Al costado del camino viejo a Tucuman, en el paraje conocido como El Deancito, hay un pequeño monumento desde hace 60 años. En el lugar hasta hace algunos años atrás había las tasas de un auto; flores casi nunca, salvo que manos anónima se acordaran del hombre que un 25 de agosto de 1951, quiso ser pájaro y voló con sus alas de acero hacia la muerte.
Ricardo Risatti había nacido el 1 de abril de 1908 en Puyrredon un pueblito cercano a Vicuña Vackena. Desde muy chico se sintió atraído por los fierros y su empeño a fuerza de trabajo y sacrificio tuvo su premio en 1938 cuando se corono campeón argentino de TC. "Mira Gringo no trates de pasarme antes de Santiago porque los caminos están muy malos" le había anticipado Oscar Galvez la noche antes de la largada de "La Vuelta del Norte" en Tucuman.
Galvez largaba en primer lugar, luego Jorge Descote, Marcos Ciani, Víctor Garcia y Risatti. Al pasar por Termas de Río Hondo, Risatti ya lo había pasado a Garcia. Su acompañante Nazareno Soppi le pidió precaución por la gran cantidad de badenes. Era de noche iba en punta por tiempo a un promedio de 150 kilómetros por hora. En Deancito lo tenia a Ciani a 100 metros. Soppi luego contaría que el auto de Marco dio un fuerte salto, había un profundo baden; Risatti no aflojo era la oportunidad de pasarlo y tomo el baden a unos 170 kilómetros. El coche voló 30 metros, corto los cables del tendido eléctrico y al caer se reventaron dos cubiertas, una trasera y la otra delantera, luego comenzo a rodar golpeando contra el alambrado, postes y arboles. Risatti fue despedido, su acompañante quedo dentro del auto, cuando logro salir vio a Risatti que agonizaba entre los matorrales. Era la primera etapa de la carrera que quería ganar.
A MODO DE PRESENTACION
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