Por Antonio Torrejon
Recordemos hoy, al plantearse en Mendoza el “Dialogo Sectorial Turístico de la Región Cuyo”, "Que una estrategia no significa mezclar fuerzas, sino sumar fuerzas y experiencias y para desarrollarla acertadamente, el turismo, en la dirección correcta, hay que fijar primero los objetivos (las tácticas) y luego dejar fluir las ideas". Bien decían los griegos: "De nada sirven los vientos favorables si no se sabe adónde ir...".
Tenemos que descubrir cuáles son nuestras fortalezas de nuestras IDEAS, para incorporarlas en la propuesta de un producto turístico que debe mejorar la calidad y la variedad de su oferta para que la gente que viaja repare más en ellas.
Debemos producir cambios que no sean coyunturales, sino constantes. Con la clarificación de los objetivos posibles, ir a ellos con la profesionalidad y perseverancia necesarias.
Hay que investigar y comprender al mercado, "publicitemos lo que le dé mayor fuerza de penetración a nuestro producto". Como recomienda el Lic. Leonardo Boto: "Identifiquemos a nuestros mejores clientes y tratemos de llegar renovados y optimistas a ellos". Identifiquemos los segmentos de posibles viajeros por su manera de sentir, de pensar, por sus hábitos y cultura. A estos mercados potenciales hay que ofrecerles una imagen consistente de nuestro producto, pues lo que hasta ahora ha podido ser una oferta, insólita, cautivante, estará perdiendo profundidad en argumentos si no seguimos consolidando sus diferencias competitivas. Esto obligará a cubrir nuevas etapas con tiempo, paciencia y armonía, como ya dijimos, "detrás de claros objetivos". España, por tomar una referencia predilecta de los académicos argentinos, no se hizo en un año por la vía de abundante publicidad ni comunicaciones. Fue el esfuerzo de un país de habitantes y comerciantes que crecieron en el convencimiento colectivo de que "los que llegaban, con su cultura, expresiones y expectativas", eran una posibilidad de nuevo rumbo en la provisión de riquezas y futuro", sostiene Eduardo Pantano, hay que transmitir información "veraz, clara y precisa", que le dé al espacio geográfico marco una expectativa o deseo que crezca en el día a día. De sus mejoras, tarifas, facilidades, todo con un sentido periodístico para una mayor penetración en el mercado, transformando la inocua noticia en tentadoras -creaciones de deseo...- Debemos recordar que la decisión del turista cuantitativo sigue cerrándose por los precios, eso sí dentro de los valores reales o sea que no hay que vender barato, pero sí en el valor correcto y posible que posibilita el mercado.
Volviendo a tomar las recomendaciones de Leonardo Boto: "El manejo de la publicidad y promoción tiene que ser coordinado, casi dictatorialmente". Coordinación con el periodismo, con los agentes de viajes, con los hoteleros, con los transportistas, con los líderes de opinión, etc... Buscando el perfeccionamiento, tratando de recuperar la imagen tentadora y convocante de años atrás, siendo coherentes y perseverantes detrás de los objetivos" posibles, esperando del Estado sólo las "reglas claras" que nos permitan ir con tiempo y esfuerzo hacia nuevos logros cotidianos y distantes.
A la República Argentina en muchos corredores turísticos le sobran razones para "vivir con el turista y del turismo", y sólo requiere hoy el replanteo de sus partes, cosas, métodos y realidades. No le han faltado estudios y diagnósticos, quizá no tuvo -como sostiene Carlos Patrani- la táctica para acelerar el cumplimiento de los objetivos posibles, por falta de líderes que condujeran la gestión con profesionalidad, la unificaran y le dieran la fuerza competitiva que naturalmente encierra
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