A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 26 de marzo de 2014

EL CRIMEN DE JOVENES SE ESTA HACIENDO COSTUMBRE

NORMA PENJEREK
SILVIA CICCONE
ANGELES RAWSON


Se llamaba Norma Mirta Penjerek. Tenía dieciséis años, estaba en quinto año del liceo de señoritas Nº 12 y se proponía estudiar Odontología. Vivía en la ciudad de Buenos Aires en la calle Juan Bautista Alberdi 3252. Era hija de Enrique Penjerek y Clara Breitman. Fue un caso emblematico que sacudio al pais. El secuestro y asesinato de jovenes mujeres no era moneda corriente. Vaya si era noticia. Con el correr de los años la sociedad se acostumbro. Hoy es moneda de cambio. Pero vayamos por parte.
Norma Penjerek desapareció el martes 29 de mayo de 1962. Ese día había amanecido frío, para algunos cronistas el más frío del año. El presidente de la Nación era entonces José María Guido, un amable títere de los militares que para esa fecha jugaban a la guerra entre azules y colorados. La CGT había decretado un paro general, motivo por el cual Norma no había ido al colegio. A la tarde, y tal vez algo aburrida de escuchar los discos de Elvis Presley y Explosivos, le dijo a la madre que iba a asistir a su clase de inglés. Puede que la madre le haya sugerido que se quedara en casa, pero ya se sabe que las hijas no siempre aceptan los consejos de las madres. La profesora de inglés se llamaba Perla Stazauer de Priellitensky. Las clases particulares las daba en su domicilio de Boyacá 420, ubicado a unas quince cuadras del domicilio de los Penjerek. Norma llegó a la casa de su profesora a las 17.30. Según ésta, la notó algo distante, preocupada, “como ida”. A las ocho menos veinte concluyó la clase de inglés y se despidió de su profesora.
El momento en que Norma se retiró de la casa de Priellitensky fue el último dato que se tuvo de ella. Nunca más se la vio. Sobre el tema se dijo de todo y nadie se privó de alentar su propia versión: que se peleó con los padres y se fugó con un noviecito que luego la mató; que fue violada por un degenerado; que los agentes del Mossad la secuestraron... pero no nos adelantemos a los acontecimientos. Para junio de 1962 el tema parecía agotado. La tragedia de Penjerek amenazaba con ser devorada por los precipitados acontecimientos políticos de aquellos años. Sin embargo, el 17 de julio, en unos terrenos baldíos de la localidad de Lavallol, se encontraron los restos de una mujer. Se dijo que el responsable del hallazgo fue un perro que husmeaba entre la basura. Ya para entonces la policía era capaz de cometer célebres torpezas. Periodistas, policías y curiosos se pasearon por la zona como panchos por su casa. Según el informe forense, la mujer medía un metro con sesenta y cinco centímetros y tenía veinte años largos. Alguien dijo que se trataba de los restos de Norma Penjerek. Sus padres se hicieron presentes en la morgue de La Plata, pero lo que vieron no tenía nada que ver con su hija. Hubo luego una segunda autopsia y allí se establecieron tres datos decisivos: el análisis dactiloscópico demostró que se trataba de Norma; el dentista reconoció la dentadura y una prima de Norma aseguró que los retazos de un pañuelo era el que usaba habitualmente.
Todo parecía quedar en las clásicas nebulosas de la impunidad, pero la historia recién estaba en sus inicios. Un año después, es decir, el 15 de julio de 1963, fue detenida por ejercer el oficio más antiguo del mundo en la estación de trenes de Constitución, María Sisti. El operativo estuvo a cargo del comisario Jorge Colotto, acusado años después de ser uno de los integrantes de las Tres A. El episodio habría sido habitual en aquellos años, si a la detenida no se le hubiera ocurrido declarar que ella sabía quién había matado a Norma Penjerek.
Fue allí cuando el caso ganó la tapa de todos los diarios. Según Sisti, el responsable de la muerte de la chica era el señor Pedro Vecchio, un comerciante de Florencio Varela, dueño de una zapatería conocida con el nombre de La Preferida. El relato abundaba en datos escabrosos. Vecchio sería el jefe de una banda de trata de blancas dedicada a proveer de jovencitas a políticos y empresarios. El escándalo ganó la calle. El tema fue tratado en el Congreso y el ministro del Interior se refirió a él. 
El diario Crónica, dirigido por Héctor Ricardo García, pasó de vender veinte mil ejemplares a cien mil. La Razón no se quedó atrás. Vecchio fue tema de canciones populares, se le atribuyó practicar el vampirismo y en las caricaturas se lo veía con capa oscura y colmillos. Las investigaciones, sin embargo, no pudieron probar nada. La causa pasó por ocho juzgados y el 5 de abril de 1965 la Cámara del Crimen de Capital Federal decidió el sobreseimiento de Vecchio.
¿Qué pasó entonces? La historia tuvo otra vuelta de tuerca. Esta vez el protagonista fue el fotógrafo José Luis Fernández, quien odiaba a Vecchio porque había protegido a su hija Ángela cuando ésta abandonó la casa. Fernández fue quien hizo circular la versión del traficante de drogas y tratante de blancas. La propia Sisti admitió luego que Fernández le había pagado cincuenta mil pesos para que involucrara a Vecchio. No concluyó allí el tema. El mítico comisario Evaristo Meneses, dirá años después que Vecchio era efectivamente un tratante de blancas y que su socio era nada más y nada menos que el señor Penjerek. ¿Alguna otra complicación?
Por supuesto que la hubo. Norma desapareció el 29 de mayo de 1962. Dos días después en Israel fue ejecutado el nazi Adolf Eichmann, secuestrado en la Argentina a través del famoso “Operativo Garibaldi”. Para los pesquisas el caso estaba claro como el agua. El padre de Norma, un reconocido dirigente de la colectividad judía porteña, había sido quien le dio al Mossad el dato de que Eichmann vivía entre nosotros. Para evitar represalias, el Mossad habría trasladado a Norma a Israel donde vivió varios años en un kibutz y murió a mediados de los noventa. Fantasiosa o no, la versión lanzada por el diario El Mundo a través de Bernardo Neustadt, sigue circulando hasta el día de hoy.
LA PENJEREK MARPLATENSE

