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FIDEO DI MARIA HOY EN EL MANCHESTER |
CUANDO ANGELITO JUGABA EN ROSARIO CENTRAL |
Seis años tenía Angelito Di Maria. La misma cara que ahora. Su mamá Diana se había preocupado porque el nene era hiperactivo, no paraba un segundo de correr por toda la casa y, aconsejada por un médico, lo llevó a jugar a la pelota a El Torito, un club chiquito ubicado a pocos metros de su casa, en el barrio El Churrasco, al norte de Rosario. "Nacer en la calle Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida", reza el tatuaje en el brazo izquierdo de Fideo. El mismo mensaje está inmortalizado en la piel de Nicolás, Gustavo, Axel, Diego y de toda La Banda de Perdriel que se juntaba a patear en la esquina. Ahí, en la intersección con Pizzurno, a metros del quiosco de Eli, se volvieron a reuinir para ver el Mundial y a alentar a Angelito a la distancia.
Seis años y 64 goles con la camiseta naranja de El Torito fueron suficientes para que Rosario Central pusiera los ojos en el flaquito de orejas grandes. La primera transferencia de Di María costó 26 pelotas. En realidad, ése fue el pedido del presidente de El Torito, Jorge Cornejo, quien, sorprendido por el pedido del entrenador de la categoría '88 canalla, intentó reforzar los escasos recursos del club. Angelito se fue y las pelotas nunca llegaron.
Hoy la millonaria transferencia de Angel Di María al Manchester United dejará casi 2,5 millones de euros en las arcas de Rosario Central, club que formó al talentoso volante zurdo durante su adolescencia (de chico jugó en El Torito, una humilde institución ubicada a pocas cuadras de su casa). La cifra, no obstante, es muy inferior a la que habría percibido la entidad rosarina de haber conservado, tal como se estipuló en el contrato de venta con el Benfica en 2007, el 20 por ciento del pase y el 20 por ciento de la plusvalía de una futura venta. En una maniobra espuria y poco clara, la posterior dirigencia, comandada por el ex presidente Horacio Usandizaga, resolvió ceder esos derechos para subsanar “un error” que se produjo al girar el dinero de la venta.
Los números hablan por sí solos. Si Central tuviese hoy esos porcentajes en su poder, le corresponderían 14 millones de euros del total de la operación entre Real Madrid y Manchester. De haberse desprendido de esos derechos en 2010, cuando el club español compró al volante del Benfica por 30 millones de euros, la cifra a percibir hubiera sido de casi 10 millones de euros (6 correspondientes al 20 por ciento del pase y 4 en concepto del derecho de plusvalía), más del total de todo su actual pasivo.
Para poder rastrear la oscura venta de Di María al Benfica hay que remontarse al 2 de agosto de 2007, fecha en que la dirigencia de Pablo Scarabino anunció una millonaria operación por una de las últimas joyas de la casa. El club portugués desembolsaba 6,8 millones de euros para quedarse con el talento del flaquito de calle Padriel. En la negociación, con el objetivo de poder sacarle provecho a una futura venta, los dirigentes rosarinos acordaron que Central no sólo iba a conservar el 20 del pase, sino también el 20 por ciento de la plusvalía en caso de una posterior transacción. Esa plusvalía equivale a la diferencia entre el primer monto pagado (en este caso 6,8 millones) y el valor de reventa (los 30 millones que pagó el Real Madrid).
En 2009, dos años después de la operación, la dirigencia liderada por Usandizaga, formada, entre otros, por el hoy presidente Norberto Speciale, anunció de forma sorpresiva que Central se desprendía de esos derechos. Según se explicó, el Benfica había depositado “por error” 1,1 millón de euros cuando pagó por el 80 por ciento del pase de Di María. Ante el reclamo de aquel dinero, Central se vio “obligado” a entablar una nueva negociación al no disponer de esa suma en sus arcas. ¿Qué se resolvió? Entre gallos y medianoche, se le vendió al Benfica el 20 por ciento del pase por un valor de dos millones de euros. Los portugueses depositaron los 900 mil euros restantes (tenían a su favor 1,1 millón) y se quedaron así con el 100 por ciento del pase de Angelito, además de dejar sin efecto el derecho de plusvalía que había adquirido Central.
Por esta maniobra, aquella Comisión Directiva de Central tuvo que dar explicaciones a la Justicia. La causa, sin embargo, quedó archivada. Un desfalco millonario, ningún responsable.
Hoy la millonaria transferencia de Angel Di María al Manchester United dejará casi 2,5 millones de euros en las arcas de Rosario Central, club que formó al talentoso volante zurdo durante su adolescencia (de chico jugó en El Torito, una humilde institución ubicada a pocas cuadras de su casa). La cifra, no obstante, es muy inferior a la que habría percibido la entidad rosarina de haber conservado, tal como se estipuló en el contrato de venta con el Benfica en 2007, el 20 por ciento del pase y el 20 por ciento de la plusvalía de una futura venta. En una maniobra espuria y poco clara, la posterior dirigencia, comandada por el ex presidente Horacio Usandizaga, resolvió ceder esos derechos para subsanar “un error” que se produjo al girar el dinero de la venta.
Los números hablan por sí solos. Si Central tuviese hoy esos porcentajes en su poder, le corresponderían 14 millones de euros del total de la operación entre Real Madrid y Manchester. De haberse desprendido de esos derechos en 2010, cuando el club español compró al volante del Benfica por 30 millones de euros, la cifra a percibir hubiera sido de casi 10 millones de euros (6 correspondientes al 20 por ciento del pase y 4 en concepto del derecho de plusvalía), más del total de todo su actual pasivo.
Para poder rastrear la oscura venta de Di María al Benfica hay que remontarse al 2 de agosto de 2007, fecha en que la dirigencia de Pablo Scarabino anunció una millonaria operación por una de las últimas joyas de la casa. El club portugués desembolsaba 6,8 millones de euros para quedarse con el talento del flaquito de calle Padriel. En la negociación, con el objetivo de poder sacarle provecho a una futura venta, los dirigentes rosarinos acordaron que Central no sólo iba a conservar el 20 del pase, sino también el 20 por ciento de la plusvalía en caso de una posterior transacción. Esa plusvalía equivale a la diferencia entre el primer monto pagado (en este caso 6,8 millones) y el valor de reventa (los 30 millones que pagó el Real Madrid).
En 2009, dos años después de la operación, la dirigencia liderada por Usandizaga, formada, entre otros, por el hoy presidente Norberto Speciale, anunció de forma sorpresiva que Central se desprendía de esos derechos. Según se explicó, el Benfica había depositado “por error” 1,1 millón de euros cuando pagó por el 80 por ciento del pase de Di María. Ante el reclamo de aquel dinero, Central se vio “obligado” a entablar una nueva negociación al no disponer de esa suma en sus arcas. ¿Qué se resolvió? Entre gallos y medianoche, se le vendió al Benfica el 20 por ciento del pase por un valor de dos millones de euros. Los portugueses depositaron los 900 mil euros restantes (tenían a su favor 1,1 millón) y se quedaron así con el 100 por ciento del pase de Angelito, además de dejar sin efecto el derecho de plusvalía que había adquirido Central.
Por esta maniobra, aquella Comisión Directiva de Central tuvo que dar explicaciones a la Justicia. La causa, sin embargo, quedó archivada. Un desfalco millonario, ningún responsable.
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