Por estos días se cumplen 50 años de aquella avivada de Ernesto Palazzi que le valió a Santiago del Estero consagrarse campeón argentino de basquet en Misiones en 1962. En dicho certamen, Santiago del Estero derroto a Córdoba, en la final por un doble (80 a 78), cuando solo restaban 12 segundos y Ernesto Palazzi le "robo" el balón a Hugo Olariaga, el mejor jugador del torneo, y convirtió ante el estupor de todos quienes asistieron a la definición, jornada en la cual se recaudaron 320 mil pesos.
Córdoba defendia el titulo y era el gran favorito. Santiago, un equipo aguerrido se gano el corazón de los misioneros que lo apoyaban. Ganaba Córdoba que "regulaba" todo el partido. Eran los tiempos de Marcelo Farias y Hugo Olariaga- el mejor jugador del torneo- cuando el primero se elevaba y convertía desde todos los ángulos. Faltando siete segundos, ganaba Córdoba por un simple. Olariaga realizo un saque bajo su tablero, pero el juvenil Ernesto Palazzi de 18 años se la "robo" y convirtió ante el estupor cordobes. Santiago campeón argentino.
Olariaga en un ataque de nervios quiso tirarse al rió desde el escenario, controlado por sus compañeros. Ese torneo dio mucho que hablar. Al problema de Palazzi en Encarnación, aquien lo quisieron detener en una acción confusa se sumo el partido regulado entre Provincia de Buenos Aires y Santiago del Estero para que Capital Federal fuera eliminado hizo que estos se retiraran del campeonato.
El plantel de Santiago estuvo integrado por Benjamín Arce, Carlos Ríos, Alfredo Tullí, Ernesto Palazzi, Luis Torres, Gustavo Chazarreta, Hugo Abutti, José Butiler, Guillermo Correa, José Flores, Anibal Jimenez, y Eduardo Marquetti.
El periodista Roberto Eduardo Vozza entrevisto en una oportunidad a "Inqui" Ríos y este le dijo sobre aquella hazaña: “Faltaban 12 segundos, Córdoba nos ganaba por un punto (78-77) y además tenía la pelota... Repuso Hugo Olariaga intentando darle a Marcelo Farías. Yo adiviné el pase interceptando su trayectoria con un cachetazo. El balón fue al medio de la cancha y terminó en las manos de Ernesto Palazzi. La tomó y convirtió como una ráfaga. Pasamos a ganar por uno. El equipo de Córdoba y todo el estadio quedaron paralizados. En la nueva reposición Federico Hausberger, anonadado por la sorpresa, sacó mal al pisar la línea. Reiniciamos y me cometieron foul. De los dos tiros libres, emboqué uno. Final: ganamos 80-78 y nos consagramos campeones argentinos con el equipo al que menos confianza se le tuvo al salir de Santiago...
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