MIGUEL CORTIJO CUARTO DESDE LA IZQUIERDA (FOTO DIARIO PANORAMA |
La leyenda santiagueña del básquet fue distinguido este lunes por la noche por la AdC, como uno de los mejores jugadores de la historia de la Liga Nacional de Básquet. Entre otros premiados se destacan Ginóbili, Scola, Richotti, Milanesio y Campana.
Miguel se inició en el club INTI, de Santiago del Estero, donde empezó a despuntar en categorías inferiores. Desde muy joven destacó debutando con el combinado de su provincia en el mayor escaparate de la época en el baloncesto nacional, el Campeonato Argentino de Mayores, jugando junto a otros históricos del lugar como Gustavo Chazarreta o Benjamín Arce. Su actuación en el Torneo llamó la atención de León Najnudel que lo reclutó para su Ferro Carril Oeste a donde llegó con apenas 18 años. Pronto se ganó la titularidad coincidiendo con la etapa más gloriosa del club de Caballito, que empezó a conseguir títulos aun en los torneos organizados por la Federación de Buenos Aires, con quienes logra el Metropolitano de 1980 y a nivel internacional los Campeonatos Sudamericanos de Clubes de 1981 y 1982.
Ya en la era de la Liga Nacional, Ferro Carril, bajo la batuta de Cortijo logró vencer las dos primeras ediciones de 1985 y 1986, quedándose con el subcampeonato de 1987 siempre en dura pugna con el Atenas de Córdoba de Marcelo Milanesio. Continuó jugando con Ferro hasta 1990, logrando otro título de liga en 1989 con su mentor Najnudel nuevamente en el banquillo y antes de eso, también logró un tercer título en el Sudamericano de Clubes en 1986 y el subcampeonato del Mundial de Clubes de 1987.
Tras salir de Ferro continuó su carrera en Peñarol Mar del Plata, retornando un año después a su club de siempre, donde jugó solamente un año. De ahí pasó a Olímpico de La Banda, club de su ciudad natal con quienes jugó en el TNA y que se vió privado del ascenso por River Plate. En la temporada 1993-94 fichó por Boca Juniors, donde se reencontró con León Najnudel y su compañero en Ferro Sebastián Uranga, aunque no fue un buen año del equipo xeneize y al siguiente año retornó al TNA jugando para Siderca Campana. En la temporada 1996-97 volvió a la máxima categoría con un club con aspiraciones, el Independiente de General Pico, donde era el segundo base de Facundo Sucatzky, logrando un nuevo título Sudamericano de Clubs y un subcampeonato de Liga, donde no pudieron en la final con Boca Juniors. Acabó su carrera jugando en Regatas de Corrientes, lejos aun de la máxima categoría.
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