El error de Moreno, entre otros, es confundir el valor con el precio que son dos cosas distintas. En efecto valor es la cualidad de las cosas que las hace objeto de precio. Se trata de una cualidad subjetiva que expresa preferencias y de ninguna manera magnitud de sus cantidades. El precio, por su parte, es la expresión del valor; es decir una síntesis de las valoraciones tanto de la oferta como de la demanda expresada en una suma de dinero.-
La equivocación de Moreno es creer que el valor y el precio son cualidades objetivas, cuando en realidad son fenómenos intersubjetivos a través del intercambio entre el comprador y el vendedor. Por tal razón cabe afirmar que un intercambio justo es un intercambio desigual mediante el cual ambas partes salen gananciosas.-
Este fenómeno se produce por la sencilla razón de que todas las personas, al ser distintas entre sí, tienen diferentes escala de valores. Esta desigualdad posibilita la disparidad valorativa que conduce a la concreción de intercambios mutuamente satisfactorios.-
Valorar, pues, es simplemente expresar nuestras preferencias y necesidades, como acertadamente lo afirmó Carl Menger en su obra “Principios de Economía Política”, los errores y las falacias de Moreno, con respecto al precio ya sea de la yerba, los lácteos, la carne, el trigo, el petróleo, etc., viene desde muy antiguo y sobre de quienes nada tenían que ver con la ciencia económica e incluso de quienes crearon la misma como es el caso de la escuela clásica con Adam Smith. Tan cierto es ello que, hasta el propio Aristóteles, cuando habla de beneficios y de pérdidas, cae en esta falacia a la que adhieren, políticos y economistas de todos los tiempos. Sus fundamentos son tan erróneos que un somero análisis nos conduce sin remedio a la absurda hipótesis contenida.-
Si fuera cierto lo que Aristóteles e incluso lo de Adam Smith, deberíamos reducir toda actividad comercial al mero intercambio de objetos idénticos entre sí ya que cualquier otro sería, para ellos, injusto y hasta inmoral._
A todas luces resulta imposible elegir entre una o más cosas que no podemos tener al mismo tiempo y declararnos a favor de todas ellas. Siempre debemos decidirnos por una y renunciar a la otra, estamos pues expresando una valoración necesariamente desigual. Optamos por aquellas que más imperiosamente necesitamos de acuerdo a nuestra personal escala de valores.-
Pero lejos fueron Aristóteles y Adam Smith como los únicos equivocados en este asunto. Hasta una inteligencia tan admirable como Santo Tomás de Aquino tuvo su traspié en este asunto, al hablar “de precio justo” o de “justos salarios”. El dogma en el renacimiento, era la “ganancia de uno era la pérdida de otro”.-
Todo esto que parece tan sencillo, ha generado odios, resentimientos y desesperanzas y sembrado a través de este artificio ideológico a través de los siglos la falacia de que el valor de los bienes estaba dado por la cantidad de trabajo insumido en su producción. El error, en síntesis, de Moreno y de muchísimos políticos y economistas es querer formular una teoría subjetiva del valor, cosa que, es absolutamente imposible.-
Es evidente, entonces, que no existe “valor natural” alguno para ninguna cosa en este mundo, tampoco precio justo y sólo existe el valor subjetivo que es el que cada ser humano, de acuerdo a las circunstancias que lo rodean, le atribuye a los bienes materiales, moprales y espirituales según sus personales necesidades y apetencias.-
El error de estos economistas clásicos, como Adam Smith, fue aprovechado en el siglo XIX por los ideológicos de la teoría de la explotación que precedieron a Marx y fue este último quien desarrollaría la idea sugerida por aquellos a partir de los principios de la teoría valor-trabajo, y de la creación de la plus valía.-
El valor, no proviene ni de trabajo ni de los costos de producción. Entre estos y aquel no existe ninguna relación de causa y efecto. El valor se genera en nuestro cerebro y es anterior a los costos de producción y al trabajo. El análisis de costo que pretende controlar Moreno simplemente informa al empresario si ha hecho un buen negocio al invertir capital, tiempo y trabajo en la producción y comercialización de un determinado artículo de consumo.-
Pero estos mismos datos de nada le servirán para planificar la producción de futuras unidades, ya que la competencia y las cambiantes preferencias de los consumidores hacen absolutamente imprevisible el futuro.-
En definitiva el precio es un signo impersonal que surge del libre juego de la oferta y de la demanda, y del cual depende el costo y no al revés, no pudiendo ningún funcionario de turno pretender asumir la fatal arrogancia de alterar las regla naturales de la economía como lo sostiene el premio Nobel de Economía de 1974 “Fond Hayeck” en su “Camino a la Servidumbre” o Font Mises en su “Acción Humana” ambos economistas de la escuela austríaca que son los que, magníficamente, elaboraron la teoría de valor y de los precios subjetiva, echando por tierra la milenaria equivocación del pretendido valor y precio objetivo.
Finalmente, y resumiendo entonces, el valor de los distintos bienes y servicios tiene su origen en la combinación de dos valores subjetivos: a) utilidad y b) escasez. Por eso la pretensión controladora de los precios de Moreno de los bienes y servicios es un absurdo y una falacia, que hasta en la yerba se ha puesto de manifiesto. Que distinta sería la Argentina si los políticos, economistas y funcionarios conocieran estas reglas básicas de la economía.-
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