¿Dónde hay un sabio que explique
lo que quiere decir olé?
Si el olé es como repique
de palillos españoles.
Cuando un mocito
no sabe su pena cantar,
suelta dos olés
y queda la niña enterada
y unos ojitos de almendra,
le responden y olé ya.
El olé es una palabra
¡Olé!
que no tiene explicación,
el olé es como una rosa
¡Olé!
que sale del corazón.
El olé, primito mío,
yo no lo quiero entender
pero quiero que me digas
olé con olé y olé.
Señor farolero
que enciende el gas,
dígame usted olé
por caridad, por caridad
¡Ay, olé con olé y olé y olá!
Cuando reluce el torero
con un quite por faroles,
mis ojos dicen te quiero
y mis labios dicen olé.
Si en una noche de luna,
yo siento de entrar,
por mi ventana,
los ayes de una soleá,
yo lo recibo entre sueños
con un olé, y olé ya.
El olé es una palabra
¡Olé!
que no tiene explicación,
el olé es como una rosa
¡Olé!
que sale del corazón.
El olé, primito mío,
yo no lo quiero entender
pero quiero que me digas
olé con olé y olé.
Señor farolero
que enciende el gas,
dígame usted olé
por caridad, por caridad
¡Ay, olé con olé y olé y olá!
¡Olé, olé y olé! Con acento en la “o” o con acento en la “e” y alargando las vocales tanto como nos lo pida el alma. Es una palabra clave del español y tal vez la más característica –preguntádselo si no a los guiris-.
Todos, quien más quien menos, lo decimos cuando estamos contentos –y en especial los aficionados al mundo taurino y al flamenco-; y todos nos hemos preguntado alguna vez cuál es el origen de esta singular interjección intraducible a otros idiomas.
Existen muchas hipótesis sobre el origen de la palabra “¡olé!”: hay quienes afirman que vienedel griego, del verbo “ololizin” (ὀλολύζειν), que es una palabra onomatopéyica y designa el grito ritual de júbilo de duelo.
Hay quienes también dicen que “¡Olé!” viene del episodio de la Biblia en el que Jacob es engañado el día de su boda con Raquel, al quitar el velo a la novia, descubre que en realidad se trata de Lea, no de Raquel. El público durante la ceremonia, intenta avisarle “¡Oh, Lea!”. Y de ahí derivó a olé.
Pero la hipótesis más extendida y la que más cuerpo tiene es aquella que dice que “¡olé!” viene del árabe, de la expresión “allah” (Oh, Dios), concretamente.
Todos sabemos la enorme influencia que ha tenido el árabe en el español, y es que siete siglos de invasión árabe dieron para mucho, sobre todo para dejar un buen legado cultural, artístico y lingüístico. Se dice que más de 4.000 palabras del español provienen del árabe. Y “olé” es una de ellas.
Según la escritora estadounidense Elizabeth Gilbert, “¡olé!” viene de la exclamación de “¡Alá!” (Allah). Los moros solían hacer grandes celebraciones que incluían espectáculos de baile. Cuando un bailarín lograba maravillar al público con sus movimientos llenos de gracia y su arte de gran nivel, se creía que ese momento permitía a los testigos entrever el poder de Alá a través del bailarín. Por eso, cuando los bailarines embrujaban al público, este exclamaba “¡Alá!”.
La RAE, por otra parte, recoge que “¡olé!” proviene de la exclamación árabe Wa-(a)llah (¡Por Dios!), una exclamación de entusiasmo ante una belleza o alegría sorprendente o excesiva. En el idioma árabe, no existe la vocal “e” y, en ocasiones, la vocal “a” suena parecido a la “e”.
Sea como sea, poco a poco, la palabra fue perdiendo conexión con el Dios de los musulmanes; pero sigue manteniendo ese concepto de sorpresa y maravilla ante algo bello y asombroso, que nos deja boquiabiertos y nos incita a aplaudir. Bien sea una fabulosa actuación musical, un gol de nuestro equipo de fútbol, o, simplemente, expresar alegría ente una buena noticia. Aunque principalmente se emplee en el mundo del flamenco y el toreo.
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