Por Federico Henault
El boxeo está lleno de historias de película. Sus protagonistas suelen ser el foco de atención de los cineastas por su fiereza arriba del ring y la potencia de sus puños. Pero detrás de esa valentía para salir a buscar un título mundial lejos de casa se esconden otras virtudes que merecen ser contadas. La piel marcada, el documental que retrata la vida de Sergio Víctor Palma, luchador dentro y fuera del cuadrilátero, es el fiel reflejo.
Palma es un ícono en la historia argentina del boxeo. Campeón del mundo supergallo de la AMB ante el estadounidense Leo Randolph un 9 de agosto de 1980, este chaqueño de 60 años, quese recupera de un ACV, siente al deporte que lo vio triunfar de una manera muy particular, tanto como sus poesías y los momentos junto a su guitarra.
“No es una película de boxeo. Me dí cuenta que había una manera más sencilla de explicar su vida. La historia de él hoy. Es fuerte verlo con tanta fuerza y voluntad”, le contó a 442 Hernán Fernández, director y guionista de La piel marcada, presentada en el BAFICI junto a otros documentales deportivos.
La mirada de este documental está puesta en los recuerdos de Palma, su niñez en los campos de algodón de La Tigra, Chaco, donde ayudaba a su madre en la cosecha. La carga emotiva de la película la aporta el propio protagonista al momento de rememorar sus victorias en el cuadrilátero o como cuando le explica a un joven pugilista, de manera natural y didáctica, cómo se lanza un buen cross y uppercut.
Hoy, Sergio Víctor Palma se recupera de un accidente cerebro vascular acompañado de Orieta Edith Gilberto, su esposa y fiel ladera en esta historia de superación. Un boxeador, que rompe todo estereotipo, y que supo encontrar en la pasión esa fortaleza para enfrentar la muerte y el olvido.
(*) Editor de 442. En Twitter: @fedhe
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