A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

domingo, 19 de abril de 2020

UN BARBIJO POLITICO PARA ESQUIVAR EL DEFAULT




Por Fernando Gonzalez

Alberto Fernández no se protege en público del coronavirus. No se lo ha visto en ningún acto político utilizar el tapaboca que se le reclama al resto de los argentinos. Y en varios de esos encuentros, ha vulnerado peligrosamente la distancia prudente del aislamiento. Sucedió el día que elogió a los Moyano y el viernes último, cuando compartió escenario en La Matanza con Axel Kicillof y con el intendente Fernando Espinoza. La multiplicación del coronavirus entre los médicos y las enfermeras clavó una daga en el corazón del poder. El gobernador debió someterse a un test de apuro, que dio negativo, y las alarmas sonaron en todos los despachos de la Casa Rosada. La desidia pública del Presidente en torno al riesgo personal por la pandemia, no tuvo correlato en el aspecto político. Alberto Fernández se mostró en el anuncio de la propuesta para renegociar la deuda con los acreedores privados con toda la masa crítica institucional que pudo reunir. Convocó a todos los gobernadores, aunque siete de ellos no pudieron concurrir. Y las cámaras de televisión exhibieron reiteradamente a los opositores Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés. El barbijo verde del jefe del Gobierno porteño se convirtió rápido en la estrella de las redes sociales.
Los mandatarios opositores fueron parte del barbijo político que Alberto Fernández vistió para la ocasión. En otro sector de la mesa estuvo el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y cerca suyo el jefe del bloque del Frente de Todos en la Cámara Baja, Máximo Kirchner. Claro que la sorpresa mayor fue sin dudas la aparición de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner​. Si los bonistas y el establishment financiero global querían tener una fotografía aproximada del poder actual en la Argentina, allí estaban todas las figuritas necesarias.
"Con Néstor, en el 2003, enfrentamos un default explícito”, exageró el Presidente, para enlazar su estrategia con aquella gestión que lo tuvo como Jefe de Gabinete. “Ahora, con esta suerte de default virtual tomamos el compromiso de salir de esta situación”, completó hacia el final. Quizás la frase en la que marcó con mayor nitidez la intención, al menos discursiva, de querer esquivar el default técnico en el que sí cayó Cristina. Fue cuando, a partir de 2011, se quedó sin financiamiento y terminó facilitando la victoria de los fondos buitres en la corte del juez Thomas Griesa.
Empezó ahora la mano final de esa partida de póker de la que habla Alberto Fernández desde que llegó a la presidencia. El ministro Martín Guzmán​ mostró algunas de sus cartas y ocultó otras para entrar en la etapa de las definiciones. Es un juego de profesionales que durará algunas semanas y que en el pasado siempre ha terminado en fracasos. La economía argentina viene maltrecha por el final del macrismo, por la recesión, el déficit fiscal y los temblores del derrumbe que trae inevitablemente la desgracia global del coronavirus. Sumarle a ese cóctel el agravante del default sólo podría llevarnos a un subsuelo todavía más profundo. El país sin destino tiene que haber aprendido algo desde aquellas ovaciones adolescentes que coronaron los gritos con los que Adolfo Rodríguez Saá anunció la cesación de pagos en el Congreso ardiente de fines de 2001.
¿Para qué repetirlo entonces? Si ya sabemos, por amargura y por dolor, cómo terminó todo aquello.

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