A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

lunes, 29 de septiembre de 2014

UNA FOTO NECESITA DE 4 O 5 PALABRAS PARA COBRAR VIDA


Por Marina Artusa
Gianni Berengo Gardin, el fotógrafo italiano que mejor ha retratado la vida cotidiana de su país en los últimos cincuenta años, no conserva ni una foto de su mamá ni un retrato de su papá. “Prefiero recordarlos como eran cuando estaban vivos y no en una fotografía”, dice Berengo, a los 83, desde el estudio que montó hace décadas en el altillo de su departamento, un último piso en el centro de Milán.
En más de una ocasión usted señaló que descree de la fotografía como arte, que usted no es un artista sino un artesano … 
Cuando digo que no me considero un artista, lo subrayo porque el creativo no soy yo. Los creativos son los que llevan adelante actitudes o acciones que yo retrato en mis fotografías. Mi labor es retratar lo más fielmente posible lo que los demás hacen. A veces no lo logro pero quien ve una foto mía puede estar seguro de que eso es lo que yo vi y transmití.
¿De qué modo el rol del fotógrafo como testigo de su época cambió con el tiempo?

Cambió el género de fotografía, pero el rol del fotógrafo como testigo no ha cambiado. Hoy se le da demasiada importancia a la foto de actualidad que muchas veces está direccionada al golpe bajo.
Pero usted ha hecho -y hace aún hoy- fotografía de actualidad. ¿La mirada del fotógrafo fue mutando?

La mirada de los fotógrafos ha cambiado completamente. En un tiempo la agencia Magnum, por ejemplo, para hacer un reportaje sobre Budapest mandaba un fotógrafo tres meses con la misión de que contara la ciudad a través de sus fotos. Ahora lo manda tres días y el fotógrafo hace lo que puede. Además, los jóvenes buscan hoy otro tipo de fotografía. No se basan en la narración ni en la composición de una foto sino que buscan el efecto sensacionalista.
Es cierto que por un lado asistimos a un empeoramiento de las condiciones por falta de recursos, pero ¿cuánto de este cambio de mirada podría atribuirse a la revolución digital?

La revolución digital es una gran revolución que, hasta ahora, ha sido mal utilizada. Hoy, con la fotografía digital “se dispara” de un modo casi irracional. Antes, primero se pensaba y luego se sacaba la foto. Hoy se ametralla con la cámara y si la foto no sale bien, se remedia con el photoshop. El photoshop debería ser abolido por ley porque es un instrumento inadmisible en la fotografía.
¿Se puede comparar el photoshop con el cuarto oscuro? 
No se los puede comparar en absoluto. Porque el photoshop inventa las fotografías. Agrega cosas, resalta otras. El cuarto oscuro podía modificar el contraste según el recorte que uno deseaba, pero la sustancia de la fotografía permanecía como era. Una foto en lo que hoy llaman posproducción, tratada con photoshop, no es más una foto sino que es una imagen como podría ser un dibujo. Puede ser utilizada y ser muy efectiva para ilustrar algo, pero no es más una fotografía.
¿Y qué sucede con la mirada del observador? ¿También cambió?

Si pensamos en las fotos que hacen hoy los jóvenes con el celular, digo que están muy influidos por la publicidad. Los jóvenes que fotografían a sus novias no las fotografían como son sino que las retratan como si fueran modelos. Es un modo errado de fotografiar. A mí me interesa contar una historia.
¿Se puede entrenar la mirada del fotógrafo?

Absolutamente sí. Nacemos ignorantes y aprendemos todo lo que luego nos va a servir para desarrollarnos y defendernos en la vida. Se aprende también a saber ver. Es cierto que a los jóvenes hoy no les interesa mucho aprender a mirar o aprender las reglas de la fotografía, pero es como si un músico actual no supiera quién es Beethoven. Los jóvenes hoy no estudian fotografía, casi no miran los libros de los grandes maestros estadounidenses, ingleses, alemanes. Y entonces se da esta ausencia de cultura en la fotografía que luego se ve en las fotos que sacan.
Usted es el gran fotógrafo de la vida cotidiana de Italia. ¿Habrá buenos fotógrafos en la edad digital?

Siempre va a haber buenos fotógrafos, pero serán muy pocos. El género de fotografía que ejercitábamos nosotros era más universal. Hoy se convirtió en un nicho.
En fotografía, ¿cuál es el orden entre información, técnica y estética?

Primero viene la información. Luego la estética y por último la técnica que, según estoy viendo, no cuenta para nada. Las cámaras hoy hacen todo solas. No hace falta ni siquiera pensar. Se dispara y basta. Hoy ya casi no hay fotógrafos que, al sacar una foto, hagan converger la cabeza, el ojo y el corazón, como decía Cartier-Bresson.
(Gianni Berengo Gardin admira en voz alta a Henri Cartier-Bresson, los ojos más lúcidos quizá del siglo XX. Hasta conserva enmarcada una dedicatoria que dice: “A Berengo, con la amistad y la admiración de Henri”. El italiano no lo dirá en esta entrevista, pero figura entre los 80 fotógrafos elegidos por Cartier-Bresson en 2003, un año antes de su muerte, para la muestra “Les choix d’Henri Cartier-Bresson”).
¿Una buena foto es siempre bella y viceversa?

