A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 3 de febrero de 2012

PERSONAJES SI LOS HUBO...DIDO SILVETTI

                                                                                         Por Roberto Vozza

Santiago, como muchas ciudades chicas del interior argentino, ha tenido sus personajes. Aquellos que por el destino que les marcó la vida se caracterizaron por algún rasgo físico, de personalidad o temperamento que los identificaba para ganarse de ese modo la simpatía o la curiosidad de quienes lo frecuentaban y recoger de ellos un sinnúmero de graciosas anécdotas que aun quedan en la evocación.
Baste con mencionar, por caso, y cada uno en su ámbito social, al “besador” Amílcar Moyano, al conductor de coches de plaza “Bola” Buitrago que le daba gaseosa al caballo porque le divertían sus eructos, al popular “Vilila”, excelente cocinero del Hospital Regional con sus  asumidos modos homosexuales pero no exento de gracejo  en sus decires ocurrentes ; y mas al centro, “Pucho” Salvatierra y sus cultas y espontáneas palabras o definiciones que lo ubicaron también en los primeros planos del contexto humorístico en el anecdotario santiagueño.
Y aquí surge ahora el perfil de otro singular personaje: Dido Silvetti.
Alto, delgado, de cara angulosa y gruesos bigotes que se ganó la simpatía popular como boxeador, maratonista, actor de cine – “Muerte Civil”- de teatro y fakir, siempre convencido de que podía asumir todos esos roles que se afanaba y ufanaba al representar cuando eran en realidad una jocosa parodia.
En la década del 50’ cuando el Inti Club montaba sus espectáculos boxísticos, no faltaron sus numerosos enfrentamientos como parte del espectáculo con otro personaje singular como lo fue “Kid Sungo”.
Aquellos “combates” que sostuvieron no fueron otra cosa que un show humorístico imperdible e inolvidable para regocijo de la concurrencia.
Cuando el atleta etíope Abebe Bikila ganó dos maratones olímpicas consecutivas en la década del 60’, Dido hizo el intento de imitarlo – tal vez mimetizando su biotipo con el del famoso atleta - en la clásica prueba pedestre  que anualmente hace disputar el diario “El Liberal”. Entonces fue de la partida y como Bikila, corrió descalzo. Claro, al kilómetro de lanzada la prueba debió desertar porque sus pies se llenaron de ampollas, hecho que para la concurrencia no dejó de ser un episodio revestido de humor.
Pero Dido – que residía en el populoso barrio 8 de Abril, a la vera del Río Dulce y se dedicaba a la cría y venta de porcinos – tuvo otra gran debilidad: el fakirismo.
Seguía con suma atención precisamente lo que hacian aquellos magos e ilusionistas que llegaban a Santiago para mostrar sus habilidades.
Por caso, Kakuma Blacamán, que se hacía enterrar vivo y encadenar adentro de un cajón de vidrio; Joe Carson, que se hacía pasar un auto por encima; Fu Man Chú, tragando sables de fuego; Tarabei, ayunando en la vereda del desaparecido cine Splendid; Tu Sam en la cancha de Estudiantes Unidos, metiéndose lámparas prendidas en el estómago, según lo recuerda Jorge Rosemberg en su original obra literaria “Zoco de la Buri Buri”.
Y Silvetti no solo que después los imitaba sino que los queria superar, ante el reidero de la gente, a lo cual el respondía seriamente diciendo: “ellos habrán hecho todo lo que hicieron aquí, pero ninguno lo que yo hice, porque soy el único fakir en el mundo que comió mierda”. 
Dido Silvetti murió hace unos años, pero sus anécdotas no quedaron en el olvido para muchas generaciones.

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