A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 9 de junio de 2012

LONG ISLAND CON OTROS OJOS


Por Lucho Martínez Tecco 
     Viajé a USA, por primera vez, hace algunos años para visitar a mi familia radicada en Long Island desde hace 40 años.
     Y juro que me sorprendí. No por ver, en vivo y directo, los Estados Unidos que uno conoce por el cine y la TV. ¡No! Por otra cosa, más allá de la espectacular Manhattan, de la 5ta Av., de las luces de Brodway, de las vidrieras de navidad, del árbol del Rockefeller Center (que vimos mil veces en las repeticiones de la película Home Alone 2 - Mi pobre Angelito 2).
    No me sorprendí por nada de eso. Ni por el cerco, las fotografías, y las luces de las "Twin Towers", con tanta gente desaparecida tan dolorosamente. Me sorprendí por la gente, la de la calle, la de los barrios, por los coreanos y los chinos que frente al cerco de las torres ausentes, hacen su negocio vendiendo a turistas de todo el mundo camisetas alusivas al desastre, pins, postales y todo el marketing alusivo.
 ¡Hay que mirar para adelante!, recordar el valor y el heroísmo de los muertos y también generar un producto turístico único e irrepetible.
Los "Souvenirs" también se venden (¡fijate tu!) en la 5ta Av. cerca de la biblioteca de New York City ¡¡¡a menos de la mitad de precio!!!
LA IMAGEN COMPRADA
    Un latino como yo, primerizo, llega a USA con una falsa imagen. Esa que le vendieron (y uno compró) en la TV, en los films de Hollywood, en los discursos guerreros de presidente Bush por la CNN, y en los films de los jerarcas del Fondo Monetario Internacional (esos que aprietan la fundida economía de nuestros países, como para sacarle aceite a un ladrillo de barro cocido)
    Esa imagen, donde todos los italianos son "de la mafia", los latinos "pandilleros delincuentes", y donde los "buenos" son siempre "rubios de ojos celestes".
Y resulta que "los rubios" son también gente como uno, que ganan y gastan en dólares (no como uno, claro). Que tal vez no saben demasiado de nuestros países, pero con las primera palabras se interesan, disculpan nuestro estrafalario ingles y se esfuerzan por entendernos.
 Cosa que seguro no hacen los "de arriba", los grandes políticos. (Salvo en los días previos a las elecciones, buscando el voto de los latinos residentes, que son un porcentaje importante de la población que decide)
CALIDAD DE VIDA
      Y lo que primero nos sorprende "es la calidad de vida" de Long Island, un paraíso que aparece como un Estados Unidos desconocido por nosotros. Las casas de los "pudientes" y de la "clase media" se muestran con sus grandes parques y jardines, y lo mismo en los barrios y apartamentos donde viven los extranjeros recién llegados, particularmente latinos y los que están ahorrando para mandar dólares frescos a sus sufridas familias, allá lejos, en México, la América Central y nuestro muy lejano sur.
SIN CALCULADORA
    Los recién Llegados andamos todo el día con una calculadora en el bolsillo, sufriendo un infarto cada vez que multiplicamos el precio de cualquier cosa (comidas, ropa, lo que sea) en dólares, por el valor de cambio de nuestras flacas monedas.    Pero cuando sabemos lo que cobra (y le pagan por ejemplo) a un obrero latino por limpiar la nieve de la entrada a los garajes de las casas, empezamos a entender.
    Y dejamos la calculadora en casa. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
DE PELICULA 
Claro que Long Island no es "la gran manzana" (por suerte) aunque sea también parte del estado de NY. Para nosotros es un mundo desconocido que no vimos nunca en el cine o la TV, como tampoco la vimos o nos la mostraron con sus grandes pinos chorreando nieve, o nos contaron lo que era Long Island en verano. Con su mar a ambos lados, sus playas (exclusivas para residentes de las distintas ciudades y villas de la isla), sus embarcaderos deportivos y sus inmensos parques públicos, todo, a un paso (por autovías o tren) de la brillante y atiborrada New York City, macró polis que nos muestran en las películas de gánster, en las del Central Park de Woody Allen, la de los chacales del FBI, la de "los negros" del Harlem o el Soho, las de los "pandilleros racistas" de la serie televisiva "Policía de New York".
