A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 31 de marzo de 2012

EL COLLAR

Leido en "DESAYUNO CONTINENTAL" . Enviado por JULIO MUÑOZ

El hombre que estaba detrás del mostrador, miraba la calle en forma distraída.
Una nena se acercò al comercio y apretò la nariz contra la vidriera. Sus ojos de color del cielo brillaron cuando vio un collar de turquesa azul. Entonces, entró en el negocio y pidió verlo.
-"Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?", consultò.
El dueño mirò a la niña desconfiado y le preguntò:
-"¿Cuánto dinero tenès?".
Ella, sìn dudar, sacò del bolsillo un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Lo colocó sobre el mostrador y dijo:
-"¿Esto alcanza?".
Eran apenas algunas monedas que ella exhibìa orgullosa.
-"Sabe -continuò- quiero hacerle este regalo a mi hermana mayor.
Desde hace años cuando muriò nuestra madre, cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Hoy es su cumpleaños y ¡se que estará feliz con el collar, que es del color de sus ojos!".
El hombre puso el collar en un estuche, lo envolviò con un papel vistoso y le hizo un moño trabajado, con una cinta dorada.
-"Tomà -le dijo a la nena- llevalo con mucho cuidado".
Ella salió feliz; corrió y saltó calle abajo.

Estaba por terminar el día, cuando entró en el comercio una chica muy linda, de cabellos rubios y maravillosos ojos azules. Colocó sobre el mostrador el envoltorio ya conocido, ahora deshecho, y preguntó:
-"¿Este collar fue comprado aquì?".
-"Si, señorita", respondiò el dueño.
-"¿Y cuànto costò?", insistiò ella.
-"Ah, no. . . -dijo el señor del negocio- el precio de todos los productos de mi tienda siempre es un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente".
La joven continuò:
-"Pero mi hermana tenìa solamente algunas monedas. . . ¿El collar es verdadero, no?. Ella no tenía dinero para pagarlo. . .".
El hombre tomò el estuche, rehizo el envoltorio con extremado cariño, colocò la cinta, lo devolvió a la chica y le dijo:
-"Ella pagò el precio màs alto que cualquier persona puede pagar.
Dio todo lo que tenìa".

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