INDIGENCIA, ABANDONO,
HAMBRE Y “PLANES SOCIALES”
OFICIALES
QUE NO PROMUVEN EL DESARROLLO HUMANO
QUE
HACER CUANDO SE REGALAN
PESCADOS
Y NO SE ENSEÑA A PESCAR
Por LUCHO
MARTINEZ TECCO
Nota N° 1
Uno con 81 años y 65 de
profesión en esto del turismo,
ha visto, obvio, muchas cosas. Y ha vivido y vive eso de la “moda”
de la ecología, de bosques nativos depredados para la soja, echando
de sus tierras ancestrales a pobladores nativos sumidos en el hambre
y el abandono Mientras la sociedad “culta” parece haberse sumado
a la “Moda” de la “ecología” y el llamado “turismo
ecológico” es promovido por numerosos operadores, con programas de
visitas a sitios con recursos paisajísticos aun no demasiados,
reservas naturales e incluso comunidades de habitantes originarios
que luchan por mantener sus culturas ancestrales, tratan de
sobrevivir, y la exhibición de
su penosa subsistencia es el “atractivo turístico” dominante, y
la compra de algún “suvenir artesanal “el aporte elegido para
mejorar su calidad de Vida.
Y a solemos llamarlo
“turismo ecológico”
Siempre que hablo o
escribo algo de turismo y ecología,
me pongo, tal vez, cargoso, repitiendo la que creo es la mejor
definición de ecología que conozco:
“la
ciencia que estudia la relación de los organismos con su medio”.
Y, obviamente, la relación
del organismo hombre turista
con el organismo hombre residente,
ambos coexistiendo en el “medio” que los acoge. Relación no
siempre armoniosa, que debiéramos estudiar más seriamente en la
rama –poco explorada- de la “ecología
social”. Luego de lo aprendido en apenas
seis días me permite asegurar, sin equivocarme, que planes
especiales de educación comunitaria, eliminarían las “villas” y
asentamientos precarios, los planes “trabajar” y todos esos
engendros semillas de captación de votos, en
lugar de enseñar a cosechar , con semillas orgánicas y de verdad el
fruto verdadero que provee la auto subsistencia, y el natural y sano
orgullo de ser verdaderos sostenes , materiales y espirituales de
nuestra descendencia, hijos nacidos y
criados en contacto con la naturaleza, amando la tierra en la que
viven y, como nuestros ancestros(ya sea inmigrantes de la vieja
Europa o el sabio oriente) o descendientes de las culturas
originarias de América, que nada tienen que envidiar a los míticos
egipcios, los sabios babilonios o los filósofos griegos.
. Porque, recordémoslo,
cuando ellos inventaron el calendario, los
Mayas ya lo tenían, y los Incas
disponían de sistemas de riego y sembradíos en terrazas
escalonadas, que modernos ingenieros agrónomos hoy utilizan –
como novedad- en países famélicos y
sojuzgados, del que llaman el “tercer
mundo “para que sus habitantes puedan comer
y, obvio, trabajar como esclavos para engordar las arcas de las
multinacionales caníbales del “primer
mundo”.
Lo que tiene muchísimo
que ver con lo que tratare de contar a continuación.
Dos jóvenes madres, con sus bebes, recogen verduras en su quinta “comunitaria“. Disponen además de campos con nogales y frutos “de estación” para consumo propio y el excedente para producir dulces y mermeladas que venden en la “feria” artesanal del poblado cercano.
Este
escriba, disfrazado de “turista” haciendo de quintero.
Cosecha un tomate orgánico de los últimos de la temporada, que se
comío en el almuerzo. Oi que construirán en breve un “vivero”
para tener “hortalizas de estación” todo el año.}
Piedra
tallada por los
Comechingones, con
morteros para producir harina de maíz y otros alimentos..
Precolombina. (Circa
1400 DC) Se encuentra
en el gran parque, a pocos metros de la edificación principal. El
lugar fue, inteligentemente utilizado por los aborígenes como su
asentamiento por su clima, aguas y magnetismo,
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