A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 7 de julio de 2012

CUANDO EL PUERTO MIRABA A MARDEL DE REOJO


Un Lucho chou viejito
LO ENCONTRÉ CHUSMEANDO EN INTERNET.YA ME HABÍA OLVIDADO. es del BOLETÍN Nº 44 DEL MINTUR




“…nos íbamos en el tranvía de turistas a Mar del Plata…”


Oyéndolo, pausado, preciso, sentado en el gran salón circular del Gran Hotel Provincial,
mientras la gente ingresa, incesante, a la muestra-espectáculo “100 Años de Turismo
Argentino”, no cuesta ningún
 trabajo imaginar, por el vivo relato, a su padre, el
fabricante de los explosivos para volar de la cantera, la piedra que se transformaría en la
actual Escollera Sur del Puerto de Mar del Plata.
“Mi papá nació en Croacia, Zagreb, pero mi abuelo era nativo de Trieste, por eso el
apellido italiano” cuenta.
Y nos toma del brazo, con sus manos de largos dedos, mirándonos a los ojos:
“y yo nací acá, en Mar del Plata, en las barracas donde vivía el personal que trabajaba
en la construcción del puerto. Mi papá era dinamitero, había trabajado en Suiza
haciendo los túneles en los Alpes para los caminos…él era un especialista en dinamita,
fabricaba y cocinaba los cartuchos y tenía el polvorín ahí nomás, en la misma cantera
de donde salía la piedra. El llegó traído por los franceses que hicieron el puerto y acá
nací yo, el 13 de septiembre de l922, o sea que calcule los años que tengo…” Estoy bien,
pero tengo artrosis de caderas, pero de acá (señala la cabeza) estoy bien y me acuerdo
de todo.”
Coqueto, no los dice. Pero acumula algo más de 85 pirulos, vividos, todos, en el Puerto
de Mar del Plata

Eduardo Emilio Fiorellini salió del vientre materno de manos de una comadrona, en lo
que hoy es la Avda Juan B.Justo y Martínez de Hoz, donde se asentaban las casas de
madera y el obrador de la, para entonces, monumental obra: La Escollera Sur.
Nos cuenta de su padre y de sus hermanos. Relata la desventura de los dos mayores:
Eduardo (como su padre y él) y Oscar

