A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 24 de agosto de 2013

MASSA SUBE E INSAURRALDE BAJA


Por Julio Blanck
Los últimos números que recibió Sergio Massa de su encuestador peronista lo ponen ya al borde del 40% en la elección de octubre y con potencial para crecer algo más. Según ese sondeo, Massa sube por una esperable pérdida de votos de Francisco de Narváez respecto de las primarias de hace dos semanas. Pero también por un ligero retroceso de Martín Insaurralde, el candidato de Cristina. Faltan dos meses, pero esta es la primera aproximación a la hora de la verdad.
Con los 5,4 puntos de diferencia en las primarias, si no pasa algo que quiebre la tendencia, ya sea un gran acierto del Gobierno, un grosero error de Massa, o algún imponderable fuera de todo cálculo, la brecha final podría superar los 10/12 puntos. Se dice fácil, pero hay que verlo. Pero de ser así, resultaría una derrota muy severa y quizá sin retorno para el oficialismo en la Provincia, con segura irradiación a todo el país.
A la Presidenta le han mentido mucho y ella también se dejó mentir, o se hizo mentir, respecto de los hechos recientes. Sus sistema de inteligencia y de información política parecen haber resultado tan ineficaces como tantas otras áreas del Gobierno. Estuvieron escamoteados a su conocimiento desde la decisión de Massa de lanzarse como candidato hasta los pronósticos negativos para la elección primaria. Quizá por eso sus reacciones fueron tan destempladas y descentradas, al toparse con la realidad adversa .
Ahora es difícil suponer que haya resuelto seguir ciega y desinformada ante el horizonte electoral que se le acerca. La cuestión es cómo reacciona, qué camino de posible salvación electoral resuelve elegir y qué es lo que efectivamente puede hacer. Algunos indicios ya salen a la superficie. Y la sensación, que nace de palabras y actitudes de Cristina, es que nada va a cambiar.
La inflación que derrite las ayudas sociales y se come el poder de compra de los salarios; y la inseguridad que disloca hábitos familiares, desbarata vidas y hace que demasiados argentinos sientan que “están en lista de espera” –al decir de un intendente del GBA– fueron pilares sobre los que se construyó la derrota oficialista en las primarias. Prometer más de lo mismo es el camino seguro para conseguir más de lo mismo: otra derrota en octubre, igual o peor que la de agosto.
Esa es la mayor preocupación de los dirigentes oficialistas que tienen territorio para defender. Por eso, no debe extrañar que intendentes como Fernando Espinoza (La Matanza) o Hugo Curto (Tres de Febrero) hayan salido a reclamar otra actitud frente a la inseguridad.
Espinoza gobierna un distrito de proporcione s abismales. Curto es un duro entre los duros con gruesa foja de servicios en el mundo sindical y político. Espinoza mantuvo bien el invicto en La Matanza; Curto, en cambio, perdió feo en Tres de Febrero. Pero los dos tienen la espalda suficiente para imponerse sobre la hermandad del silencio que domina al oficialismo. Lo que hicieron fue avisar, en nombre de todos, que hay cosas que así no van más.
Si nada cambia, habrá que disponerse a ver cómo cada jefe municipal protege su espacio –o sea su boleta de concejales– del modo que crea conveniente. Si hay juego a dos puntas el que sale ganando es Massa. Eso es lo que va a pasar.
Ante esta perspectiva, y en defensa de su proyecto presidencial, Daniel Scioli levantó bruscamente su tono y su perfil en la campaña: se “cristinizó”, poniendo el pecho a una pelea que ya empieza a ser desigual. Pero Scioli confía en su estrella. Supone que su altísima exposición puede ayudar a que Insaurralde crezca un poquito y, aún perdiendo, pase la barrera de los 30 puntos. Parece una ambición modesta pero es una misión titánica.
El gobernador, enfocado en su objetivo, soporta los daños colaterales. Incluyendo las zalamerías que le dedican su vice Mariotto, su viejo enemigo Sabbatella y otros miembros del “club de puteadores de Scioli” escondidos en la lista, debajo de Insaurralde.
Ayer Scioli hizo uno de sus clásicos movimientos de equilibrio. Habló del final de este gobierno y suavizó apenas pidiendo que fuera del mejor modo posible. Nadie se animó a soltarle un reproche.
Scioli cree que al final de este camino de espinas lo espera el reconocimiento del peronismo y la candidatura presidencial. Pero se puede equivocar feo si sueña con una graciosa concesión final de Cristina.
Condición para que Scioli mantenga vivo su sueño es que Massa no se le escape demasiado en octubre. Allí está la razón de su actual exuberancia. Pero en privado ha dicho que sigue siendo el de siempre, con las mismas ideas de siempre.
Massa, mientras tanto, no para de atender teléfonos. Lo llaman intendentes y dirigentes oficialistas, de la Provincia y del interior también. El olfato peronista pocas veces se equivoca. Y para ejercitar la lealtad están los actos del 17 de Octubre.
Habría ya una conversación avanzada de Massa con el cordobés José Manuel De la Sota, que podría derivar en un acercamiento firme luego de la elección. Lo que sobrevuela allí es el armado para la pelea presidencial de 2015. Y también la futura reorganización del peronismo. Conviene no perderles pisada a estos movimientos.
En paralelo al fuego de la campaña, movimientos en otros frentes también anticipan malas noticias para la Presidenta.
Operadores judiciales del Gobierno están sudando para demorar la citación a indagatoria de Amado Boudou: que al menos no sea antes de las elecciones. El juez Ariel Lijo es el objeto de esos afanes. Las pruebas acumuladas en la causa Ciccone son demoledoras, afirman quienes hablan con magistrados federales. Varios de estos jueces se sienten discípulos de Esteban Righi, a quien Boudou y Cristina echaron malamente de la Procuración General por este caso. Quizás los desvele el afán de hacer justicia.
Después de la indagatoria vendría el procesamiento. Lijo anticipó a sus amigos que no se apartará un milímetro de lo que mande el expediente. Se afirma, incluso, que la actual diligencia para comprobar si hay videos de encuentros en el Palacio Duhau entre Boudou y quien el vice aseguró no conocer, su señalado como testaferro Alejandro Vandenbroele, son sólo la búsqueda de confirmación de un dato sólido que el juez ya tendría en su poder.
En el siempre fluido terreno sindical, la reticencia de Cristina a darles algo empuja a la CGT Balcarce al acercamiento con Hugo Moyano y también con Luis Barrionuevo. ¿Habrá reunificación gremial? Quizás no suceda antes de octubre, pero están trabajando todos para eso. Tan avanzada está la jugada, que ya piensan en la presentación pública. El taxista Omar Viviani –el mismo recontrakirchnerista que se alejó de Moyano y se fue a la CGT oficialista– habría propuesto que el documento de rigor que se alumbra en estos casos sea llevado por el conjunto de los dirigentes a una audiencia con el Papa Francisco, que él mismo se encargaría de tramitar junto a otro gremialista de históricos buenos enchufes en la Iglesia.
En sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, el entonces cardenal Bergoglio le prestó siempre atención particular al movimiento sindical. La idea de los muchachos es reverdecer aquel vínculo y adecuarse al tiempo que viene. Si esto llega a salir, menuda gracia le causaría a Cristina. Algunos, poniendo cara de inocentes, dicen que así es la transición.

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