero. Lo firmaron todos los jefes de bloque. Incluso La Libertad Avanza.

Milei pretendió demostrar que solo “la casta” se había comportado sin decencia. Debió rectificarse. El PRO no votó. Los radicales lo hicieron divididos. Todos formaron parte de un pacto que alumbró una votación casi clandestina. ¿Por qué razón ningún libertario o algún macrista pidieron la palabra para dejar establecida su disconformidad?. Sarasa, habría dicho el ex ministro Martín Guzmán.

La historia posee otro costado traumático para el oficialismo. La difícil convivencia entre Milei y Villarruel, amortiguada por el acuerdo de convivencia al que arribaron. No sucede lo mismo con Karina, la hermana del Presidente y secretaria general, con Martín Menem, el titular de Diputados o el joven Caputo, capo de la comunicación oficial. Allí existe una divisoria de aguas.

La diáspora tiende a expandirse. Karina había desplazado a Ramiro Marra, viejo amigo de su hermano, de la conducción del bloque en la Legislatura porteña. Colocó en su lugar a una pupila suya, Pilar Ramírez. A raíz del escándalo en la Comisión de Juicio Político en Diputados, que por influencia de Karina y Menem terminó con la ruptura del bloque libertario, los legisladores porteños repusieron a Marra en su cargo y desplazaron a Ramírez.

Se advierten en el oficialismo signos inequívocos de desarmonía. Incapacidad para que cada negociación no se convierta en un pobre espectáculo político. En comidilla de “la casta”. La diputada Marcela Pagano debió ser internada por una descompensación luego de resistir, directa o indirectamente, una presión de Karina y Menem para que desconozca el acta que la consagró en Diputados titular de la comisión de Juicio Político. La legisladora propuso otras formas de solucionar el conflicto que resultaron desechadas.

Todo sucedió en paralelo a una visita de Karina y Menem a Salta donde estuvieron con el gobernador Gustavo Saénz. Anunciaron la oficialización de La Libertad Avanza en la provincia y su consagración como partido nacional. Las riendas quedarían a cargo del titular de Diputados.

Pagano fue literalmente amenazada. Al estilo de “la casta”. O peor. Algún demonio puede haber desertado de las Fuerzas del Cielo que suelen cuidar la estrella de Milei.

lunes, 22 de abril de 2024

Belocopitt, el empresario que se volvió rico en un sector que se volvió pobre


 Por Ricardo Roa

Podríamos empezar por la carta de Milei a los empresarios, que parece escrita mitad por el Papa y mitad por el rabino que Milei envía de embajador a Israel. Lo merecería. Pero la cucarda de la semana se la lleva el gran circo en el Senado. Mejor dicho, los senadores que se armaron un salariazo que pretendió ser clandestino. Es gente grande y, en general, preparada, ¿cómo pensaron que nadie se iba a dar cuenta? Ganan, o ganaban, menos de lo que debieran. Incluso menos que algunos de sus asesores. Pero la movida habría sido menos costosa y más honorable si hubieran salido a defenderla. Argumentos para mejorar el sueldo no les faltaban, aunque ponerse siete millones en una economía donde los salarios se hacen polvo, inevitablemente iba a provocar puteadas en cantidad. Que es lo que pasó.

El circo del Senado fue tan grande que le pasó el trapo al escándalo de las prepagas. El Gobierno les abrió el grifo de los aumentos y se tiraron de cabeza. Es cierto que venían cascoteadas. No todas: ya vamos a hablar de Claudio Belocopitt, que, aprovechando la crisis del sector y la ayuda de su amigo Sergio Massa, compró todo lo que tuvo a tiro. Pero el resto venía con la lengua afuera, con tarifas atrasadas que no le permitían cubrir los costos y viviendo de parche en parche como la crítica reducción de servicios y los copagos.

Pero a todos se les fue la mano y mal, diría el Toto Caputo. Ejemplos: Galeno se mandó con un 164% y Swiss Medical y Medicus, de Belocopitt, entre 153 y 163%. Fue justamente Caputo quien cantó no va más cuando recibió una factura de su prepaga por $ 740.000. Se la mostró sorprendido al jefe de gabinete Posse y al ministro de Salud Russo y se acordó de que en Economía hay una secretaría de Defensa de la Competencia donde podían colar contra las prepagas el argumento de la cartelización, aunque si hay algo que sobra son las cartelizaciones.

