A sus 91 años y con una vitalidad que sorprende, la italiana Emma Moronsini, salió el pasado 27 de diciembre caminando desde San Miguel de Tucumán con destino a la Basílica de Luján para llevarle a la Virgen una promesa y un pedido por los jóvenes y por la paz del mundo. Cuando termine su peregrinación de más de mil kilómetros, Emma tiene una ilusión: conocer al Papa Francisco cuando regrese a Italia.
"Los policías tucumanos me decían que no podía hacerlo porque voy sola y estoy muy anciana, y por la inseguridad y la droga, pero en el camino sólo encontré amistad y buena voluntad de la gente. Soy feliz caminando", contó Moronsini al diario La Voz del Interior de Córdoba.
Acompañada por un pequeño carro, donde lleva pan, agua y leche en polvo, Emma suele comenzar sus caminatas a las seis de la mañana. Camina entre cuatro y cinco horas. El resto del día, descansa en hogares municipales.
Emma ya lleva reocrrido 763 kilómetros y para completar su travesía le quedan 458 kilómetros más. El lunes fue recibida por los vecinos y el cuerpo de Bomberos Voluntarios de la localidad cordobesa de Bell Ville.
Esta pequeña gran mujer el año pasado sufrió un accidente de auto que le afectó una pierna. A pesar de que los médicos le dijeron que no iba a poder seguir caminando, a Emma nada la detiene. “Me dijeron que no iba poder seguir caminando, sin embargo estoy aquí”, le dijo al diario cordobés.
Emma es de muy baja estatura y para su recorrido lleva puestas zapatillas deportivos. También usa anteojos y un gorro para protegerse del sol; y nunca se olvida de su chalecho color naranja para que pueda ser vista por los conductores.
Emma está acostumbrada a las largas peregrinaciones. Ya hizo antes recorridos como el que lleva adelante ahora; fueron en Polonia, Israel, México, y Brasil, país donde caminó desde la ciudad de Salvador hasta el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, en San Pablo.
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