A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

lunes, 30 de noviembre de 2020

CUMBIA Y GASES, EL VELORIO DE MARADONA QUE NADIE VIO


 Por Nicolas Wiñazki

El funeral de Diego Maradona en la Casa Rosada preveía que ante una emergencia dramática se evacuara al féretro del astro elevándolo a los cielos. La familia y las autoridades tenían a disposición tres helicópteros si sucedía un acontecimiento severo que necesitara de un escape aéreo. No pasó. Pero sí se generó otro tipo de alerta debido a un descontrol violento que provocó terror entre los parientes y amigos del hombre más popular del país. El ataúd con el cuerpo de Maradona se resguardó en un lugar seguro. Su familia y sus amigos también se movieron hasta allí ante la fuerza de los hechos inesperados. Estaban todos en el Salón de los Pueblos Originarios. Habían pasado parte de la noche y del día en ese espacio preparado para que tuvieran total intimidad. Sin cámaras. Sin curiosos. Solo ellos y su duelo.

Alrededor se desarrollaba una anarquía preocupante, pero fue entonces cuando la familia Maradona y sus amigos despidieron a su ser querido del modo más cercano, personal y emocionante. El féretro de Maradona fue abierto por primera vez. Sus familiares vieron el cuerpo del hombre que siempre fue invencible y se asombraron por la paz y la energía que parecía transmitir. Hubo llantos y abrazos. Las hijas de Maradona decidieron que en ese velorio único, a pesar del descontrol que se escuchaba afuera, todo se armonizara con la música que más le gustaba a “Diego” y a ellas también. Cumbia. Canciones románticas. Pop latino. Bachata.

Algunos de los pocos presentes fueron afectados incluso por los gases lacrimógenos que había lanzado la policía para despejar a los violentos que rompieron las exequias organizadas por las más altas autoridades políticas de la República.

Ellos vivían otro momento.

La escena del momento del velorio que el público no vio fue reconstruida a Clarín por testigos directos de esos minutos singulares y necesarios.

El desborde social se había desatado minutos antes.

A las 15:39 del jueves 26 de noviembre del 2020, en lo que se transformó en un acontecimiento único en la historia argentina, desconocidos en banda multitudinaria, muchos de ellos barras bravas de diversos clubes de fútbol, otros apenas fanáticos de Maradona que esperaban despedir a su ídolo, vencieron la resistencia de las fuerzas de seguridad que cuidaban la sede central del Gobierno. Saltaron rejas. Abrieron un camino delirante y multitudinario para entrar adonde no debían. Corrieron por los pasillos del poder. La seguridad presidencial había perdido el manejo del edificio más custodiado de la Nación.

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