A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 1 de noviembre de 2016

¿Y SI EN LA TUMBA DE CRISTO ENCUENTRAN SU CUERPO?



La noticia de que un grupo de científicos del National Geographic estén abriendo de nuevo el supuesto Santo Sepulcro de Jesucristo después de casi quinientosaños ha puesto en alarma a numerosos cristianos. Temen que los científicos puedan revelar algún misterio, como el de encontrar los restos del cadáver del Nazareno.
¿Qué ocurriría si así fuera? En primer lugar, sería imposible demostrar que se trata de la verdadera tumba de Cristo crucificado. El temor, sin embargo, de encontrar el cadáver de Jesús ha existido siempre. ¿Se tambalearía, en dicho caso, la fe de los seguidores del cristianismo, la mayor religión monoteísta del mundo con más de dos mil años de historia?
Pablo de Tarso, el apóstol postizo, que no conoció personalmente a Jesús, afirmaba: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra esperanza”. Pablo fue un judío que persiguió a los primeros cristianos de casa en casa. Convertido al cristianismo, es hoy considerado el fundador de la actual Iglesia. Pablo creó la jerarquía Eclesiástica, formada exclusivamente por varones, y relegó a segundo plano a las mujeres que habían sido las mayores protagonistas del cristianismo del primer siglo. La Iglesia oficial y ortodoxa del Vaticano sigue defendiendo la resurrección de Jesús en “cuerpo y alma”. No habría pues posibilidad de hallar su cuerpo, que habría ascendido a los cielos apareciéndosele a los apóstoles atemorizados después de su atroz muerte de cruz.
Sin embargo, para los teólogos modernos, la resurrección habría sido más bien simbólica. Lo que hoy defienden, por ejemplo los perseguidos teólogos de la Liberación, a los que acaba de recuperar el papa Francisco de sus antiguas condenas por parte del Vaticano, es que la resurrección de Jesús simboliza que la vida no acaba con la muerte. Muere la carne, pero sigue vivo el espíritu. Así, Jesús seguiría vivo y entre los suyos a pesar de haber muerto como todos nosotros. “Allí donde os reunáis en mi nombre, yo estaré con vosotros”, les dijo a los apóstoles antes de morir. La muerte nunca es definitiva para los cristianos y ello poco o nada tiene que ver con la muerte física.
Los expertos dicen que los cuatro evangelios fueron escritos para narrar sobre todo la muerte y crucifixión de Jesús. Los cuatro autores de los evangelios narran con pormenores los últimos días y horas del final de su vida. Curiosamente, se trata de una narración donde encontramos las mayores contradicciones entre los cuatro evangelistas, por lo que resulta difícil, sino imposible, conocer la verdad completa de los hechos.
Es cierto que los cuatro concuerdan en que la Magdalena y las otras mujeres que estuvieron a los pies de la cruz vieron a Jesús resucitado, y así lo comunicaron a los apóstoles que, muertos de miedo, habían desaparecido.
Los evangelios fueron sin embargo escritos casi cien años después de la muerte de Cristo, y lo que aconteció en aquel sábado de pasión pasó por muchas versiones, como lo revelan las muchas diferencias entre los cuatro evangelistas. Para entonces, Jesús ya había sido glorificado, y la leyenda de su resurrección física había tomado cuerpo. Hoy la nueva teología es más prudente y prefiere defender la tesis de la resurrección simbólica.

Si es así, los cristianos no tienen por qué temer si en los trabajos arqueológicos que se estén realizando en su posible tumba, encontrasen los restos mortales del que, por cierto, nunca se llamó Dios sino simplemente “Hijo del hombre”, una expresión aramea que significa hombre a secas. Uno como nosotros. Un judío que provocó a la religión de Moisés al defender que todos somos hijos del mismo Dios Padre, tanto los judíos como los gentiles. Una osadía que pagó con la muerte de cruz, usada por los romanos para castigar a los rebeldes políticos.

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