La temperatura por encima de los 30 grados, el sol infaltable, la seguidilla de días espléndidos y hasta la piel de los turistas recién llegados marcada a fuego que sólo deja al natural lo que pudo cubrir el traje de baño. En este inusual arranque de marzo, la escenografía en los balnearios es bien propia de enero y con una concurrencia en playa que podría compararse con algún buen momento de febrero.
La última semana no admite quejas de los viajeros que apostaron a esta época, salvo por el calor húmedo a repetición que se hace difícil de llevar. Tanto como para que en el vecino distrito de General Alvarado se haya dispuesto la suspensión de clases desde ayer y hasta hoy. Las historias de docentes desmayados y alumnos descompuestos se escucharon aquí y allá, como una constante.
Y también como para que en Mar del Plata y en localidades vecinas se afianzaran dos comportamientos marcados: flexibilidad de autoridades de escuelas privadas para admitir bermudas o polleras en lugar del uniforme largo y, por otro lado, reacción de fondo de los padres, que en buena cantidad y en este particular inicio de ciclo lectivo prefirieron llevarlos al mar antes que encerrarlos en aulas que en muchos casos carecen de ventilación mínima.
Así la costa muestra en estos días -y en particular ayer- una presencia de gente sorprendente para esta época del año. Las altas temperaturas acompañarían también hoy, darían un respiro mañana y reaparecerían entre el domingo y el martes. Más calor, más sol y más playa. Sí, como en enero, pero en pleno marzo.
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