No son buenos los vientos que soplan en torno a Cristina Fernandez de Kirchner. El destino puso nuevamente frente a frente a uniformados con sus reciclados montoneros, hoy gobierno. Pero la gran humillacion a su soberbia fu que quienes pusieron de rodillas a su gobierno, no fue el generalato, por el contrario los suboficiales y oficiales jóvenes. o sea que la cadena se rompió por lo más delgado: la Prefectura que no tiene estado militar, es decir menor rigor disciplinario. Pero el descontento salarial llega también a la Gendarmería, Armada y a las Policía Federal y Bonaerense. El Ejercito y la Fuerza Aérea por ahora miran de reojo.
La semana olvidable para la presidente se inicio con su poco exitosa gira por Nueva York, en donde no vivió para nada el sueño americano, fue una pesadilla sus pasos por las dos universidades. Ahora se le sumo los piquetes de la Prefectura y Gendarmería y el embargo de la Fragata Libertad en Ghana, África, ante una denuncia de los llamados fondos buitres.
La semana olvidable para la presidente se inicio con su poco exitosa gira por Nueva York, en donde no vivió para nada el sueño americano, fue una pesadilla sus pasos por las dos universidades. Ahora se le sumo los piquetes de la Prefectura y Gendarmería y el embargo de la Fragata Libertad en Ghana, África, ante una denuncia de los llamados fondos buitres.
Pero volviendo a la protesta de los prefectos es la consecuencia de una política salarial para las fuerzas armadas y de seguridad que arrancó en el 2005 y que se basa en el otorgamiento de suplementos (por ejemplo por vivienda) a los efectivos en actividad para evitar pagarle aumentos a los retirados. Esto provocó el inicio de una avalancha de amparos judiciales tanto de los activos como los retirados que fueron avalados por la Corte Suprema en las causas Salas y Zanotti. Se estima que el 80 por ciento de los prefectos y los gendarmes tienen amparos desde hace tres años que representan en promedio el 30 por ciento de sus remuneraciones. Además, los amparos llevaron a romper la escala jerárquica salarial. Por ejemplo, hay 43 oficiales que cobran un sueldo mayor al del jefe del Ejercito, general Luis Pozzi.
Entonces, la presidenta Cristina Kirchner firmó el decreto 1307 para las fuerzas de seguridad y 1305 para las armadas que derogó once decretos anteriores con la intención de solucionar el problema. Pero esos últimos decretos llevaron a que de hecho la mayoría cobrara menos al blanquearse sus sueldos y descontársele las aportes sociales y el impuesto a las Ganancias.
El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, tuvo que tomar en agosto una medida insólita para que los militares no cobraran menos este mes, advirtiéndole a la presidente que podría generar problemas: firmó una resolución para que pagaran la mitad a las obras sociales, a pesar de que las empezó a desfinanciar.
En cambio, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y su segundo, Sergio Berni, deberán ahora decidir cómo salen del atolladero salarial que creó el decreto 1307. Los ahora revelados jefes de la Prefectura y Gendarmería le advirtieron a Garre que el decreto podría hacer mucho ruido y ella les contesto: "Si no pueden controlar a sus tropas presenten sus renuncias". Y el ruido llego. Y ahora se perdió el miedo y las fuerzas de seguridad van por todo. Así como tanto Nestor Kirchner y Cristina Fernandez dijeron en su momento "ahora vamos por todo", se dio pero al revés.
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