A fines de los 60ºs y comienzos de los años 70’, la Avenida Constitución, esa que, desde el ingreso por la Ruta 2, nos muestra ahora la cara de los alfajores, las Estaciones de Servicio y los supermercados foráneos, era entonces una plácida vía de entrada, matizada a su vera de señoriales chalets, preanuncio del coqueto barrio de las callecitas raras que nace a la izquierda, y una sucesión de “boîtes” y “Confiterías bailables”(Vulgo boliches) que ya le daban a Consti ese tonito de calle distinta, para algunos casi pecaminosa y para otros la meca de la diversión nocturna.
LOS BOLICHES MAS FAMOSOS
Es que, algunos “boliches” (hoy desaparecidos) se imponían con su música, su estilo, su publico y hacían que, para marplanautas iniciados y turistas “bienudos” (al decir del mítico Landrú) Constitución fuera “lo más”. Y “ rompían la noche “, con su música de ablande, “Los Aromos” para parejas no siempre parejas, (en formación o de festejo) , Enterprise (el plato volador) cuya inauguración fue un acontecimiento, junto a sus shows internacionales, el sonido de ese genio Alfredo Savasta, los primeros porteros “patos vicca” como el inmenso “Carlitos” (más bueno que Lassie, que llegaba y se iba al amanecer en una bicicleta que le quedaba chica) primeros guardianes forzudos que se conocieran por estos lares, y un insólito boliche subterráneo, “BANANA” donde sonaba los veranos el entonces iniciado ”Banana Pueyrredon”, cueva habitual de los jóvenes jugadores de Rugby y también, mas acá, el tanguero “Del 40”donde reinaba el 2x4, la pilcha con corbata, y señoritas bien o más o menos, con señores canosos en trampa y señoras teñidas, también “en trampa” con señoritos peinados “a la Brancato”.
TRAMPA CON TRAMPA
Y lo gracioso, era “la trampa de la trampa”. Cuando una señorita empezaba a ser “oficial”, hacerle la trampa era irse a Mogotes con otra señorita, donde empezaban a sonar Yango y Mazmorra, como ruidito top “mirando al sur”-
Y más acá, en Consti, casi llegando al mar, en la esquina de Pasteur, donde hoy asan lechones a la vista y funciona un restaurant que conserva el nombre, (pero no las mañas) estaba el mítico, genial, único “Pancho Freddy”-
Ese que tenia, en su pedestal amurado a una de las paredes del fondo del salón, un papagayo, vivo, inmenso, que debía ser sordo, y que los iniciados, para ver si estaba vivo o era un ave embalsamada, trataban de despertar tirándole hielazos sacados del vaso de whisky.
Que los cancheros pedían al mozo diciendo “Dame un vidrio”
Ahí reinaba Nelson Mosteiro, gerente y bongosero.
NELSON EL PRECURSOR
Fue Nelson el primero en Argentina que importo, del Uruguay, morochos percusionistas que le ponían acompañamiento, en vivo, a las grabaciones de onda bailable de aquellos tiempos. Toda una innovación, que le valió a la Avenida, su nombre-marca-slogan que la hizo famosa: “La Avenida del Ruido”.
Y antes, no se decía “esta noche vamos a bailar”, Se decía “vamos al ruido”. Así, por años, Pancho Freddy fue la meca ruidosa de la noche de Mardel, el lugar de encuentro de los conocedores, el único del país que debía tener clientes con “cuenta corriente” o como algunos tránsfugas conocidos en la farandulita de entonces, que, como el “ingles Kiernan” hacían un deposito en efectivo al comienzo del verano, para ir consumiendo noche a noche con señoritas siempre nuevas “levantadas” en los barcitos de la Bristol.
Para más datos, ahí fue donde se hicieron los primeros arrumacos la actriz de la voz densa, Graciela Borges y el que luego seria su marido y padre de su hijo, el automovilista y estanciero “Maneco” Bordeu.
Donde también sentaban su fama de “play boy” local el reconocido “Tornillo” Belotti, (el Rey del Dulce de Leche “Chimbote”) y muchos otros, entonces famosos personajes de la noche local y hoy canosos, o pelados o panzones empresarios locales, que, si leen esto y están en este mundo, no me dejaran mentir.
COMO LE PUSIMOS EL NOMBRE
Entonces, este novel periodista, fatigaba una Underwood escribiendo para la Edición de Verano del diario El Mundo de Buenos Aires, (éxito editorial anterior aClarín), edición dirigida por Horacio de Dios (y luego Beto Devoto) que tenia entre sus colaboradores, nada menos que a Juan Carlos Colombres (Landrú), Ulises Barrera, la mítica “Valentina” en espectáculos, Bernardo Neustad en Política Nacional y a un ícono de la fotografía periodística de entonces, el “traca”Gemelli, autor de las fotos de empulpadas señoritas en bikini publicadas bajo el titulejo de “La Sirena de Hoy”.
Y fue De Dios el que un día me dice:“Che, pibe…anda y haceme todas las noches un comentario de lo que pasa en Constitución, que esta de onda, para publicar todos los días” .
Sección fija que no me costo el divorcio de casualidad, ya que mi mujer era una santa, y decía: “mi marido, pobre, trabaja de noche, se acuesta como a las cinco y a las nueve tiene que estar arriba, para ir al diario a escribir que, si no, lo matan…”
La columna diaria (que era como media pagina), se llamó, “Ayer en el ruido”.
ENCUENTROS QUE TE DEJAN “HELADO”
Con los años, cuando se lleno de heladerías famosas, pegadas a los boliches de ablande, solían pasar cosas horribles. Las noches cálidas, los papis y mamis llevaban a tomar helado a sus hijos hasta altas horas de la madrugada,( que para eso la gente esta de vacaciones). Y por ahí los chicos gritaban: “Mamaaaaa…. Ese que sale de ahí con esa rubia, no es el tío Jacinto…? ¿No dijo la tía que ella no salía que estaba cansada de la playa, pero que el tío iba un ratito al casino?..¿Este es otro Casino, mama?....“
Y, si. Empezó a pasar, a mezclarse el público. Pero YA había nacido el mote de “Constitución, la avenida del ruido”.
Que hoy emite ruido de mandíbulas comienzo pizzas y choripanes y de sorbeteadas de helados “artesanales” aunque, es verdad, algún “ruido” le queda.
El de ser la entrada mayor a la ciudad.
Quelevachaché
Lucho Martínez Tecco
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