A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

jueves, 5 de enero de 2017

LA BANDERA ANTIDELITO QUE SIEMPRE VUELVE


Por Hector Gambini
Última noticia: el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación anuncia la propuesta que le fuera enviada por el Poder Ejecutivo para bajar en dos años la edad de imputabilidad penal. ¿Qué es esto? Que alguien sea imputable de los delitos graves desde los 14 años y no desde los 16, como es ahora. El presidente de la Cámara de Diputados es Alberto Pierri. El presidente, Carlos Menem. Es 1997 y hablan los especialistas, debaten, argumentan. No pasa nada.
En 2004 asesinan a Axel Blumberg en Moreno. Sus asesinos son mayores, pero en el debate agitado por la inseguridad se propone bajar la edad de imputabilidad a los menores. Cambian muchas leyes y se llegan a dictar condenas a 37 años y medio de prisión para delitos comunes, pero la imputabilidad sigue desde los 16.
Ahora es octubre de 2008 y acaban de asesinar en su casa de San Isidro al ingeniero Ricardo Barrenechea. El gobernador Scioli dice que va a insistir para que en la Argentina se baje la edad de imputabilidad. El debate se agita. Se agita tanto que se cansa y se va a dormir un par de años más.
Ya es julio de 2010 y un adolescente en Carmen de Patagones la emprende a tiros contra sus compañeros que le hacen bullying. Mata a tres y hiere a cinco. Vuelta al debate. La Cámara de Diputados arde y, en pleno ardor, descubren que en la Comisión de Legislación penal había más de 20 proyectos de diferentes bloques que abordaban el tema: bajar la imputabilidad a los 14 años. El ardor coyuntural no alcanzó, sin embargo, para vencer al freezer de los cajones.
El debate siempre es enriquecedor y bienvenido, menos cuando se lo usa como humo para que lo vean desde afuera y desde lejos. Hace 20 años que agitar la imputabilidad de los menores como remedio antidelito es una costumbre argentina. Al calor de ese debate que al final nunca se da germinaron, imperturbables, los Ni-Ni, ese ejército de chicos que no estudia ni trabaja, y que influye sobre los números del delito mucho más que la edad para ser considerado responsable penal.
Con una catarata de argumentos a favor y otra igual de caudalosa en contra, el de la imputabilidad de los menores ante el delito vuelve cíclicamente al país que resuelve sus cuestiones penales por espasmos. Ahora volvió porque la semana pasada un adolescente mató a otro en Flores y los vecinos terminaron tomando la comisaría, en el que terminó siendo el hecho más grave ocurrido durante los temidos días de Fin de Año.
¿Traer el tema de nuevo a debate significa redescubrir una receta eficaz para combatir al delito?No es lo que pasa en los países latinoamericanos que avanzaron sobre el tema. Venezuela, El Salvador, México y Honduras fijaron la edad de imputabilidad en los 12 años y el delito ni se enteró. Allí están las tasas de homicidio más altas del mundo.
Acá hay soldaditos de los narcos que venden en los búnkers de Rosario y alertan cuando llegan sospechosos a cualquier puesto de venta de la Capital, Lomas de Zamora, Mendoza o Neuquén. Es tan cierta su responsabilidad penal como el hecho de que, cuando caen, no caen los narcos ni se acaba la droga.
Que el Año Nuevo traiga a la mesa un debate nuevo sobre los menores y el delito, donde no falten el acceso a la escuela, al deporte, al trabajo ni a la salud. Que allí tampoco falten las víctimas y una ley para que se las considere parte del proceso penal, un debate que quedó trunco en el Congreso a fin de año, tapado por la ley del impuesto a las Ganancias.

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