A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

miércoles, 6 de junio de 2012

EL ELOGIO DEL PERIODISMO



Por Miguel A. Brevetta Rodriguez
 
 Allá lejos en el tiempo, me sorprendí cuando un amigo nuevo, (1) dijo de manera categórica ser de profesión periodista. Sin duda que esta actividad no despertaba por entonces, las suspicacias y preferencias que hoy la califican desde los más osados y controvertidos puntos de vista. Claro, que esa actividad solo estaba ejercida por un puñado minúsculo de amanuenses que tenían el sagrado deber de informar a la comunidad, sobre el acontecer diario de la marcha de su terruño y - en contadas ocasiones- del mundo. 
En mi provincia existían, como puntos de referencia, sólo un diario y una radio de amplitud media, ambos de propiedad de una familia. Y nada más. Pasaron los años y la sociología –también ciencia poco conocida- incorporó a nuestro léxico cotidiano el término “medios de masiva comunicación” para ilustrarnos de la magnitud en el alcance, que adquirió la noticia como proyección. Y dentro de ese mismo concepto no tardó en insertarse la televisión, la radio en frecuencia modulada, las revistas, periódicos, el cine y felizmente internet, que impuso el conocimiento global de manera instantánea al alcance del mundo contemporáneo.
Del principio a la fecha, océanos de tinta graficaron los hechos cotidianos en cumbres de papel, reflejaron la evolución del hombre y el devenir constante de sucesos mundanos. Y así el sencillo oficio de escribir, fue ganando espacios y adjudicándose logros imprevistos, cuando informaba desde la verdad objetiva y opinaba con total independencia y ecuanimidad. Los medios crecieron abruptamente y con ellos el ejercicio periodístico, ende los periodistas. Alguien dijo que se constituyó en el cuarto poder, otros lo mas impetuosos, le adjudican el primero - por sobre de nuestras instituciones- lo que resulta aventurado y exagerado, pero no por ello menos importante. 
Como en todas las artes y oficios, luces y sombras describen su derrotero, porque después se conoció la otra parte, la cara fea que identificó a otro periodismo, mostrando a quienes no vacilan en mancillar una labor noble y sencilla que debió mantenerse inalterable en el tiempo, pero como en el “Cambalache” de Discepolo,  se mezclaron, los buenos con los malos, los talentosos con los mediocres, los infames con los decentes, como no podía ser de otra manera.
Perdió vigencia y espontaneidad aquella definición concluyente que decía que: “El periodismo es función docente” (2) en la palabra y los escritos del amigo Segundo Osorio, cuando no se conocía su parte oscura y lapidaria. 
Tal vez por ello, es que las piedras existen en casi todos los caminos: “La precariedad del trabajo, los salarios del hambre, los salarios de mierda, la censura, la autocensura, en cualquiera de sus putas formas, la presión política que exhibe a la publicidad oficial como a una prostituta de medios y periodistas, la ausencia de una ley que reglamente y transparente la distribución equitativa de ésta a falta de inversión privada, y los periodistas corruptos, son sólo algunas de las calamidades, que hacen infame al oficio. Eso sin embargo no es todo. Hay discusiones conceptuales y perogrulladas que algunos dinosaurios de la especie todavía alientan para retrotraernos al Medioevo. Es menester que el debate se nutra en la diversidad editorial, de fuentes, de géneros, de estilos, y de pensamientos. Al igual que la realidad, el cuerpo debe militar, también, la palabra” (3)
El elogio del periodismo transita en esta hora, por una ruta de doble mano, por donde circulan los unos y los otros. Están los que desinforman, ocultan, deforman, manipulan y mienten, pero también existen los que se avienen al deber de informar, sin ocultamientos mezquinos, ni deformaciones odiosas, los que no responden a la manipulación ni propia, ni extraña, porque no conciben a la mentira, como información. 
Sin dudas el tema desborda pasiones y porque admite controversias, no es fácil colocarse en el punto medio de la objetividad. Por ahora lo que tenemos por cierto es que: “El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto.” (Francisco Umbral) Lo demás está por verse.
FUENTE:
1- Cesar Leovino Suarez, periodista y docente santiagueño.
2- Epígrafe en portada del semanario santiagueño: Sonoridades.
3-Alfredo Germignani. Revista Cuna, Año Nº 2, Nº. 5. 2007, Chaco.

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