Por Daniel Avellaneda
El llamado llegó desde Caminito, a orillas del Riachuelo. Se produjo en ese barrio que todavía hierve por el arbitraje de Germán Delfino. Del otro lado de la línea, Juan Angel Naput, presidente de la Conmebol, escuchó el reclamo de Boca. Su presidente, Daniel Angelici, no quería saber nada con Néstor Pitana, a pesar de que la Comisión de Arbitros de la Confederación Sudamericana de Fútbol tenía decidida la designación del juez mundialista. Pero la presión azul y oro fue tan grande, que el silbato caliente terminó en las manos de Darío Herrera, un referí que es internacional desde enero pero no dirigió ni un minuto en la Copa Libertadores. Sí, creer o reventar: debutará en el Superclásico.
Hay una trama secreta, claro, detrás de esta nominación. Y es necesario remontarse dos semanas atrás, cuando los dirigentes de los colosos del fútbol argentino llegaron a un acuerdo político. Aquel que no dirigiera el clásico doméstico, sería el juez de la revancha. Y el árbitro del partido de ida saldría de un sorteo para evitar suspicacias.
Después de conocerse que Patricio Loustau estaría a cargo de la versión local, y dando por descontado que en el choque de vuelta la ley sería Herrera, quedaron en cartelera Delfino, Pitana (ambos preferidos por River), Silvio Trucco, Fernando Rapallini y, por sugerencia de Boca, Diego Ceballos, muy a pesar de que no había sido recomendado por Miguel Angel Scime, director de Formación Arbitral.
La lotería de los árbitros se llevó a cabo en la calle Viamonte, bajo la atenta mirada del presidente de la AFA, Luis Segura. Participaron Rodolfo D'Onofrio y Angelici. No hubo bolillero; ¡usaron papelitos! Y el azar favoreció a Ceballos. Abel Gnecco, miembro argentino de la Comisión de Arbitros de la Conmebol, les informó a sus colegas que en su país la tómbola había favorecido a Ceballos, a quien incluso un dirigente llamó para felicitarlo. Lejos de estar bien conceptuado por el organismo internacional, desestimaron al juez santafesino y eligieron a piaccere. Por eso, Delfino dirigió en Núñez y pensaron en Pitana para la revancha, siguiendo la línea de la Recopa que disputaron River y San Lorenzo.
Boca puso el grito en el cielo. Por aquel famoso Pitanazo -un corner que no fue y definió el partido a favor de River hace un año-, los dirigentes xeneizes querían que se respetase el arreglo original, el que encaminaba a Herrera en la revancha. En cambio, la Comisión de Arbitros consideraba que, tras la bochornosa noche en la ida, tenían que apostar al currículum menos discutido en la vuelta. Y el misionero, más allá de los desniveles, tiene un Mundial sobre el lomo. Perosucumbieron ante la presión azul y oro. River no pataleó. Al cabo, ya había aceptado a Herrera. Hoy, el neuquino dirigirá Belgrano-Arsenal. El jueves, será secundado por Hernán Maidana y Juan Pablo Bellati. Y el cuarto hombre será... el postergado Ceballos.
Ante semejantes desprolijidades, en la Conmebol evalúan designarárbitros extranjeros para partidos entre equipos del mismo país a partir de la próxima Copa. Incluso, ayer pensaron en el chileno Enrique Osses para Boca-River.
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