Por Reynaldo Sietecase
La Corte Suprema de Justicia de la Nación sepultó la aspiración del gobierno nacional de aplicar la Ley de Servicios Audiovisuales en el 2012. El Alto Tribunal rechazó el pedido de per saltum (algo previsible debido a que el fallo de primera instancia fue favorable a la constitucionalidad de la norma y era inadmisible el planteo del gobierno). También mantuvo la medida cautelar que evita el proceso de desinversión para el grupo Clarín.
Para la presidenta Cristina Fernández el año se cierra de una manera amarga. Le había puesto fecha final a una batalla larga y compleja. Basta recordar que desde 1985 todos los presidentes democráticos quisieronaprobar una ley para regular el mercado de los medios electrónicos y todos fracasaron. O basta apuntar que el kirchnerismo consiguió la aprobación, con el apoyo de otras fuerzas políticas, y hace tres años que no puede aplicarla. La respuesta a por qué no se pudo antes ni ahora, permite entender los poderosos intereses que están en juego.
Ahora debe resolver la Cámara Civil y Comercial –la misma que en su momento fue recusada por el gobierno por su supuesta sumisión a los empresarios afectados por la ley– y si bien la Corte le pidió “que se expida dentro de la mayor brevedad posible” sobre la cuestión de fondo, (esto es la constitucionalidad o no de los artículos que establecen la cantidad máxima de licencias que puede tener un grupo y la cláusula de desinversión) todo indica que la Cámara se tomará su tiempo.
Vale una pregunta de puro sentido común: ya que la Corte concedió mantener la cautelar –contra la opinión de la procuradora Gils Carbó y aunque existe un fallo de primera instancia a favor de la constitucionalidad de la ley– ¿no deberían los cortesanos haber exigido con más vehemencia un fallo “rápido” sobre la cuestión de fondo a los camaristas en cuestión? ¿No es lo que hicieron hace unas semanas atrás con el juez Alfonso? Y otra más. En aquel momento habilitaron días inhábiles, fines de semana y feriados. ¿Por qué ahora no hicieron lo mismo?
Entre tantas malas para el gobierno, un párrafo que implica algo así como el gol del honor. El 5 a 1. La Corte Suprema sostuvo que para el Grupo Clarín la ley “resulta plenamente aplicable con todos sus efectos a partir del cese de la medida cautelar”. Ratificó de esta manera el fallo de mayo pasado en el que señala que en diciembre de 2011 venció el plazo para adecuarse a la norma. En buen romance, cuando la Corte se expida en forma definitiva sobre el fondo de la cuestión, si es a favor de la constitucionalidad, la ley se aplicará de inmediato.
Todo indica que para ese día falta bastante. La Cámara se tomará su tiempo y luego la Corte hará lo propio.El tiempo no es un factor menor para un gobierno que vive su peor momento desde 2011 con multiplicidad de frentes de conflicto abiertos (Moyano, entidades del campo, la inflación, conflictividad social etc) y con fallas severas de gestión. La elecciones legislativas del 2013 serán claves. El grupo Clarín apuesta a que la definición sobre la ley se acerque lo más posible a esa fecha.
La presidenta lanzó, en su último discurso, una nueva provocación a la justicia: “No les pido que hagan algo contra las corporaciones, no pido milagros, pero defiendan a los ciudadanos, pido simplemente que cumplan su rol y apliquen la igualdad ante la ley”. Se refería a los jueces que deben investigar y sancionarlos ataques a supermercados. Pero propios y extraños entendieron a quién iba dirigido el mensaje.
A esta altura cabe preguntarse por el fallo de fondo que deberá decidir, más temprano que tarde, la validezde la norma. La Corte Suprema, ¿podría llegar a fallar contra la constitucionalidad de los artículos de desinversión? En Balcarce 50 comienzan a evaluarlo. Y si esto es así: un gobierno democrático que no puede desregular un mercado concentrado a través de una norma avalada por amplias mayorías en el Congreso ¿está en condiciones de seguir gobernando?
Nos estamos anticipando a una situación hipotética. Espero lo interpreten como un ejercicio de imaginación. Pero de eso se trata, porque las respuestas a estos interrogantes marcarán en gran medida el año que comienza.
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