A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 7 de noviembre de 2020

ESPERANDO AL COMPAÑERO BIDEN

Por Fernando Gonzalez

La idea era estrenar la bandera de la prudencia. Aunque ese es un estandarte sin destino en este Gobierno. La orden del Presidente fue no mostrar preferencias entre los candidatos a la Casa Blanca. Todos saben en el poder que Alberto Fernández y Cristina Kirchner prefieren a Joe Biden y detestan a Donald Trump. Pero no había que decirlo. Esta vez no. Había que esperar a que hubiera un ganador.

Es que todavía duelen las heridas del pasado reciente. Sobre todo, la pulseada estéril para ganarle la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo a Mauricio Claver Carone, el candidato de Trump. El Gobierno sabía que la postulación de Gustavo Beliz se había quedado sin chances y entendió, tarde, que llevar la jugada hasta el final fue un costo innecesario mientras se negociaba la deuda con los acreedores privados y con el FMI.

Por eso, en estas horas no hubo declaraciones públicas sobre la elección en EE.UU. Ni siquiera un tuit canchero, de esos escritos en la euforia de las madrugadas y que después se lamentan. Prudencia de Alberto Fernández, del canciller Felipe Solá y del embajador en Washington, Jorge Argüello. Hasta el off the récord se volvió moderado y siempre con la misma excusa. No importa quien gane porque a la Argentina no le cambia el futuro que sea Biden o que sea Trump. Quien quiera creer, que crea.

Pero claro, tres días sin definición en la elección estadounidense son demasiados para un corazón argentino. El jueves por la mañana, durante una entrevista por radio, Martín Guzmán se escapó de la estrategia. “No es lo mismo; pienso que cambiaría (con Biden) sobre todo el tema del multilateralismo, las relaciones internacionales… Está claro que EE.UU. tiene el rol primordial en determinados equilibrios geopolíticos y que Donald Trump y Joe Biden tienen posiciones diferentes”. Quedó claro que, para el ministro de Economía, era mejor que ganara Biden a que Trump terminara reelecto.

Guzmán terminó explicitando lo que el Gobierno piensa puertas adentro. Que con Biden presidente EE.UU. no mirará tanto al Brasil de Jair Bolsonaro como el faro de América Latina. Que surgirán más coincidencias sobre el desafío de la pandemia y que no habrá grandes interferencias sobre la fluida relación que el ministro de Economía construyó con Kristalina Georgieva, la directora búlgara del FMI.

Las otras dos cuestiones estratégicas son Venezuela y Cuba. Después de la visita que Sergio Massa le hizo esta semana al embajador estadounidense en Buenos Aires, Edward Prado, el Gobierno se quedó con la idea de que Biden podría colaborar para construir un escenario de mayor racionalidad que evite el choque frontal con el chavismo. Los más entusiastas hablan de un cambio a partir del 15 de enero que restaure las garantías de la oposición y posibilite un proceso electoral que hasta hoy está viciado por el autoritarismo de Nicolás Maduro.

Las fantasías son más complejas cuando se piensa en Cuba. Es cierto que los demócratas pusieron en marcha un plan de descongelamiento con el régimen castrista que impulsó el gobierno de Barack Obama. Pero no será fácil volver a aquellos tiempos. Demasiadas cosas pasaron desde entonces y, sobre todo, pasaron cuatro años de Trump.

Los dilemas de Venezuela y Cuba son indispensables para Alberto Fernández porque cruzan sobre el puente de cristal de su relación con Cristina. El kirchnerismo exhuma en estos días las fotos de la Vicepresidenta con Biden, con quien se reunió en la década pasada antes de que una ofensa innecesaria con una valija diplomática rompiera los vínculos con el gobierno de Obama. No es la única que reivindica esos lazos que ahora cotizan al mejor precio.

El hombre que está a un paso de la Casa Blanca también se ha cruzado con Massa, con Argüello y con otro argentino encumbrado, el Papa Francisco, con quien se encontró varias veces.

“Ahora va a ser el compañero Biden”, exagera un integrante vitalicio del peronismo acerca del candidato demócrata que va camino a convertirse en el segundo presidente católico de los Estados Unidos después de John Fitzgerald Kennedy.

 

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