El señor González, hombre de trabajo y de progreso, recibe la noticia de que su nieto Axel, de 15 años, se ha llevado todas las materias a examen. No logró eximirse en una sola de las once asignaturas de tercer año secundario: ni siquiera Educación Física, que habitualmente consiste en jugar un rato al fútbol.
Alarmado, el señor González se las ingenia para tener una conversación a solas con su nieto. Dialogan, una sofocante tarde de diciembre, en una heladería de Caballito.
El señor González buscaba en su mente un argumento ganador en pro del esfuerzo de estudiar. Pero no lo encontró
- Yo sé que estás en una edad difícil, mi querido Axel - comienza el abuelo-. Estás empezando a ser un hombre, tenés nuevos pensamientos, nuevas inquietudes, y es complicado, a tus años, concentrarse en la Geografía, la Trigonometría, la Física, la Historia. A todos nos ha pasado. Pero fijate que, en esta época, estudiar es más necesario que nunca. Para conseguir un empleo hay que saber computación, inglés y tener estudios secundarios completos. ¡En cualquier momento será imprescindible hablar chino mandarín! Si no aprovechás estos años para estudiar, dentro de pocos años serás un muchacho ni-ni.
- ¿Qué es eso, abu?- pregunta Axel.
- Un joven que ni estudia ni trabaja. Un desperdicio. Un chico que no tiene lugar en la sociedad, no podrá trabajar en una empresa, formar familia, comprar casa. Es uno de los grandes dramas de nuestro tiempo.
- ¿Sabés qué pasa, abu? Yo trato de estudiar Trigonometría. Porque he tratado, te lo juro. Pero no me entra en la cabeza porque sé que todos esos conocimientos están en Google. ¿Para qué voy a estudiar la vida de Napoleón, si la puedo encontrar en Wikipedia en un minuto?
- Claro, pero no es lo mismo saber que buscar en Google. Los conocimientos tienen que estar dentro de tu cabeza, no dentro de la Wikipedia.
- ¿Para qué, abu? Mirá, acá tengo mi tablet. ¿Qué querés que te diga? ¿Provincias argentinas? Te las busco en un segundo. Acá están: Córdoba, Catamarca, San Luis, Salta, Jujuy, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, Chaco, Misiones, Corrientes.
- ¡Sí, Axel, está bien, está bien! No me leas más. Para trabajar tenés que razonar vos, personalmente, con la cabeza, con la memoria. No podés buscar constantemente en Google.
- ¿Por qué? La gente que trabaja en las oficinas lo hace. Hasta los periodistas, que se las saben todas.
- ¡No, Axel, no, toda esa gente no sabe nada! ¿Qué empleo podés conseguir si tenés que buscar cada cosa en Google? Nada. El día de mañana serás un inútil, un marginal, si no te ponés a estudiar ahora.
- No seas pesimista, abu. Hay que ver el vaso medio lleno, no el vaso medio vacío. Yo podría conseguir muy buenos empleos ahora mismo, si tuviera ganas de trabajar.
- ¿Por ejemplo, Axel?
- Podría hacer delivery de pizza. Ya tengo la moto, que es lo más necesario. ¡Se ganan unos buenos pesos! Y te podés comer unas cuantas pizzas sin pagar.
- Sí, Axel, pero ese es un empleo para un chico joven.
- ¡Yo soy un chico joven! Tengo quince años, abu. También puedo trabajar de paseador de perros. Me gustan mucho los animales. Te llevás quince perros a la plaza y ganás un montón de guita.
- Está bien, pero a los pocos años te aburrís.
- ¿Y vos no estás aburrido de trabajar como contador, abu? Siempre decís que es insoportable.
- Sí, pero insoportable y todo, tenés una responsabilidad.
- ¡Eso es lo que yo no quiero! Responsabilidades. A mí me mandan a regar las plantas, yo abro la canilla y te riego las rosas, la ligustrina, el jardín entero. ¡Me pongo de jardinero en este barrio, con todas las casas arboladas, y me hago millonario!
- No, Axel, los jardineros no son millonarios. Salvo aquel personaje de Desde el Jardín.
- Eso es una injusticia. La culpa la tiene la sociedad, abu. ¿Por qué los petroleros son millonarios y los jardineros no? ¿Quién de los dos cuida mejor el medio ambiente? ¿Eh?
- Tenés que pensar en trabajos más redituables, Axel.
- ¡Me pongo de modelo para los anuncios comerciales de la tele! Te hacen unos contratos bárbaros. Se gana muy bien.
- Claro, Axel, pero en ese trabajo tenés que tener suerte, tenés que tener amigos.
- ¡Músico, puedo ser músico!
- Perfecto, Axel, pero para eso tenés que estudiar música, y antes completar el secundario.
- Estudiar.¿Para qué? Yo me arreglo con una guitarra eléctrica Fass-Klack. Formo un grupo de rock y me hago famoso. Una vez que sos famoso, podés ser diputado, gobernador y hasta presidente. ¿O no?
- Sí, en cierto modo sí, pero.
- ¡Y también puedo trabajar de disc-jockey! David Guetta, sin ir más lejos, era disc-jockey. Y ahora mirá dónde está.
- ¿Dónde está? ¿Quién es?
- Abu: se me acabó el helado. ¿Me puedo tomar otro, pero de frambuesa? No es por el helado, es que me gusta la chica de la caja. ¿Tendrá muchos años?
- Dieciocho, calculo.
- Bueno. Es una viejita pero está re-fuerte. Allá voy. ¡Grande, abu!
Mientras Axel gestionaba su helado con gran entusiasmo, el señor González buscaba en su mente un argumento ganador en pro del esfuerzo de estudiar. Pero no lo encontró.
- Este chico es más vivo que el hambre - pensó al final-. Y tiene razón. Nunca será un ni-ni. De algún modo se las ingeniará para sobrevivir..
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