Allá por los tiempos de la Antigua Grecia, la llamaban melancolía y le echaban la culpa de su aparición a uno de los humores del cuerpo, la bilis negra, que provocaba tristeza y hasta locura. A partir de 1725, a esta afección del humor comenzamos a llamarla depresión.
La falta de ganas de vivir, de encontrarle sentido a simplemente levantarse por la mañana es considerada hoy una enfermedad psiquiátrica que se trata con antidepresivos, según la medicina convencional.
En la dietoterapia natural, la depresión se vincula con nuestros hábitos alimenticios, ya que los azúcares y las harinas refinadas consumidos en exceso dificultan que absorbamos una sustancia natural, el triptófano, de los alimentos.
Y resulta que, sin triptófano, no podemos fabricar serotonina, una neurohormona que produce sensación de bienestar, buen humor y distensión.
Pero, sin duda, y homenajeando a Ray Bradbury, los mejores “remedios para melancólicos” que pueden aportar las terapias complementarias por su eficacia, su suavidad y la ausencia de efectos secundarios son las Flores de Bach.
Sus nombres y efectos
Las Flores de Bach, un sistema de esencias a base de flores silvestres elaborado por el médico inglés Edward Bach hace 80 años, que no contiene drogas ya que pertenece a los llamados preparados energéticos, es de especial ayuda en trastornos del ánimo.
Se la llama “ la psicoterapia líquida”, porque son esencias diluídas en agua que se toman en gotas, varias veces al día. Según su creador, estas gotas aportan la cualidad energética necesaria para que una emoción desequilibrada vuelva a la salud.
Hoy, las utilizan y recomiendan numerosos psiquiatras y psicólogos en todo el mundo. También en Argentina hay terapeutas florales calificados y existen escuelas donde se estudia el uso de estas flores y es muy sencillo acceder a una consulta.
Hay 38 flores, con nombres en inglés. Con ellas se equilibran rasgos ya crónicos de personalidad y también estados transitorios. Las Flores para distintos grados de depresión que más se utilizan son:
Mustard, para la depresión endógena de la psiquiatría clásica, que no tiene causa conocida ni se debe a un evento externo como una pérdida, por ejemplo. También, para la depresión que aparece en momentos específicos del ciclo menstrual femenino, o la depresión invernal.
Larch, indicada para aquellos que piensan que lo bueno de la vida no es para ellos, porque no confían en sus valores y anticipan el fracaso.
Gorse, para los que piensan que ya nada puede mejorar sus vidas y se muestran demacrados, vencidos, en un estado más allá de las lágrimas.
Gentian, cuando la depresión se debe a una causa externa como una mudanza, una pérdida de trabajo, un divorcio.
Wild Rose, cuando hay resignación, falta de interés por lo placentero y pérdida de la libido.
Hornbeam, indicada para quienes no tienen fuerzas para encarar las tareas cotidianas, se sienten aburridos y faltos de entusiasmo.
Sweet Chesnut, para los estados de desesperación extrema.
Elm, para los que siempre han sido luchadores y valientes, pero de pronto caen en un estado de abrumamiento, de abatimiento; sienten que no estarán a la altura de los desafíos que antes encaraban.
Las Flores de Bach, como otras medicinas, complementarias, no pretenden reemplazar al médico en ningún caso, sino que son acompañantes de cualquier tratamiento.
Edward Bach escribió el libro Cúrate a ti mismo, donde explica su uso y allí dice: “La vida es un día de colegio”. Para él, aprender a ser felices era clave para la salud del cuerpo, de las emociones y del alma.
Marisa Cortéz es periodista especializada en medicinas integrativas y terapeuta holística. marisafloresygemas@hotmail.com
Y resulta que, sin triptófano, no podemos fabricar serotonina, una neurohormona que produce sensación de bienestar, buen humor y distensión.
Pero, sin duda, y homenajeando a Ray Bradbury, los mejores “remedios para melancólicos” que pueden aportar las terapias complementarias por su eficacia, su suavidad y la ausencia de efectos secundarios son las Flores de Bach.
Sus nombres y efectos
Las Flores de Bach, un sistema de esencias a base de flores silvestres elaborado por el médico inglés Edward Bach hace 80 años, que no contiene drogas ya que pertenece a los llamados preparados energéticos, es de especial ayuda en trastornos del ánimo.
Se la llama “ la psicoterapia líquida”, porque son esencias diluídas en agua que se toman en gotas, varias veces al día. Según su creador, estas gotas aportan la cualidad energética necesaria para que una emoción desequilibrada vuelva a la salud.
Hoy, las utilizan y recomiendan numerosos psiquiatras y psicólogos en todo el mundo. También en Argentina hay terapeutas florales calificados y existen escuelas donde se estudia el uso de estas flores y es muy sencillo acceder a una consulta.
Hay 38 flores, con nombres en inglés. Con ellas se equilibran rasgos ya crónicos de personalidad y también estados transitorios. Las Flores para distintos grados de depresión que más se utilizan son:
Mustard, para la depresión endógena de la psiquiatría clásica, que no tiene causa conocida ni se debe a un evento externo como una pérdida, por ejemplo. También, para la depresión que aparece en momentos específicos del ciclo menstrual femenino, o la depresión invernal.
Larch, indicada para aquellos que piensan que lo bueno de la vida no es para ellos, porque no confían en sus valores y anticipan el fracaso.
Gorse, para los que piensan que ya nada puede mejorar sus vidas y se muestran demacrados, vencidos, en un estado más allá de las lágrimas.
Gentian, cuando la depresión se debe a una causa externa como una mudanza, una pérdida de trabajo, un divorcio.
Wild Rose, cuando hay resignación, falta de interés por lo placentero y pérdida de la libido.
Hornbeam, indicada para quienes no tienen fuerzas para encarar las tareas cotidianas, se sienten aburridos y faltos de entusiasmo.
Sweet Chesnut, para los estados de desesperación extrema.
Elm, para los que siempre han sido luchadores y valientes, pero de pronto caen en un estado de abrumamiento, de abatimiento; sienten que no estarán a la altura de los desafíos que antes encaraban.
Las Flores de Bach, como otras medicinas, complementarias, no pretenden reemplazar al médico en ningún caso, sino que son acompañantes de cualquier tratamiento.
Edward Bach escribió el libro Cúrate a ti mismo, donde explica su uso y allí dice: “La vida es un día de colegio”. Para él, aprender a ser felices era clave para la salud del cuerpo, de las emociones y del alma.
Marisa Cortéz es periodista especializada en medicinas integrativas y terapeuta holística. marisafloresygemas@hotmail.com
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