A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 30 de marzo de 2012

JARDIN FLORIDO


“En el mar de las veredas, con ojos como los suyos, nadie podría salvarme”. Es un piropo, con un sabor bien urbano, que, da la sensación, ya no se escucha en Córdoba.
Era el tipo de frases que Fernando Albiero Bertapelle solía decirles a las cordobesas. Preferentemente en 9 de Julio y Rivera Indarte, como dice el vals, pero no sólo allí. Tampoco les dedicaba su atención sólo a las mujeres. Aunque claro, con los hombres los mensajes eran más bien humorísticos. “¿Cómo le va, mariscal jurídico?”, cuenta Sergio Avedano en su libro Jardín Florido, que le podía decir, por ejemplo, al abogado José Antonio Mercado.
Se lo recuerda vestido de etiqueta, de riguroso negro, con galera, guante, bastón y la famosa flor en el ojal. Pero su vestimenta extravagante también solía agregar trajes de impecable blanco, calzado incluido, con flor también blanca. Y también usó sombreros de safari o botas de explorador. Su sueño era tener algún día un automóvil Packard, igualito al de Gardel. Y lo tuvo.
El 9 de julio de 1968 –aunque otras versiones dicen que fue el 10 de julio– la vida de Bertapelle se apagó. Los sorprendió el corazón cuando se aprestaba a caminar al centro de la ciudad.
Había llegado en julio de 1888 desde Italia, se afincó en Alta Córdoba, trabajó de mozo al principio y de muchas otras cosas después y se hizo hincha fervoroso de Instituto.
Raro. Una persona cuya marca era decirles cosas lindas a las mujeres logra que aún se hable de él 40 años después. Y no sólo que se hable. También suceden cosas. Hace dos años, la Municipalidad de Córdoba expuso sus piropos en un nostalgioso tranvía que se ubicó en la plazoleta de la Compañía de Jesús.
Ese mismo año, Rubén Salatin, llamó a este diario para contar que su mamá, ya fallecida, era María Inés Fernández de Salatin, la elegante señora que sostiene el paraguas en uno de los pocos registros gráficos que quedan de Jardín Florido y que ilustra esta página. Un instante los había retratado para siempre.
LA VOZ

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