A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

lunes, 17 de agosto de 2020

SAN MARTIN ES EL MENSAJE, PERO NO SABEMOS CUANTOS SON LOS MUERTOS



Por Miguel Wiñazki

San Martín es el mensaje. Cabe recordar siempre lo que le enseñó a su hija Merceditas: “Amor a la verdad y odio a la mentira”. ¿Odiamos la mentira? ¿O invocamos falsedades para soportar la rudeza inexorable de la realidad?
Quizás no se propalan literalmente mentiras pero sí inexactitudes que, al fin y al cabo, son propiamente mendaces.
Hay evidencias de que las cifras de los muertos por coronavirus están siendo mal contabilizadas y a destiempo. Sería el resultado de una notable incapacidad para computar debidamente los datos con rigor y al ritmo que exige la gravedad de la situación. Lo confirmó el mismísimo e inefable Nicolas Kreplak, más allá de ciertas perplejidades sintácticas, se entiende lo que dijo: “En una pandemia hay mucha información que uno no puede garantizar que es lo que esté sucediendo, son los tableros que uno tiene”.
Quizás Kreplak no lo evaluó de ese modo, pero habiendo enunciado lo que enunció queda entonces abierta entre la ciudadanía la hipótesis de la manipulación y del manejo político de la muerte.
No sabemos con precisión cuántos son en el día a día los difuntos de la peste. Las estadísticas en provincia de Buenos Aires parecen al menos parcialmente descontroladas, procesadas con inconveniente morosidad.
Las palabras se ahuecan, los datos se alteran por malicia o por inutilidad, o por insuficiencia del sistema para asumir los números en tiempo y forma. Las comunicaciones oficiales se doblegan de pronto ante las mediocridades del marketing político. Es esencial precisamente ahora escuchar los textos que atraviesan el tiempo.
San Martín es una voz y un sable que se yergue desde una altura que emana imperativos morales. Atravesó pestes literales y diversas, en España, en estas crueles provincias del Sur, en Francia más tarde, cuando lo atacó el cólera que soportó como siempre. En el Alto Perú, en el campamento de Huaura “La peste febril” produjo en un solo día un 50% de bajas, entre muertos y enfermos. San Martín también se contagió.
Escribió el 3 de marzo de 1821: “Si continúo así, pronto daré en tierra”. Se sobrepuso. Y poco después ya avanzaba sobre Lima Resistir. Ese es el mensaje.
Resistir aunque vengan degollando.
“Serás lo que debas ser, o si no, no serás nada”. Creía en eso, en el coraje de asumir un destino.
Era un hombre enfermo, pero fuerte. Vomitaba sangre, detallan sus biógrafos.
Asiduamente lo cruzaban dolores de estómago intolerables.
La Argentina descendió desde los Andes que San Martín escaló para liberar a tantos. Como escribió Abelardo Castillo: hay “una tempestad de pájaros negros cayendo sobre los plátanos y los robles azules de la Plaza San Martín…”.
La estatua está profanada por la decadencia que se burla de la historia.
Nos abismamos progresivamente hacia el cinismo, hacia el oportunismo político, hacia la desgracia de la ignorancia distribuida como adoctrinamiento y dogmatismo.
San Martín es su humanidad terrestre y también su mitología positiva. La Patria es una invención eficiente que proviene de sus leyendas. Es extremadamente importante el San Martín escolar, el propiamente mitológico. Es necesario volver a esa figura construida en bronce. Al revés del lugar común. No se trata de bajarlo del todo de la estatua. Es la hazaña lo que origina el modelo fundacional. Es la estatua lo que emana la moral que tanto nos falta. Por supuesto, es un pedestal arraigado en la historia verdadera.
Hay que seguir leyendo las máximas a su hija Merceditas: “Respetar la propiedad ajena….”. “...Inspirarle amor por la Patria y por la libertad”.
Ya no son los Godos los que impiden aquí la libertad. Hay un enemigo interior. Nosotros mismos. Toleramos la antilibertad, la corrupción, la impunidad. Los que atacan son delincuentes argentinos y a balazos.
Si hay libertad todo nos sobra... Si no tenemos dinero cuando se acaben los vestuarios andaremos en pelota... Seamos libres y lo demás no importa nada...”.
No es conveniente que los antilibertarios se apropien de la figura de San Martín así como los narcotiranos de Caracas se apropiaron de la de Bolívar. La expropiaron para profanarla con sus crímenes y con sus perversiones.
San Martín fue usado por todos. Pero para evitar las adulteraciones bastaría con leer lo que escribió. Se evita así la confiscación de su gesta por parte de los corruptos y de los cobardes.
El magisterio de la historia es un imperativo ético. Hay que tener cuidado con el patrioterismo y por eso es necesario mantener los ojos y los oídos abiertos sobre el recado profundo que llega de la historia: “Más ruido hacen diez personas que gritan que cien mil que están callados...” “La biblioteca es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia”.
El lunes es 17 de agosto.
A pesar de todo, San Martín va a estar presente.

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