¿Y LOS PERROS?
    Créanlo. Uno llega a Long Island con los ladridos de los perros de su lugar de origen, metidos en las orejas. Esos ladridos, que en nuestros pueblos, salen de las fauces de los canes "marca perro", de "pedigree" tan desconocido como los alimentos que consiguen tan misteriosamente.
 Ladridos que en Long Island no se oyen. Donde, cuando cae la noche temprana llega el silencio, apenas roto por lejanas sirenas de la policía (tal vez), la ambulancia, o los bomberos.
¿Dónde están los perros que no se ven? Y seguro que, como las brujas "que los hay, los hay".
DESAYUNO; ALMUERZO Y CENA
     Y como uno, por más viajado que sea, recién llegado de Latinoamérica no entiende eso del desayuno con huevos, panceta, cereales, panqueques con miel de maple, jugos y mermeladas. Y panes dulces o salados, sacados del freeser, y tostados en un horno eléctrico. Nada que ver con nuestros desayunos (salvo honrosas excepciones) a puro mate, o café con leche y tostadas de pan "francés" de los más pudientes, o en las cafeterías publicas, con medialunas fresquitas (que quiere decir "calentitas").
    Y uno se sorprende con la frugalidad del almuerzo norteamericano (que después no tiene una siesta reparadora) para cenar ¡me quiero morir! cuando aun el reloj no marcó ni las 7 p.m.
Es la hora en que nosotros, salvo en las grandes capitales todavía sudamos la gota gorda trabajando para ir a cenar a casa (con suerte) a eso de las 10 u 11 p.m., cuando no más tarde. ¡Que se yo!
    Y uno, se pone a mirar la ya finalizada serie "Pedro el Escamoso" al igual que allá en casa y se tiene que ir a dormir, para no molestar a los parientes, con los ojos abiertos como el dos de oro, esperando que le llegue el sueño que el cuerpo pide y la cabeza no quiere dar.
Mientras todos los demás, hace rato que duermen soñando con los angelitos.
PINE LAWN Y MALVINAS
    Y me encanta la gente, ya lo dije..., la gente común, la que vive y trabaja en ciudades como "Springfield" (la de los Simpson, pero sin los Simpson). Es lo que más impacta, lo que desmitifica a los "Yankees go home", esos que nos metieron en la cabeza que mascan chicles todo el día y que nosotros en Farmingdale, Bethpage y toda la isla no vimos para nada.
    Y valga para cierre una anécdota: nuestros familiares nos llevaron a ver el cementerio de "Pine Lawn" (Long Island National Cementery). Impresionante con miles y miles de tumbas todas iguales, de piedra blanca, en filas interminables, como un fantasmal ejército, que se pierden en el horizonte, semicubiertas por las primeras nieves del invierno.
    Estábamos tomando fotos digitales con nuestra modesta camarita, cuando un empleado del cementerio, que circulaba manejando una camioneta, nos increpó duramente con un, gritado con rabia, "Wath are you doing here!!!?".
 Pero su gesto cambio (y también su tono de voz), cuando pudimos decirle que éramos periodistas extranjeros, estábamos visitando uno de los cementerios más grandes o el más grande de Estados Unidos, ese que guarda los cuerpos y mantiene vivo el recuerdo de los muertos por la patria, caídos en todas las guerras, desde la del 14', hasta la ultima, cualquiera que sea.
    Y el hombre nos abrazó emocionado cuando le dijimos, con nuestro deplorable ingles, que habíamos rezado por el “descanso eterno de esos héroes” (para nosotros anónimos).
Tan anónimos como los soldaditos argentinos que yacen en sus tumbas allá en Malvinas, también cubiertas de nieve. Héroes sin medalla de honor. Héroes y también victimas de ambiciones ajenas.
    "QUE LE VAS A HACER" le dijimos en castellano mientras nos abrazábamos con lagrimas en los ojos.
    "Gracias por su visita y sus respetos", nos contesto en ingles. Y al despedirnos le repetimos en nuestro "slang" argentino: “que le vas a hacer!!!". Que seguramente le sonó, sin entendernos, como con un doloroso,
 "QUE-LE-VA-CHA-CHE"

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