El recule del gobierno encaja con algo más que con la indignación de Caputo: el aumentazo afecta fundamentalmente a sus votantes. Las prepagas tienen unos 7 millones de afiliados. No son una feria con muchos puestos: son un puñado de empresas que incluyen hospitales de colectividad (Alemán, Italiano) sin fines de lucro. Todas con afiliados, clientes, muchos de los cuales cautivos: los mayores, que por serlo tienen restricciones reales para cambiar de prepaga, los que tienen enfermedades caras y declaradas que ¿quién los afilia? Y ni hablemos de los jubilados, con los ingresos congelados por el gobierno y, para peor, llegado el caso, enfermos.

Fue una gran simplificación, o una ingenuidad así de grande abrirle las puertas de par en par para que aumentaran de un saque lo que quisieran, sabiendo todo el mundo que venían de años con las cuotas manejadas por el gobierno. Pum y repum para arriba y a ajo y agua: a joderse y aguantarse.

En el gobierno tardaron cuatro meses en darse cuenta de que la salud no es la Coca, que si aumenta se pasa a otra gaseosa y sanseacabó. ¿Quién se creyó que es así de fácil dejar al médico de años, que lo conoce a uno mejor que uno mismo?

El famoso DNU habilita pasarse ya de las obras sociales a las prepagas. Había que esperar un año y encima cruzar obligatoriamente por una obra social puente, como un broker trucho de los seguros de la corrupción que están ahí, en el medio, sólo para recaudar retornos. Las prepagas chochas, pero el DNU ordena algo que desató la ira de Belocopitt, principal lobbysta del sector por su íntima relación con Sergio Massa y el kirchnerismo. Las prepagas deben contribuir ahora al Fondo Solidario de Redistribución.

Hace falta poner números para entenderlo. Los trabajadores aportan a su obra social un 3% de sus salarios. Otro 6% aportan las empresas. Y un 15% de ese 9% va al Fondo, que cubre los tratamientos más costosos. Aunque no aportan, las prepagas reciben subsidios del Fondo. En 2023 Swiss Medical cobró dos mil millones de pesos.

Perdón por otras cifras. El Gobierno dice: las prepagas deben derivar al Fondo el 20% de la diferencia entre el 9% (aportes de los trabajadores sumados al de los empresarios) y el costo de la cuota de la prepaga. El porcentaje se está renegociando.

Belocopitt, que hasta hace unas horas presidía la Unión Argentina de la Salud, la cámara de las prepagas, denunció años atrás a su rival OSDE (que es prepaga y obra social a la vez, una rareza) por no pagar al Fondo. La denuncia le costó a OSDE unos $ 8 mil millones de 2017.

Por la bronca-batifondo con Milei, Belocopitt tuvo que renunciar. El sector salud se ha desfinanciado pero a Belocopitt le va recontra bien. Cosas de saber tener el palenque ande irse a rascarse. Como a Otero, el zar del Tabaco que no paga impuestos o Martínez Sosa, el de los seguros estatales en bandeja de Alberto Fernández.

Belocopitt es un financista: hace plata con la plata de la salud. Ni bien terminó el secundario en la Escuela Del Sol, luego de pasar por el Carlos Pellegrini, se metió a trabajar en una mesa de dinero. Eran años de la plata dulce de Martínez de Hoz. Básicamente no cambio de rubro. Ahora tiene un imperio. Prepagas y también prestadora. Denuncia crisis pero no ha parado de comprar empresas. Hizo muchísima plata con la pandemia, recaudando puntualmente las cuotas sin tener casi que gastar en servicios. Tiene financieras y tiene Swiss, y compró la mitad del Instituto Cardiovascular Buenos Aires.

También parte de Medicus. De antes sumó Optar Nubial, Medicien, Qualitas y Docthos. Además de un par de prestadoras en Uruguay y sanatorios en la Ciudad (como Los Arcos o la Maternidad Suizo) y en el interior. Y construye, a todo trapo, en Nordelta, un mega sanatorio de 24.000 metros cuadrados. Según El Cronista, de 80 millones de dólares con tutti li fiocchi. La cita al El Cronista no es ociosa. También es uno de sus dueños al ser el accionista mayoritario de América TV, de Vila-Manzano, como él mismo notorios amigos de Massa.

