A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

domingo, 25 de marzo de 2018

LA JUSTICIA EN TERAPIA INTENSIVA


Por Carlos Savoia
Carlos Zannini y Luis D'Elía, comprensivamente felices por sus liberaciones  siguen acusados por tres delitos gravísimos, en los que están a punto de ser juzgados. Pero antes y ahora deberían haber esperado ese juicio en libertad, excepto que hubiera pruebas muy sólidas de que hubieran estorbado la investigación en su contra. O que pudieran hacerlo. Ahora que su expediente ya fue cerrado por el juez Bonadio y elevado a juicio oral, el Tribunal Oral 8 debería organizar las audiencias, acelerar los tiempos lo más posible y en un plazo razonable -no más de un año- darles a los imputados y a toda la sociedad una respuesta: los acusados por el encubrimiento agravado del atentado a la AMIA son culpables o inocentes. Esa sentencia limpiará el nombre de todos, o devolverá a la cárcel a los mismos sonrientes de hoy.
Nada de esto ocurre en los tribunales argentinos, cuya crisis decredibilidad sigue perforando el profundo suelo en el que parece caer con las noticias de cada día.
La parábola de este caso judicial configura un espejo fiel -y horrible- del presente institucional argentino. Nacida sobre el cadáver de su denunciante, el fiscal Alberto Nisman, y tras dos años de maniobras para evitar que nadie lo investigara, una guerra en la cámara de Casación logró iniciar la causa, desplazar al inerte juez Daniel Rafecas -cuyas sospechosas negativas a abrir un expediente apenas fueron sancionadas con una pequeña multa- y sortear un juez que resultó siendo Bonadio.
En menos de un año, este magistrado reunió pruebas, tomó testimonios, y el 8 de diciembre procesó a Cristina Kirchner, Héctor Timerman, Luis D'Elía, Carlos Zannini, Oscar Parrilli, Fernando Esteche, Jorge Khalil, Angelina Abbona, Martín Mena, Andrés "Cuervo" Larroque, Alan Bogado y Eduardo Zuaín.
A D'Elía, Zannini, Esteche y Khalil, además, ordenó detenerlos con prisión preventiva. La ex Presidenta zafó por sus fueros como senadora, y el ex canciller por su cáncer avanzado. El 20 de diciembre, los camaristas Martín Irurzun y el ahora célebre Eduardo Farah confirmaron el procesamiento de todos y también las encarcelaciones, porque según su parecer persistía la “necesidad de neutralizar peligros de que entorpezca el curso normal del enjuiciamiento o se sustraiga de aquél”. El 5 de marzo, Bonadio dio por cerrada la investigación y la envió a juicio oral.
Y parece que, sin que mediaran nuevas pruebas o acciones, todo cambió: tras una polémica -otra más- por el tribunal que había sido sorteado para juzgar la causa, un nuevo reparto de cartas señaló al Tribunal Oral Federal 8. Uno de sus jueces se excusó de participar porque es pariente del ex embajador en Siria que recibió a Timerman durante las negociaciones secretas con los iraníes. Pero otra magistrada, Sabrina Namer, no dio un paso al costado pese a que su trabajo anterior había sido en la misma silla que ocupaba Nisman hasta su muerte. Más sospechas. Más descrédito.
Esta mañana ocurrió lo que medio mundo esperaba, y quizás haya sido una decisión correcta. A simple vista, nunca se advirtieron movimientos de Zannini, D'Elía o los otros detenidos que pudieran entorpecer el caso. Para ellos, es una gran noticia. Para la sociedad, absorta ante las idas y vueltas inexplicables, es otro poderoso motivo para repudiar a todo el poder judicial.

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