A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

sábado, 3 de diciembre de 2016

EL REDUCIDO PODER DE CALLE DE CRISTINA


Por Julio Blanck
El episodio de ayer, en el interminable culebrón del caos de tránsito en el Centro porteño, fue protagonizado por alrededor de dos mil manifestantes de barriadas humildes del Gran Buenos Aires. Llegaron en decenas y decenas de micros que quedaron estacionados en la zona. Pasaron por los ministerios de Economía y Trabajo y después cortaron durante tres horas la avenida 9 de Julio frente a Desarrollo Social.
Bajo diferentes y numerosas identificaciones, eran gente movilizada por el aparato residual del siempre listo para el desorden Luis D’Elía y su compinche Fernando Esteche, jefe de Quebracho. También hubo activistas de la agrupación Tupac Amaru, dándole sentido a la denominación Frente Milagro Sala de ese conjunto variopinto.
Los que conocen el paño los definen como “el brazo social de La Cámpora”. O lo que le queda a Cristina como poder de calle, a todas luces más reducido que la aún vigorosa adhesión que registra en diversos sectores de la sociedad.
Estuvo además la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), un grupo que con lenguaje duro de izquierda sostiene que Macri está “en tiempo de descuento” y que “es la hora de los piqueteros”. En tiempos de Cristina los hubiesen llamado destituyentes. Y unas cuantas cosas más.
Agitar el reclamo de libertad de Milagro Sala le agregó un toque heroico al evento, cuyo propósito formal era bastante sencillo: fueron a buscar planes sociales.
Contra lo que pretendían, no los recibió la ministra Carolina Stanley sino funcionarios del ministerio. Pidieron diez mil planes. Les ofrecieron seiscientos.
Aunque después hayan mentido una convocatoria de 15.000 personas, con una movilización tan módica es difícil ser tratados como en los viejos tiempos de gloria. Ya nada es como era.
En Desarrollo Social dicen que nunca vieron en los manifestantes de ayer un propósito negociador. Que pedir “10.000 planes o nada” fue apenas una excusa para mostrarse férreamente opositores.
En verdad, cierta confusión parece atravesar a quienes sufren desde hace casi un año la lejanía del poder. Se ven sin la caja y sin la calle, con la Justicia acechando y con la tropa haciéndose más pequeña cada día.
“Ni Boudou, ni D’Elía ni Máximo van a venir al acto. Nosotros no queremos kirchneristas en la marcha”, había dicho Daniel Menéndez, coordinador de Barrios de Pie y uno de los oradores en la masiva concentración de movimientos sociales y sindicatos el pasado viernes 18 en el Congreso.
Como réplica, La Cámpora difundió un comunicado que mezcló párrafos de Néstor Kirchner y el papa Francisco, en una crítica alambicada contra aquella marcha y también contra la ley de emergencia social que esas organizaciones entonces impulsaban.
Dijeron que los movimientos sociales no hacen uso de las herramientas que tienen para oponerse al modelo económico de Macri, y que así “se termina siendo parte de una oposición permitida que no discute lo que hay que discutir”. Y les explicaron a los movimientos sociales y a la CGT que “el lugar natural del pueblo para defender el trabajo, el salario y los derechos adquiridos fue, es y será la Plaza de Mayo”. Como es fácil ver, se pretenden profesores en historia de la lucha social de quienes cargan sobre el lomo unas cuantas cicatrices más que ellos, nacidos y criados al abrigo del poder.
Bajo esta perspectiva, quizás haya que mirar la menguada movilización de ayer en la 9 de Julio como la ejecución de una línea de acción marcada por Cristina.
El domingo la ex presidenta había subido a su cuenta de Facebook la columna de Horacio Verbitsky en Página 12 titulada “Garrote y chequera”. El encabezado decía: “Mientras blande la lapicera de firmar cheques, para que movimientos sociales apadrinados por Bergoglio se abstengan de participar en cualquier conflicto durante tres años, Macri desoye al sistema de derechos humanos de la ONU que dispuso la libertad inmediata de Milagro Sala”.
En esta nueva edición de la vieja disputa de Verbitsky con el Papa, el palo está dirigido a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que conduce Juan Grabois, un dirigente de máxima cercanía con el Pontífice argentino. La CTEP orbita en el universo del Movimiento Evita, que lideran Emilio Pérsico y Chino Navarro.
El Evita y la CTEP, junto a la Corriente Clasista Combativa y Barrios de Pie, son las organizaciones de mejor diálogo con el Gobierno, las que acordaron con oficialistas y opositores –a excepción del kirchnerismo– el nuevo proyecto de emergencia social que discute Diputados, y las más beneficiadas con los $ 30.000 millones extra que repartirá el Gobierno en los próximos tres años entre los movimientos sociales.
Resulta curioso que, guiada por la furia contra quienes fueron sus aliados y subordinados y ahora buscan otro rumbo desconociendo su jefatura, Cristina se haya subido a una reyerta ajena con el Papa al que dice admirar y de quien ha recibido muchas más lisonjas que su sucesor, el presidente Macri.
Quizá sea la confusión propia de quienes atraviesan el trance difícil de admitir la lejanía, quizás irreversible, del poder que tanto disfrutaron.

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