La casta no se rinde, por eso la culpa siempre será del periodismo. Culpable de la semana: Lanata, que acusado por Milei de ensobrado, le presenta juicio. ¿Qué juez sale? Lijo. Justo Lijo, el de la polémica postulación de Lorenzetti y Milei para la Corte.

domingo, 21 de abril de 2024

Demichelis y Martínez se vuelven a encontrar después de aquel abrazo que escondía una puñalada


 Por Maximiliano Benozzi

Si bien aseguran tenerse respeto y buena onda entre sí, luego el último Superclásico hubo chispazos. Y en la antesala de un duelo trascendental, en el que uno seguirá el camino en la Copa de la Liga y el otro no, Martín Demichelis y Diego Martínez vuelven a estar frente a frente e inevitablemente uno quedará herido.

“Martínez es un técnico que aprecio y respeto, está en la búsqueda y no me metería en su análisis y planteo, pero si yo terminara con siete defensores no estaría respetando la historia de River. Nosotros con el empate no estamos contentos", lanzó Micho en la conferencia de prensa posterior al último Superclásico, que se disputó el 25 de febrero en el Monumental y terminó igualado 1 a 1.

El técnico de River quiso enviar un mensaje interno y sacar crédito de su idea de ir al frente, pero, indirectamente le envió un duro mensaje a su colega, el cual, según pudo saber Clarín, no le cayó nada bien a Martínez.

"Los cambios no fueron defensivos sino para hacer esa búsqueda que intentamos durante la semana y es muy valorable, ya que el equipo siguió creyendo luego del empate. Y valoro lo que hizo el equipo antes del gol, más allá de la presión que metió River tuvo la personalidad para plantarse en esta cancha", explicó el ex entrenador de Tigre.

Y días después se refirió puntualmente a lo que había expresado Micho sobre su persona: "Creo que no estuvo bien, no lo comparto. Pero también hubo un mensaje suyo de manera privada en el que me pedía disculpas si había sentido un ataque hacia mí".

A pesar del malestar que le generó esa declaración, Martínez después fue componedor y señaló: "Los equipos de Martín (Demichelis) me generan buenas sensaciones, son equipos protagonistas. Nosotros tenemos una búsqueda que es nuestra y tenemos cosas en común".

En definitiva, se trata de dos entrenadores jóvenes (Micho tiene 43 años y el Gigoló, 45) y modernos que están en la búsqueda de construir grandes historias con los dos colosos del fútbol argentino. Y que rápidamente ya quedaron atrapados en la presión de un mata-mata, el cual no va a definir su futuro inmediato, pero sí puede marcar e incidir en el camino que sigan recorriendo. Entonces habrá que ver cuál es la reacción de ambos estrategas ante el agobio que provoca el resultado. Y cómo reaccionarán tras el encuentro, en el que uno de los dos celebrará y el otro se lamentará.

En cuanto a los antecedentes, a ambos les fue bien contra el rival. Desde que llegó a la dirección técnica de River, Demichelis no perdió ante Boca. De tres encuentros, ganó dos (uno en el Monumental, por 1 a 0 y el otro en la Bombonera, 2-0) e igualó uno (1-1), el último en Núñez.

En tanto, en su debut en un Superclásico, salió indemne de Udaondo y Figueroa Alcorta con el empate pero ya sabe lo que es ganarle a River. Lo hizo con Huracán, en el Monumental, en la última Copa de la Liga, con un triunfo 2-1 sobre el equipo de Demichelis y también fue 2-1 la victoria con Tigre en los cuartos de final de la Copa de la Liga 2022, al conjunto dirigido por Marcelo Gallardo.

Curiosamente, en ese certamen, Martínez llegó a la final con el Matador y cayó ante Boca en el Kempes, el mismo escenario en el que este domingo, ahora como entrenador Xeneize, volverá a verse las caras con River y con Demichelis, con quien viene de sacarse algunos chispazos, a pesar de la simpatía que dicen tener entre sí.


martes, 16 de abril de 2024

La hermana del presidente, su influencia y la desconfianza del PRO


Por Eduardo Van Der Kooy

 Parece existir una fórmula, combinación de protocolo y de política, que impera en cada audiencia de Javier Milei. El Presidente recibe siempre al anfitrión, pero no bien lo saluda se corre para que haga lo mismo su hermana, Karina Milei. Llama la atención que responda en plural cuando le preguntan como está. “Estamos muy bien”, contesta, con la intención de permitir participar en el juego a la secretaria general.

