"Simplemente le di a la gente algo de comida para que reflexionara", dice, desde Berlín, Shahak Shapira, el artista israelí que esta semana impactó en medios y redes sociales por un trabajo en el que superponía selfies de turistas en el monumento del Holocausto con imágenes del exterminio.
La acción artística fue rotunda. Shapira, residente en Berlín, se hartó de ver selfies insólitas -algunas incluso irrespetuosas- de turistas en el Monumento del Holocausto, diseñado por el arquitecto norteamericano Peter Eisenman en la capital alemana. Se le ocurrió entonces la idea de un fotomontaje, con el cual borró el escenario del memorial y le superpuso estremecedoras imágenes en blanco y negro de víctimas de los campos de exterminio nazis.
El efecto es sobrecogedor. Tanto así que apenas se conoció la existencia del proyecto Yolocaust, que el artista subió a su website y su página de Facebook, la noticia se multiplicó. En la sociedad reticular, como la llama el especialista catalán Manuel Castells, la información se expande en forma exponencial y las repercusiones a la propuesta de Shapira fueron de toda clase. El propio Shapira explicó que recogió las fotos de Instagram, Facebook e incluso de sitios de citas como Tinder o Grinder. En todas ellas, los turistas hacen poses que pretenden ser divertidas sobre alguno de los 2.711 bloques de hormigón que constituyen en monumento dedicado a las víctimas judías del exterminio nazi.
Hay quienes hacen la vertical contra una losa; otros hacen gimnasia; están los que adoptan una postura meditativa para la foto, hacen malabares con bolas de colores o se sacan la selfie grupal entre risas en alguno de los sofocantes pasillos que separan los bloques en la superficie de 19.000 metros cuadrados.
El nombre de la propuesta de Shapira es un juego de palabras entre YOLO (una contracción de la expresión en inglés "You Only Live Once", utilizada a menudo en las redes sociales) y la palabra Holocausto.
En un breve intercambio telefónico con Clarín, Shahak Shapira subrayó que “las reacciones de la gente me parecen sorprendentemente positivas. Por lo menos la mayoría. Incluso he tenido feedback con personas que trabajan en Yad Vashem o trabajan con el memorial del Holocausto, también con maestros que me preguntaron si pueden usar mi proyecto Yolocaust con sus alumnso en la escuela”.
-¿Cómo decidió el nombre del proyecto?
-Lo pensé un par de semanas. En algún sitio de las profundidades de Internet había leído sobre la palabra “Yolocaust” y pensé que era perfecto para mi propuesta.
-Usted vive en Berlín, pero son muchos los memoriales profanados en diversos países. Cree que sería posible contener esta conducta humana respecto de los símbolos?
-No, ni tampoco lo estoy intentando. Simplemente le di a la gente algo de “comida” para que reflexionara.
-Su proyecto contradice lo que el creador del monumento, Peter Eisenman, expresó en su momento dejando a la gente reaccionar a su arbitrio en el sitio.
-Tengo un punto de vista diferente a Eisenman. Si lo recuerdo bien él también dijo que esperaba que la gente hiciera lo que quisiera en el Monumento del Holocausto, incluso pintar esvásticas sobre las piedras de los bloques. Pero hay reglas y también patrullas que controlan el lugar, por eso me parece que existe allí una cierta contradicción.
-¿Piensa que trabajos como el suyo pueden ayudar a despertar la conciencia colectiva sobre los genocidios?
-Sí fue uno de mis objetivos.
-¿Cómo se siente al convertirse en noticia?
- Es un poco loco, sobre todo cuando se expande en el mundo. Pero estoy contento con mi proyecto haga tenido alto impacto en el público.
Las reacciones contra Yolocaust no se hicieron esperar. Además de los protagonistas de las selfies que quieren que sus fotos se eliminen de la acción artística, están los que argumentan que el fotomontaje contradice lo que Eisenman, diseñador del monumento, dijo poco después de su inauguración, en 2005: que con el tiempo seguramente la gente haría picnics entre las losas de hormigón, los niños jugarían, habría desfiles de modelos y hasta se filmarían películas. Eisenman se preguntaba: "¿Qué puedo decir yo? No es un lugar sagrado".
La mayoría de los "me gusta" y comentarios al proyecto de Shapira fueron obviamente acompañados de comentarios conmovidos. El montaje fotográfico devuelve una perspectiva muy diferente de las selfies. Recibió
500 comentarios, cerca de 8.000 “likes” y fue compartido más de 3.000 veces.
500 comentarios, cerca de 8.000 “likes” y fue compartido más de 3.000 veces.
Sharipa ha dedicado el proyecto a su “neonazi favorito”, el político de Alternativa para Alemania (AfD) Björn Höcke, que ha generado una gran polémica al calificar de “vergüenza” este emblemático monumento.
Más de diez mil personas visitan cada año el Memorial a los Judíos asesinados en Europa. Es cierto que las declaracione de Eisenman, quien diseñó el símbolo junto con el ingeniero Buro Happold, pueden ser polémicas. Sin embargo él tenía claro qué quería lograr con su realización: que el público experimentara una sensación levemente perturbadora y la de estar en el presente. Y siempre dijo que el memorial fue hecho para el pueblo alemán.
Muchos internautas criticaron a Shapira, quien ofreció un correo electrónico para que, quienes están en las fotos, escriban para ser eliminados, El correo es undouche.me@yolocaust.de. El artista no se privó de responder a quienes le recordaron las palabras del arquitecto Eisenman sobre el memorial: "Genial, así no le importará que se manipule con Photoshop”.
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