Una buena fotografía es una cosa y una bella fotografía es otra cosa. La fotografía bella es estética y compositivamente bella, pero no dice nada, no transmite un mensaje. Por ejemplo, un lindo atardecer, un paisaje. Mientras que la buena fotografía tiene un contenido propio y cuenta algo importante. Yo siempre busco hacer buenas fotografías, pero he hecho también algunas muy bellas. Pero como lo que me interesa a mí es la vida del hombre desde el punto de vista social, persigo fundamentalmente la buena fotografía.
 ¿Se puede reconstruir una imagen?

Jamás. En mi archivo tengo un millón quinientos mil disparos de mi cámara y le puedo decir que hay apenas cuatro o cinco que he reconstruido. Hay fotógrafos como Robert Doisneau que construían todo o casi todo lo que fotografiaban. Otros se niegan a reconstruir por completo y me encuentro entre estos últimos.  ¿Armar una foto es estafar al observador?

Depende. Si es una foto que documenta algo es seguramente una estafa. Si es algo superfluo, no lo es.
Acaba de citar a Doisneau. Su célebre foto de la pareja que se besa en la calle, ¿es bella o es buena?

Las dos cosas. Yo prefiero que sea buena, pero a veces si además de buena es bella, ayuda a leerla a quien la está viendo. Una foto bella es más fácil de decodificar.
¿Es de los que creen que una imagen vale más que mil palabras?

No. Una imagen no puede nunca vivir sola. Necesita de cuatro o cinco palabras al menos para cobrar vida. Además creo que para aprender a sacar fotos hay que leer muchísimo. En mi vida he tenido más sugerencias de las palabras que de la pintura o del cine, a pesar de que son más afines con la fotografía. Soy un fanático de Georges Simenon, por ejemplo, que hace unas descripciones de ambientes extraordinarias que me quedaron grabadas. Cuando fui a Estados Unidos por primera vez, antes de llegar ya tenía en la cabeza lo que quería fotografiar. Lo había leído en los libros de Faulkner, de Steinbeck.
Como testigo de su época usted retrató a infinidad de personas anónimas. ¿No tuvo problemas con la privacidad?

Catorce veces me hicieron juicio y gané siempre. La gente ahora cree que con la privacy se puede hacer dinero. Lo que piensan las personas de laprivacy mata la fotografía. No sé cómo será la ley en Argentina, pero para la ley italiana, en un lugar público uno puede fotografiar a cualquiera pidiendo el permiso. Luego depende qué uso se le dé a esa imagen. No se puede prohibir publicarla. Pero si es un lugar público es preciso el consentimiento formal.
¿Qué es más difícil de fotografiar: gente común por la calle o personajes famosos?

Yo he fotografiado muy pocos personajes conocidos. Y las pocas veces que lo he hecho siempre ha sido en ámbito privado y por el vínculo de amistad que me unía al personaje. Casi nunca en plan profesional porque no me interesa el retrato del vip sino que me apasiona fotografiar a la gente normal, esa gente que anda por la calle y que nunca es fotografiada.
¿Por qué?

Porque desde un punto de vista social, es un relato más completo.
Y siempre lo ha hecho en blanco y negro. ¿Los colores distraen?

Absolutamente. Si ahora la retrato a usted, en colores, no se ve su cara sino el color de su vestido. Mientras que en blanco y negro su vestido es menos evidente y veo su cara que es lo que me interesa.
Pero usted dijo que es testigo fiel de la realidad y la realidad dice que he venido con este vestido de este color ...

No me interesa que haya venido vestida de amarillo, de rojo o de verde. Me interesa su cara. El color es importante, pero el blanco y negro es más gráfico, más crudo, más interesante. Es otro recurso para contar la historia que uno quiere contar. Hasta ahora, en mi vida he hecho 250 libros. Sólo dos o tres son en colores.
¿Tiene alguna cámara digital?

Me la regalaron hace unos meses para hacer un trabajo. Cuando lo terminé, volví a guardarla en su cajita y ahí está. Guardada. Soy un fanático de la película. El digital tiene grandes ventajas y no las niego. La inmediatez, por ejemplo, que implica que apenas hecha la foto se la puede mandar a cualquier lugar del mundo. Y la posibilidad de poder controlar y cambiar los parámetros de luz de la cámara si el ambiente es claro u oscuro. Pero sigo prefiriendo hacer fotos con película. No es verdad que no se encuentra. La Kodak no se fundió. No produce más como en un tiempo, pero el rollo de fotos sigue vivo.
¿Qué piensa de las selfies?

Mire, yo también soy narcisista pero no hasta tal punto.
Copyright Clarín, 2014.

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