La mayoría de las veces, luego de la presentación, Karina se retira y deja solo al Presidente. Sobre todo, si la agenda incluye temas económicos-financieros, empresarios o algún contacto político de primerísimo nivel. Una excepción: el 95% de las reuniones del mandatario no tienen que ver con eso. De allí se podría inferir la influencia que ejerce su hermana: talla en todos los cónclaves libertarios, también en los que Milei suele sostener con un puñado de ministros. O algún contacto con dirigentes partidarios de otra fuerza. En alguna de esas tertulias se filtra además Santiago Caputo, el numen de la comunicación mileísta a través de las redes sociales.

En la radiografía de la estructura del poder de estos primeros cuatro meses del Gobierno se podrían descubrir tres segmentos. Milei en la cima. Karina prácticamente en un nivel similar. Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, y Guillermo Francos, el ministro del Interior, bastante por debajo de aquellos. Para ocuparse de la gestión política cotidiana que el mandatario aborrece. Una verdadera novedad y extravagancia en los 40 años de democracia. Al principal político del país no le agrada la política. De allí su exitosa muletilla sobre “la casta”.

No se trata de la única curiosidad. El Presidente sigue cumpliendo con un precepto que un par de veces confió en la campaña electoral. “Uno siempre tiene que tener alguien a quien reportar. En mi caso yo reporto a mi hermana”, repite. Una subversión de las jerarquías políticas que se compensa por la confianza ciega que Milei posee en Karina. De lo cual podría colegirse la desconfianza que le despertarían casi todos los demás.

La secretaria general se corrió del medio en febrero cuando su hermano decidió retirar de Diputados la Ley Ómnibus que estaba siendo votada en particular. Ambos andaban por Israel. La mujer, en cambio, ahora desde Miami, tuvo injerencia directa en la mayor crisis interna que se ha desatado en La Libertad Avanza. Fue quien vetó la designación de la diputada bonaerense Marcela Pagano al frente de la Comisión de Juicio Político. Produjo la caída del titular del bloque Oscar Zago y entronizó al cordobés Gabriel Bornoroni, hombre de su riñón. Como consecuencia, el pequeño cuerpo libertario quedó fracturado.

Resulta interesante la hechura de esa crisis porque respondería con justeza a la configuración presente del poder. Pagano había recibido el aval de Milei (en dos ocasiones por teléfono) para liderar la Comisión de Juicio Político. Karina obró en un sentido contrario a través del titular de Diputados, Martín Menem, que desató aquel cisma. El Presidente acató, ratificó y continuó su gira por Texas para encontrarse con el magnate Elon Musk.

La crisis oficialista se desarrolló mientras Posse y Francos dialogaron con diputados opositores para terminar de pulir aspectos de la Ley Bases que Milei pretende tener sancionada antes del Pacto de Mayo convocado para el día 25 de ese mes. Aquellos funcionarios se encontraron además con la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) para acordar algo de la reforma laboral a cambio de que las paritarias sindicales no sean ninguneadas. Lo del nuevo paro nacional del 9 de mayo circuló por otro andarivel. A los legisladores colaboracionistas y a los gremialistas aquel conventillo libertario estuvo lejos de infundirles confianza. Todos observan que la administración funciona como si se tratara de compartimentos estancos.

Milei debió padecer un traspié adicional. El conflicto en Diputados fue manejado con una desprolijidad sorprendente. Una riña a cielo abierto de libertarios en la Comisión de Juicio Político que, en un momento, llevó a Pagano a agarrarse su cabeza con las manos. Unión por la Patria pretendió sacar provecho del escándalo y mantener la jefatura que hasta diciembre desempeñó Carolina Gaillard. Fue quien hizo todo lo posible, aunque en vano, para que prosperara el enjuiciamiento contra la Corte Suprema.

Martín Menem intentó abortar las deliberaciones de la Comisión con un mail que envió menos de cinco minutos antes que arrancaran. En su transcurso resolvió cortar tres veces la emisión por TV que dispone una señal del Congreso. Al día siguiente una periodista fue advertida sobre la imposibilidad de referirse a la pelea oficialista. El libertario correntino Lisandro Almirón cargó en la sesión contra Zago. “Nunca vimos una escena igual”, dijo un diputado que lleva encima varios mandatos. Espectáculo que “la casta”, con la cual se resiste a cogobernar el Presidente, no hubiera podido escenificar mejor.

Los sectores colaboracionistas de la oposición aseguran que la Ley Bases, más allá de las discordias ventiladas en el oficialismo, terminará por aprobarse. Aunque haya dos o tres puntos a debatir. Calculan que podría reunir entre 140 y 150 votos a favor. Probablemente a futuro deje de reinar la incondicionalidad. En especial dentro del macrismo. “No podemos hacer siempre la venia mientras 37 diputados de ellos se matan en público”, subrayó un hombre prominente del PRO. Quizás eso no alcanzaría para explicarlo todo.