“Mi padre, que se llamaba Eduardo como yo, hablaba con los jefes en Alemán o croata,
y los peones y los obreros no entendían nada, mis hermanos mayores tampoco…”
“Mis hermanos se ahogaron un día en el lago de la cantera, (La “cantera de Rizzo”,
que sigue cobrando víctimas) habían ido a nadar y desaparecieron...los de Prefectura
vieron flotando una gorra y por eso supieron que estaban ahí...los sacaron con un
gancho...yo no había nacido” insiste.
“Después estaban Raúl, Julia, Luisa, Elma y yo.” Memora
“Mi papá dinamitaba la piedra en la cantera, la cortaban en bloques, y un trencito los
llevaba a la escollera que estaban haciendo. Para mover los bloques, había dos
tremendas grúas: la Hércules y la Goliat... “
Y vuelve al recuerdo de sus hermanos, ya fallecidos.
“Como le dije, mi mamá era morocha, pero mis hermanos pelirrojos, por papá., eran
raros entre tantos obreros contratados para la obra por la empresa “ALDOSIVI”, que
era Francesa”.
Ante nuestra extrañeza por el nombre, como él del club de futbol local, nos explica:
Le pusieron ALDOSIVI a la empresa constructora, por el nombre de los cuatro dueños,
las dos primeras letras de ALALL, DOPO=G, SIDAR Y VIYÓ. (No se acuerda como se
escriben, correctamente esos apellidos franceses. Nosotros tampoco sabemos. Y ahí
quedan escritos como suenan).
“Fíjese que de ahí sale el nombre del club, que siempre fue un competidor del otro,
Talleres, cuyos jugadores eran obreros, precisamente de los talleres de la obra, pero
Talleres antes se llamaba Barcelona y la camiseta era roja y amarilla, como la bandera
de España…después le pusieron Talleres Futbol Club, como es ahora,”
Lúcido, salta de una fecha a otra:
“Yo hice la escuela primaria en la Escuela nº l2, que estaba al lado del arroyo Del
Barco, que ahora está entubado, y mi maestra era =oemí Romano, de los Romano,
¿vió?. El papá era dueño de un balneario allá por Mogotes y también tenían un hotel en
Playa Grande”
Y sigue contando, memorioso:
“Hice la escuela de Artes y Oficios, que estaba en 14 de Julio y Gascón, que era
Municipal y el Director se llamaba Manelli, después entré a trabajar en un surtidor de
nafta, que se bombeaba con una palanca, en Olavarría y el Boulevard Marítimo. ¿Sabe
cuanto costaba el litro? Cuatro centavos” (Nos lo dice, cómplice, levantando las cejas
varias veces, para que comparemos con el precio de hoy)
Orgulloso, cuenta que entró luego a trabajar en el puerto, en la oficina de Personal, la
que tenía a su cargo cuando se jubiló en 1980, luego de 43 años de servicio en el
Ministerio de Obras Públicas de la Nación, Dirección de Construcciones Portuarias y
Vías Navegables.
Cuesta trabajo hilvanar el relato, pero él no duda de sus recuerdos:
“El puerto se empezó a construir en 19l3, nueve años antes que yo naciera, ¿le dije?,
cuando terminaron en Mar del Plata la Rambla Francesa”
Para él, Mar del Plata es otra ciudad:
“Íbamos de jóvenes a Mar del Plata de turistas, en el tranvía, que terminaba en la calle
Italia, allá en la estación de trenes…nos poníamos la mejor ropa, los domingos, y nos
íbamos a ver la calle San Martín, ver entrar y salir a los ricos del Hotel Bristol, mirar
las vidrieras de las zapaterías, los sombreros que usaban las señoras…y después nos
volvíamos al pueblo, otra vez en el tranvía…”
El “pueblo” era el Puerto. Mar del Plata ERA OTRA COSA. Una ciudad para “ir de
turista” (¿Como ahora?)
Se regocija contando que, cuando estuvo casi listo el Puerto, el primer barco de pasajeros
que amarró fue el “Ciudad de Buenos Aires” de la línea Mihanovich. Y se ríe cuando
cuenta el enojo de los pescadores, que tenían su base en la actual playa popular:
“Se los llevó el Presidente Alvear a la banquina actual, de prepo. Ellos no querían. Era
1927 y los primeros, Tedesco, Monserio y otros, italianos todos, no querían saber nada.
Tenían la pesca ahí nomás. Ahora los hacían navegar un montón…no querían, ¿vió?…”
Y hablando de Presidentes Argentinos, habituales veraneantes en Mar del Plata, cuenta
que:
“Mi hermano Raúl se ganaba unos pesitos como Caddy del Presidente Justo, que jugaba
al golf en las canchas de Playa Grande, que se hicieron en 1909, y recién en 1925 se
construyó ese chalet grandote que es el Golf Club de Playa Grande”
Y agrega, memorioso:
“Y un amigo de Raúl, Coledani, era el Caddy del Presidente Alvear…los Presidentes
entonces, no tenían custodia, como ahora, andaban por la calle así nomás ¿vió?…”
Los recuerdos de Don Emilio Eduardo Fiorellini, nacido y criado en el puerto de Mar del
Plata, surgen a borbotones. No se le escapan ni las fechas ni los nombres. Es para
quedarse horas escuchándolo.
“Qué risa…nosotros íbamos a la Playa, pero en el Puerto, a la tarde, a tomar mate y
bañarnos en el verano…yo tenía una malla de lana, con polleritas, y una pechera arriba
como una musculosa, un día me la bajé, por jorobar y me sacaron de la playa de las
pestañas…No se podía atentar contra la moral y las buenas costumbres…¿ vió?”
Lo dice en el momento justo en que baja las escaleras de mármol de Carrara del
Provincial, como a las once de la noche, donde fue a ver el espectáculo audiovisual “100
Años de Turismo Argentino” de la Secretaría de Turismo de la Nación
.“Me gustaba
mas la Mar del Plata de antes” dice Emilio Eduardo Fiorellini,
nostálgico.
Quelevachache
LUCHO MARTÍNEZ TECCO

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