Por GUSTAVO BAZZAN
Tiene razón el viceministro de Economía, Axel Kicillof. Esto no es 2001. El funcionario hizo referencia a ese fatídico año para refutar las versiones que hablan de profundizar la pesificación de la economía.
Tiene razón Kicillof , claro, s iempre que al Gobierno no se le ocurra pesificar los depósitos en dólares.
Justamente el temor a que se avance sobre ese patrimonio es lo que llevó al retiro de US$ 3.800 millones en siete meses.
Pero asumiendo que eso no sucederá, no hay mucho por pesificar . Desde el crack de la convertibilidad, ya no es tan fácil firmar contratos en dólares o endeudarse en esa moneda. Los contratos de alquiler en dólares son un dato marginal.
Endeudarse en dólares no es para cualquiera , como en los 90. Los bancos solo pueden prestar en divisas a empresas vinculadas a negocios de comercio exterior, es decir que tienen sus ingresos en dólares. No hay descalce de moneda. El que cobra en pesos, se endeuda en pesos.
Hay un punto de difícil solución porque, como dice el Gobierno, hay razones culturales que vienen de casi 50 años atrás.
Las operaciones inmobiliarias se tasan, se negocian y se pactan en dólares . Si esa es la “batalla cultural” que quiere dar el Gobierno, ya hay pruebas de que no le será fácil.
Las operaciones se desplomaron en los últimos meses y todo indica que la parálisis será casi total en el futuro inmediato si no aparece un cambio de escenario. Los vendedores tiene en mente el precio de su propiedad en dólares. Y están dispuestos a negociar precio, pero no el medio de pago. Los inversores que impulsaron la actividad inmobiliaria en los últimos años también decidieron hacer una pausa.
Resta, en todo caso, “desdolarizar” la cabeza del ahorrista , Y no parece tan difícil. Hay que asumir que existe la inflación. Justamente como el Gobierno no la reconoce, y por lo tanto no se preocupa en combatirla, es que quien tiene un peso de más busca transformarlo en dólares. El Gobierno lo está impidiendo como puede. Se metió en una trampa. Y lo niega.
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