A Mauricio Macri y a su primo, el jefe porteño Jorge, no le habría caído nada bien tampoco la avanzada de Karina en la Ciudad. La secretaria general lanzó días pasados el armado de La Libertad Avanza. Dejando en el camino, entre varios, al estoico legislador Ramiro Marra, histórico ladero de Milei. El ex presidente lo vivió como una deslealtad después de las varias conversaciones que tuvo con el líder libertario tras la victoria en diciembre. Su diálogo con el joven Caputo no remendó nada. Hay algo para tener en cuenta: el ingeniero estima que la Capital es un centro de gravedad para la supervivencia del PRO. Creería en la posibilidad de una convergencia con los libertarios. La competencia tendría otro significado. “Si las cosas les salen bien vendrán por nosotros”, conjetura un funcionario de la administración porteña. La provocación podría ser tal vez mayor. El desembarco de Karina no implicaría, al menos por ahora, la chance de su candidatura. Tampoco en Buenos Aires. Suponen que para esa jugada contarían con Patricia Bullrich. Dos años a cargo del Ministerio de Seguridad serían suficientes para la mujer. Si así sucediera, representaría el epitafio para el presunto acuerdo amplio a nivel nacional entre el PRO y La Libertad Avanza.

Todas esas especulaciones, cuando apenas han transcurrido cuatro meses de un gobierno débil con un líder fuerte, diluyen la frontera que Milei ha establecido con “la casta” como modo de instalar en el imaginario colectivo el nacimiento de un tiempo nuevo. “¿Coquetear con las legislativas del 2025 cuando todavía no se sabe qué ocurrirá en la Argentina en los próximos meses?”, interpelaba inquieto un funcionario libertario.

El Gobierno posee siempre algún golpe de fortuna que suele acompañar a los debutantes. La secretaria de Trabajo estuvo de espectadora 24 horas mientras un paro de colectivos complicó la vida de millones de personas. Tampoco Francos y Posse insinuaron alguna negociación cuando en el encuentro con la central obrera se enteraron de la próxima medida de fuerza. Los protagonistas del pasado que fracasó son un anabólico político para un gobierno que realiza un durísimo ajuste y todavía no cuenta con resultados para entusiasmar a la sociedad. El sindicalista más renovador de toda la grilla es el ferroviario Omar Maturano. Lleva apenas 30 años en la conducción del gremio. Los restantes lo superan con creces.

La decisión de la huelga, la segunda luego de aquella del 24 de enero, tuvo el beneplácito de todo el Consejo Directivo. Hubo dirigentes que empujaron más que otros: los casos de Pablo Moyano, el camionero, y Hugo Barrionuevo, el gastronómico. A ellos se les habría ocurrido la triada del paro junto con la marcha del Día del Trabajo y la manifestación prevista para el 23 de este mes por los estudiantes universitarios. Barrionuevo es el mismo que después de la victoria de Milei en el balotaje sostuvo que estaría “para ayudar y acompañar”. Antes, incluso, se había entusiasmado con financiar la campaña del libertario. Rey de casta.

El Gobierno enfrenta aquellos desafíos en paralelo con la carrera que la plantea la economía. Ha logrado objetivos con la macro (dólar, reservas, riesgo país) a costa de un fuerte deterioro de la micro. Eso tiene que ver con la producción, el consumo, el empleo. Variables que impactan de modo directo en el bolsillo de la gente. La contracción del consumo resulta notable en todos los rubros. Un 40% en electrodoméstico, 30% en automóviles, 30% en provisión de cemento. Signos inconfundibles de una profunda recesión. Habrá que observar cuánto demoran en equilibrarse aquellas dos grandes variables económicas para que el apoyo popular que conserva el Presidente no empiece a desgranarse.

Por el momento parece no suceder. La consultora ARESCO mantiene el nivel de adhesión a Milei similar a diciembre. Con rasgos llamativos. Entre los jóvenes menores de 30 años acumula un diferencial de 20 puntos a favor. El indicador baja algo cuando refiere al sexo masculino en general. Resulta neutro entre las mujeres. ARESCO retomó una medición que en los últimos meses había sido apartada: la credibilidad. El libertario sigue cosechando algo más de la mitad de las opiniones favorables.

Ninguna esperanza de que cese su metralla tuitera.