Silvia Angélica Cicconi tenía 17 años y era hija única. Sus padres eran los dueños del restaurante Nueva Italia, en Mar del Plata, y vivían en la casa de al lado del local, en avenida Luro 5154, frente a la estación del ex ferrocarril Roca. En la madrugada del 27 de agosto de 1981 llovía y hacía frío. Los Cicconi salieron a tomar un café y dejaron a Silvia dormida. Cuando volvieron ella seguía en su cama, pero atada de pies y manos con sus propias medias y en medio de un charco de sangre. Le habían dado 32 puñaladas.

El crimen conmovió al país durante varios meses. Se sospechó de un ex novio de la chica, Raúl Alberto Mignini, pero no hubo pruebas en su contra. Se llegó a decir que el asesinato estaba vinculado con el narcotráfico. Hasta que seis meses después, luego de que declararan más de 100 testigos, fue detenido Fernando Saturnino "El Pacha" Pérez: un linyera de 50 años, muy conocido en la zona de la estación de trenes. 

En la investigación policial hubo muchos puntos oscuros. Se dijo que el asesino entró por los techos, algo que un alcohólico mal alimentado como "Pacha" no podía haber hecho sin ayuda. El linyera confesó que entró a robar en la casa y si bien faltaron 2 millones de pesos (moneda de 1981), quedaron otros 800.000 y un Rolex de oro de Silvia. El hombre declaró que al salir de la casa apagó las luces, pero los padres de Silvia las habían encontrado encendidas.

En su primera declaración, "El Pacha" aseguró que tenía un cómplice. Luego se descubrió que ese hombre, el día del crimen, estaba detenido en una comisaría de Mar del Plata.

Luego de su confesión, Pérez fue condenado a reclusión perpetua el 28 de mayo de 1984. Tras 14 años en la cárcel de Batán, por una conmutación de pena decretada por Eduardo Duhalde le dieron la libertad condicional.
Mas aqui en el tiempo, Maria Soledad Morales y Natalia Melmann. Mujeres jóvenes cuyas vidas terminaron abrupta y violentamente. En un país en el que los homicidios de mujeres por su condición de género tiene su propia figura penal -el femicidio- las cifras no merman: sólo en 2013 hubo 295 femicidios. Uno cada 30 horas.

LOS OTROS CASOS


Ángeles Rawson: Tenía 16 años cuando desapareció luego de su clase de educación física en el barrio porteño de Colegiales. Su cuerpo fue hallado al día siguiente, el 11 de junio de 2013, en el predio del Ceamse de José León Suárez.
Candela Sol Rodríguez: Desapareció el 22 de agosto de 2011 y fue hallada muerta el 31 del mismo mes envuelta en bolsas, escondida entre la basura, en un terreno baldío de Hurlingham. Tenía 11 años.
Lucila Yaconis: Tenía 16 años y fue asesinada cuando se resistió a un intento de violación el 21 de abril de 2003, en el paso a nivel de la calle Paroissien, en el barrio porteño de Núñez.
María Soledad Morales: Su cuerpo sin vida fue hallado el 10 de septiembre de 1990 en un descampado en Catamarca. Estaba desnuda, había sido brutalmente golpeada y tenía signos de haber sido violada. Tenía 17 años.
Marianela Rago: Oriunda de Río Grande, era estudiante de periodismo. Fue asesinada la mañana del domingo 27 de junio de 2010 en su departamento del barrio porteño de Balvanera. Según la autopsia, fue brutalmente golpeada, apuñalada, estrangulada y prácticamente decapitada.
Natalia Melmann: Fue violada, torturada y estrangulada el 4 de febrero del 2001. Su cadáver fue hallado el 8 de febrero en la zona del Vivero de Miramar. Tenía 15 años.
Paulina Lebbos: Tenía 22 años cuando desapareció luego de salir a bailar con sus amigos a un boliche de la capital tucumana, el 26 de febrero de 2006. Su cuerpo fue hallado el 11 de marzo de ese año, a la vera de una ruta de la provincia.
Solange Grabemheimer: El cuerpo de Solange fue hallado el 10 de enero de 2007 en el PH de la calle Güemes 2280 de Florida. Estaba boca abajo, al costado de su cama, con cuatro puñaladas en el cuello y marcas de estrangulamiento. La joven tenía 21 años al momento del crimen.

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