Por Alberto Amato
El discurso populista sigue pautas férreas, inamovibles. Acusa de todos los males a factores poderosos o indescifrables, el imperialismo, el neoliberalismo, el terrorismo, la antipatria, los medios, los mercados, la sinarquía, y narra un escenario de dolor en el que el líder usa su coraje y desprendimiento para salvarlo todo. El último “acting” de la ex presidente Cristina Fernández en La Plata, incluyó todos esos códigos de manual, y algunos más, que emplea mejor nadie. Dijo que su candidatura es involuntaria y “para ayudar a construir una nueva mayoría”, tiró sobre el tapete público el recuerdo de su esposo muerto y hasta la salud de su hija lo que, al parecer, la hizo soportar apenas el llanto. Involuntario o no, el mohín fue también fruto del manual populista que aconseja al líder la continua referencia a su vida personal y privada, para legitimar su autoridad ante sus seguidores. Que tome nota Alberto Fernández de estas tonterías, si es que quiere competir en carisma, y en autoridad, con el plañidero discurso de quien lo designó candidato. Las recetas viejas pueden perder sabor, pero no vigencia. Entre tanta hojarasca, los argentinos arrancan otro mes de su constante vida en peligro.
Más vale tarde que muy tarde

3 de septiembre, 2019, Berlin. El presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier saluda y rinde homenaje a sobrevivientes del Holocausto. Foto: Wolfgang Kumm/dpa
El domingo, al recordarse el 80 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier pidió perdón a Polonia por la aventura hitleriana que costó 40 millones de muertos, entre ellos, seis millones de polacos, la mitad, judíos. “Fueron alemanes los que causaron un crimen contra la humanidad en Polonia. Pido perdón por ello”, dijo Steinmeier. Su par polaco, Andrzej Duda no se quedó corto: “Nunca más se puede volver a repetir”, dijo y advirtió sobre “el retorno de las tendencias imperialistas en Europa”. Fue un mensaje, sin nombrarla, a la Rusia de Vladimir Putin. Los deseos están muy bien, pero nunca se sabe.
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