Por Miguel Brevetta Rodriguez
Cuando cursaba el segundo año en el Colegio San José, irrumpió en el aula durante un recreo, ataviado con traje blanco de lino, camisa al tono, con moño armado de color marrón. Lo observamos sorprendidos, mientras colgaba su sombrero “rancho de paja” en un perchero de pie cerca del escritorio. Parecía un habitante de otro mundo detenido en el tiempo, cuando en realidad no acusaba más de una década de diferencia, con nuestra generación.
Se presentó como un simple bachiller y estudiante de derecho (1), pero esta vez en el rol de profesor de la materia Educación Democrática, una ironía en pleno proceso militar. Excedido en modismos y gesticulaciones de todo tipo, narraba las gestas históricas con lujos de detalles. Sólo miraba la pared del fondo, quizá para no distraerse, sin dejar de disertar con acento claro y preciso. Puntilloso hasta lo pródigo, con el dedo índice de su mano derecha solía enderezar sus anteojos por el medio de los cristales, en cada oportunidad en que debía afirmar o negar con énfasis, alguna situación a destacar.
Su erudición y el despliegue de conocimientos supo mantener al grupo siempre en silencio, pero al margen de su aspecto un tanto insólito, inspiraba un inusual reconocimiento y respeto de parte de todo el discipulado.
Con el transcurrir del tiempo cultivamos una amistad generosa y cultural. Coincidimos en el espacio militante del partido Conservador Popular y en variadas ocasiones en calidad de asistentes en salas de conferencias, presentaciones de libros, muestras pictóricas, debates y hasta en algunas de las legendarias peñas que los “Tobas” regenteaban en un salón esquina, de Roca y Pellegrini. También en las que realizaba por entonces el club Patagonia Central.
Funciones públicas
Al tiempo de asumir como Interventor de la provincia el Dr. Jorge Nallar (1966-67), Luis lo hacía como director general de Cultura desde donde sentó los cimientos para que se construya una dinámica participativa en materia de gestión cultural. Salvo alguna noticia al azar, lo vimos militar activamente en las filas del Partido Nueva Fuerza que en 1973 lideraba el Ing. Álvaro Alsogaray sosteniendo como candidatos a la presidencia de la nación la formula Chamizo-Ondarts que consiguió -pese a un gran despliegue publicitario- sólo el 1,96 % del electorado. En esa oportunidad, nuestro personaje fue candidato a diputado nacional.
A mediados de los setenta nos encontramos en los pasillos de la facultad (2), Yo promediando la carrera y él rindiendo sus últimas materias que lo convirtieron en flamante abogado. Años después fue designado Presidente del Instituto de Vivienda y Urbanismo, una vez concluida esa función se desprendió de la vieja casona de San Martín y Entre Ríos y se radicó definitivamente en la Capital Federal.
Siempre emperifollado con atuendos de los más refinados y luciendo en exclusiva los sombreros de la antigua casa Cuestas, disertaba en los círculos áulicos más encumbrados del Buenos Aires de elite. Ya pasada la mala época de la última dictadura, se anunció su retorno a esta provincia y una nueva conferencia (3). Allí, - completamente alejado de su ideario conservador-liberal, expuso las bondades y la conveniencia de votar a la fórmula presidencial: “Alfonsín – Martínez”, para asombro de sus amistades y de quienes conocían su posición y temperamento político.
Tras su asunción, Alfonsín lo designó Presidente de Elma (4) y de allí en más no se le conoció otra ocupación que las vinculadas a la Universidad Nacional de Buenos Aires de donde fue su profesor adjunto.
Un escueto aviso fúnebre en el diario La Nación me informó de su fallecimiento y de inmediato me poblé de recuerdos. Y como en el tango de Manzi, acudieron esas: “Nostalgias de las cosas que han pasado, arena que la vida se llevó…”.
Fuente:
-1. Por esos años cursaba el tercer año de abogacía en la Universidad Nacional de Tucumán.
-2. Universidad Católica de Santiago del Estero, cuando la facultad de derecho funcionaba en el Bachillerato Humanista, 24 de setiembre casi Urquiza.
-3. En el salón del flamante hotel Santiago de la calle Buenos Aires, primera cuadra
-4. Líneas Marítimas Argentinas fue una empresa naviera del Estado argentino, creada el 30 de septiembre de 1960 a través de la ley 15.761.
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