Ya Canal Feijoo en aquellos tiempos analizando el perfil de nuestra provincia, ya decía" Santiago es un problema." Y es cierto nunca una actitud de grandeza de sus hombres y mujeres. Siempre la chatura. Nunca hubo una linea conducente al progreso. Pero por suerte hay un grupo de santiagueños que no se han quedado con leche derramada. Estamos de pie, no somos mucho, pero seguimos creyendo en esta tierra que tiene magia. Una vez Cristoforo Juarez, caminando por su Banda natal, una parroquiana le pregunta, "don Cristoforo, donde ese Santiago de las maravillas que usted hace referencia en su libro". Camino Santiago y no encuentra nada de lo lindo que usted habla de Santiago" . Sin inmutarse, el maestro bandeño le contesta, "aquí adentro de mi corazón". Quizas ese sea el misterio de los temas folclóricos que hablan maravillas de esta tierra y sus habitantes. El otro día la cantante Soledad, reflexionaba en vos alta. Que cosa esto del santiagueño. "Todos sus creadores de los temas folclóricos, nombran a Santiago del Estero. No hay un solo tema donde este ausente la magia de Santiago y sus maravillas que solo existen para algunos santiagueños que todavía siguen siendo santiagueños y creen en Santiago.
Se quejan de los gobiernos y los políticos. Tenemos que ir al fondo de la cuestión. Cuando se afirma que los " pueblos tienen el gobierno que se merecen" creo que es una expresión arrancada de la pura realidad. Quienes conocemos Santiago, por aire y tierra sabemos que cuando se producen las elecciones para elegir las nuevas autoridades, tienen mucho que ver los comerciantes y los personajes influyentes que se valen de la necesidad y miseria del santiagueño. Ocurre como dice el Duende Garnica, "viven del fiado" que significa que quienes se dedican (no son criollos) al comercio le fían (le dan) la mercadería para que pague a fin de mes o cuando tenga plata. Generalmente los humildes santiagueños, reciben no un litro o un kilogramo de azúcar o hierba. Reciben mucho menos, y no tienen voz para levantar la queja porque todo esta controlado, por quienes por su poder económico apadrinan a los comisarios del lugar. Una dura realidad que todavía persiste. A este panorama, debe agregarse ahora a los punteros políticos, que generalmente son de los gobiernos de turno.
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