A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 5 de marzo de 2024

LAS RATAS Y LA POLITICA


 Por Miguel Wiñazki

Fue una aparición súbita de lo repugnante, como si la corrupción hubiera encarnado en el roedor inmenso que brotó desde los albañales hasta las cámaras de TV. El jefe de gobierno de la ciudad desmantelaba micrófono en mano un espacio más de ilegalidades y de repente los gritos, los saltos y la aversión atávica a ese símbolo de lo inmundo y de las pestes reflejaron el inmenso valor metafórico del momento.

Un par de patadas zamarrearon a la rata que terminó entre las fauces de un perro o dos.

Todo en un instante asombroso, después de que el presidente calificara al Congreso de “Nido de ratas”, como coadyuvando a potenciar la expectativa de su discurso de anoche.

La rata emergió en momentos en lo que el ex presidente Alberto Fernández tropezaba con la radiografía periodística que reveló Clarín, una lapidaria trama de estafas, una maraña de brokers de seguros, y de robos bien encubiertos que él no podría ignorar, porque estaría directamente implicado. Salieron a la luz complicidades atroces y negociados de los que se conversaba en la mismísima quinta de Olivos mientras la sociedad permanecía encerrada por la pandemia según la orden del mismo Fernandez. Orden para el resto y no para sí mismo. Él la transgredía según su real gana, o más bien, según sus intereses creados.

Las ratas salen a la superficie.

Y los rateros saquean en grande.

Se desvanece el último capital político del ex presidente: afirmaba orgulloso, con camuflado orgullo de sí mismo, que no era corrupto.

La justicia decidirá ahora si era o si no era.

Pero la rata que apareció en Retiro simboliza una multiplicidad de pestes conjuntas.

Escribió Ernesto Sabato en su tenebroso “Informe sobre Ciegos”, que es en realidad un informe para ciegos: “¡Abominables cloacas de Buenos Aires! ¡Mundo inferior y horrendo, patria de la inmundicia! Imaginaba arriba, en salones brillantes, a mujeres hermosas y delicadísimas, a gerentes de banco correctos y ponderados…Mientras por ahí abajo, en obsceno y pestilente tumulto, corrían mezclados las menstruaciones de aquellas amadas románticas, los excrementos de las vaporosas jóvenes vestidas de gasa, los preservativos usados por correctos gerentes, los destrozados fetos de miles de abortos, los restos de comida de millones de casas y restaurantes, la inmensa, la innumerable basura de Buenos Aires…”

No se trata solo de los desechos inevitables de los cuerpos y del devenir dual, entre la elegancia pública y el basural inevitable que siempre drena la vida misma.

Es también la basura moral, la innumerable basura que propicia y multiplica la vida de las ratas.

La rata está asociada a la peste.

Y la peste ya no puede esconderse.

Es copiosa la literatura al respecto, Según Albert Camus, insoslayable; “la peste se nutre de la indiferencia, la desesperanza y la falta de solidaridad”.

Las ratas salen a la superficie cuando la basura se amontona ante la desidia de los que observan cómo se acumula. Y de ese modo contamina a todos.

La Argentina como un “Ratatouille” envenenado.

La decadencia cloacal cimentada en décadas de impunidad.

¿Algo está cambiando?

La justicia revisó dictámenes anteriores referidos a Cristina Fernández de Kirchner y ella afronta ahora la real posibilidad de ser procesada como jefa de una asociación ilícita.

El irregular desfile de las ratas comenzó hace demasiado tiempo, aunque antes algunas de ellas eran mayoritariamente alabadas y ahora son más bien refutadas y eventualmente procesadas.

A veces sin embargo, no es simple distinguir a las ratas de quienes no lo son.

El que esté libre de roedores que arroje la primera piedra.

La infección sociocultural es profunda y expandida.

Se percibe en todos los ámbitos. En el fútbol con arreglos escandalosos para favorecer a clubes deportivamente menores pero con posibilidades mayores urdidas por capitostes mafiosos.

Se constata en sindicatos momificados en las figuras eternizadas de jefaturas millonarias. Se vive como una herida en el desprecio a la educación de gremios que prefieren preservar su inmunidad política y militante y parar la enseñanza a su antojo.

Se patentiza en algunas organizaciones sociales en donde sus caciques toman dineros a raudales para transferirselos a sí mismos.

Llega la infección a un clímax peligrosísimo con el narcotráfico incrustado en medio de la pobreza, reclutando “soldaditos” aunque mueran rápidamente a condición de que recauden algo para las ratas hambrientas de dinero sucio.

La rata de Retiro nunca sabrá cuántos símbolos condensó en su aparición estelar y abyecta a la vez.

¿Por qué no habría de irrumpir si la suciedad es tan extrema y propagada?

Es verdad que las ratas son las primeras en abandonar los navíos cuando van a naufragar.

La Argentina es un extraño lugar en el mundo en el que las ratas no se van aunque naufragamos tantas veces.

Esa perseverancia, esa peste, esos basurales, no terminan nunca de reproducirse.

Aunque ya es hora de abolirlos, de enjuagarnos de tantas cloacas fluyendo a la luz del día.

O se limpia la basura, o ganan las ratas.

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