EL CARDENAL DE SANDALIAS QUE PUEDE SER PAPA

Es el arzobispo de Boston. Un capuchino que goza de amplio respeto entre sus pares. Algunos influyentes cardenales comienzan a señalarlo como firme candidato. El perfil de un hombre austero que puede dar la sorpresa. El factor Bergoglio. Valores Religiosos Se moviliza sin chofer ni asistentes personales. Es uno de los cardenales que más idiomas habla. Encaró el escándalo sexual en Estados Unidos sin medias tintas. Vendió la residencia del obispo al Boston College para pagar las indemnizaciones a las víctimas de abusos y mantuvo con ellos encuentros periódicos. Saca fotos de su actividad pastoral y las "sube" a su blog personal. Predica con cuentos y bromas. Viste un hábito franciscano que, aseguran quienes lo conocen personalmente, tiene demasiados años de uso. El austero príncipe de la Iglesia se llama Patrick O''''Malley, quien a la edad de 21 años profesó sus votos en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, y tomó el nombre de Seán en honor al apóstol San Juan. De llegar a Papa, sería el primero con barba desde la época de Inocencio XII, que murió hace 213 años. Además, ya adelantó que en tal caso, no reemplazaría su hábito capuchino por la sotana blanca. En la actualidad se lo conoce como el cardenal Seán y tiene varios admiradores en todo el mundo, donde se reconoce su capacidad y su profunda espiritualidad. Fuentes consultadas por VR destacaron cierta predilección del arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina Jorge Bergoglio hacia el purpurado norteamericano. Si se tiene en cuenta el protagónico rol que tuvo el argentino en el anterior cónclave, no puede descartarse de ningún modo un gran poder de influencia en la elección que se avecina. De hecho, no pocos medios internacionales colocaron a Bergoglio, de 76 años, como uno de los pocos cardenales capaces de inclinar la votación por uno u otro candidato. Sus chances, en cambio, se verían reducidas en esta ocasión a raíz de su edad, aunque todavía figura como "papable" entre sus pares. Con todo, la sola idea de un capuchino en la Cátedra de Pedro no deja de impactar en el mundo eclesiástico. La posibilidad de que el franciscano se convierta en Papa llevaría a la Iglesia a una atmósfera diferente, impregnada por el carisma y la regla del pobre de Asís. Una espiritualidad ansiada por muchos como bálsamo necesario ante los desafíos del mundo actual.