A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 19 de agosto de 2015

LA PRESIDENTA YA SE FUE

Le quedan 114 días simbólicos de su doble inquilinato en la Casa Rosada y en Olivos, pero el poder ya empezó a hacerle sentir ese hálito de orfandad que tarde o temprano envuelve a todos los presidentes. El poder tiene esa característica impiadosa: parece eterno y un día, furtivamente, se marcha hacia otros rumbos y arrastra en la mudanza los oropeles siempre, la impunidad a veces. En verdad, Cristina “ya se fue”: en sus oídos resuena el tic tac inexorable de la cuenta regresiva que por primera vez en 26 años (en 1989 fue elegida legisladora provincial por Santa Cruz) la obligará a vivir fuera del manto protector del Estado. 
En los días recientes de inclemencia de las aguas y escenas de almas desgarradas por perder lo poco que pudieron juntar en sus vidas sencillas, la Presidenta repitió ese porte altanero que la lleva a mostrarse fría y distante con la tragedia ajena. Ni un gesto, ni una palabra, ni un segundo de imagen. Su inmensa red oficial y paraoficial de propaganda se encargó de hacer trascender que en los días del desastre ella transmitía órdenes, estaba furiosa con Scioli por el inoportuno viaje a Italia y monitoreaba todo el operativo, en verdad acciones inconexas e ineficaces, salvo los rescates de bomberos y la entrenada operatoria de los equipos de Defensa Civil. 
En lo que va del año, la Presidenta hartó a la sociedad con 31 cadenas nacionales, la mayoría para disfrazar actos de campaña. Sin embargo, no tuvo un segundo de aire de la emisora estatal para condolerse, disculparse o acercar la tibieza reparadora de una palabra de consuelo para las víctimas de esta nueva inundación, esa tragedia que se repite de la mano de la ineficacia de los gobiernos, en todos los niveles. Cristina no aparece, Scioli tuvo que volver de apuro para el patético recorrido que termina en “la foto testimonial”, clásica en los políticos. “Se ponen las botitas, chapotean y creen que el tema está resuelto, dan vergüenza ajena”, dijo Aníbal Fernández, señalado como el hombre que habla por la Presidenta en su ausencia deliberada, para criticar una mediática aparición de María Eugenia Vidal en el GBA.
No recordó que en la devastadora inundación de La Plata de hace dos años y medio, Cristina, con finísimas botas de goma inglesas, se animó a recorrer las calles inundadas de Tolosa. No fue un cambio de actitud repentina ante la desgracia de los otros, sino una inspección a la zona en la que viven su madre y su hermana, a la que no se podía llegar sino en helicóptero. Aquella vez, le quiso dar clases de inundación a gente que estaba con el agua al cuello, pero al menos dio la cara. Ahora dejó pagar todo el costo a su aspirante a sucederla. Como si ella ya se hubiera ido.

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