POR EL
PRECIO UN CAFÉ, VOLVER A SER LO
QUE
UNO ERA, CUANDO ERA LO QUE ERA
Lo había visto mil veces, desde
afuera, pasando en taxi rumbo a otro lado, pero una noche me entere
que cantaba y tocaba la guitarra allí mi amigo Marcelo
Sanjurjo (se crio con mio hijo Daniel).Y fui,
solito mi alma .Chico el lugar, apenas unas veinte mesas, estaba al
mango. Como no había reservado, como todo el mundo, tuve que
explicar que era amigo de Marcelo (que aun no había llegado) y por
mi bastón, mi barba blanca y mi edad, me tuvieron lastima, Y me
dejaron sentar en un rinconcito. Cuando Marcelo llego, besos,
preguntas por su amigo, mi hijo y un show de hora y media de “Tangos
Conversos”, ante un publico de parejas, grupos de amigos/as,
músicos, y “gente como uno ( como decía mi amigo Landru). Cuando
todo termino, previo “pizza” tanguera de otros cantantes amigos,
el dueño del lugar (también cantor) me dijo al irme:
“tenes que venir de día, a
las tres cuatro de la tarde, tomamos un café y charlamos…te va a
gustar...”
Como queda mas o menos cerca de mi
c asa (España y Ayacucho, en el corazón de La Perla), volví una
tarde. Y me encontré con gente de mi edad o menos, pero maduritos,
charloteando, leyendo el diario, discutiendo, amablemente de
política, de la inseguridad, dela muerte de Estela Raval, de lo poco
que se escuchan tangos en las radios, de que vuelve Tinelli (para
unos un payaso y para otros un vivo),del próximo partido de la
Selección con Brasil en Estados Unidos,(que ya fue y ganamos,
(Messi mediante) ,y así.
Como “nuevo parraquiano”
empezaron las preguntas de quien era, y al dar mi nombre y apellido,
la sorpresa:
“Ahh mita…cuando vos eras tal
cosa, yo era tal otra…te conocí, ¿no te acordas? Y así, la
mención de amigos comunes, de tránsfugas con los que habíamos
compartido transfugadas, de señoritas conocidas en Pancho Freddy
allá por los 60as (hoy abuelas) y de cosas de nuestras vidas comunes
(Mar del Plata no es tan grande como parece). Ya casi cayendo el sol
y bajando el frio, nos empezamos a ir. A la noche habría otro show,
con otros cantores, con nueva y vieja gente, pero con ganas de
retornar otras tardecitas, y sentir que uno volvía, por un rato, a
ser lo que uno era cuando era. Algo que, seguro, sentían los otros
parroquianos.
Esos que hacia años que, por
esas cosas de la vida, no habías vuelto a ver ni oír.
“Che…estas mas gordo,
cuídate… ¿tenes colesterol?... a mi el reuma con esta humedad me
tiene loco… ¿cuando volves?...creo que tengo una foto donde me
parece estamos juntos en una paella del Centro Gallego…a lo
mejor no me reconoces…tenia pelo, tenia…”
Prometí volver, cuando afloje un
poco el frio.
Quelevachache
Lucho Martinez Tecco
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