A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

viernes, 26 de abril de 2013

HISTORIA DE SONAMBULOS


No están dormidos ni despiertos. Deambulan, hablan, juegan, se ríen y olvidan todo a la mañana siguiente, como si se tratara de un sueño. Es que el cerebro del sonámbulo está a medio funcionar: "Es un estado disociado, el cerebro está parcialmente despierto -se mueve, habla, actúa- y a la vez dormido, porque no toma conciencia ni tiene responsabilidad sobre lo que hace o dice", explica el doctor Horacio Encabo, neurólogo y jefe del Laboratorio de Sueño y Vigilia de la Fundación FLENI.
No se sabe qué produce el sonambulismo, se cree que hay un componente genético y hereditario. Es frecuente en la población -entre el 1 y el 6% son sonámbulos, según Encabo-, común en los niños de 4 a 12 años, menos habitual en los adolescentes y excepcional después de los 45. La mayoría de las veces, desaparece con la madurez.
Tengo los ojitos abiertos, no me choco con nada...si no sabés que soy sonámbula te engaño
A Judith Córdova, de 42 años, sus amigos le dicen que "no para ni de noche". Pasea por la casa durante la madrugada, aparece en las habitaciones de sus familiares y hasta mantiene conversaciones lógicas con su marido y sus hijos.
"Mi hija aprovecha para pedirme permisos cuando estoy dormida porque sabe que al otro día no me acuerdo de nada", relata.
Esto tiene explicación lógica: "Durante el sueño los procesos responsables de la memoria están bloqueados o, con mayor precisión, la memoria no persiste durante el dormir", amplía Encabo.
Judith siempre lo vivió "como algo natural", no así sus padres, que se desvelaban pensando en la nena fugándose en medio de la noche o lastimándose. "Un día me encontraron con la puerta de casa abierta, saliendo a la calle. A partir de entonces me escondieron las llaves por si se me ocurría irme", cuenta.
Un día me encontraron con la puerta de casa abierta, saliendo a la calle. A partir de entonces me escondieron las llaves por si se me ocurría irme
El colmo del sonambulismo de Judith se dio en la facultad, cuando jugó un partido de truco absolutamente dormida. "Tengo los ojitos abiertos, no me choco con nada...si no sabés que soy sonámbula te engaño bien", resalta. Enseguida aclara que los episodios nunca la pusieron en peligro: "No es que me duermo manejando, sino cuando me voy a dormir. Ahí parece que algo sigue funcionando".
Otros sonámbulos sí corren riesgos. En un estudio publicado este año en la revista Sleep, científicos del Laboratorio del Sueño Gui-de-Chauliac del Hospital de Montpellier, Francia, evaluaron a 100 sonámbulos y hallaron que el 17% había experimentado al menos un episodio de lesiones: hematomas, hemorragias nasales o fracturas, además de un caso de fracturas múltiples y traumatismos graves en la cabeza por saltar de un tercer piso.
En el medio de la noche lo veo a Leandro con el teléfono en la mano, hablando con el contador de la oficina. Era súper lógica la conversación
Para reducir los peligros, el neurólogo de FLENI recomienda bajar las persianas de la casa, no dejar a mano armas o instrumentos cortantes, no olvidar las llaves en sus cerraduras y evitar el fácil acceso a sustancias tóxicas o medicaciones. También se aconseja instalar un sensor de movimiento o una alarma que suene si alguien abre la puerta principal.
Por su parte, el doctor Harry Campos, psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, sostiene que "cuando uno está estresado, intranquilo o con mucha actividad, el sonambulismo es más frecuente". Combatir el origen del estrés es, para el especialista, otra forma de mitigar el problema.
En los adultos, aconseja estudiar más minuciosamente los casos, ya que hay que diferenciar si el sonambulismo esconde estados epilépticos o si se atribuye a algún medicamento que la persona consume. "Conviene consultar cuando los episodios son reiterados, cuando aparecen en adultos y cuando se dan situaciones de riesgo", indica Campos.

FAMILIA DE SONÁMBULOS

Margarita S., de 46 años, está rodeada de sonámbulos. Descubrió primero a su marido, la noche de la luna de miel. "Llegamos tardísimo al hotel, después del viaje, y nos acostamos. En el medio de la noche lo veo a Leandro con el teléfono en la mano, hablando con el contador de la oficina. Era súper lógica la conversación, se estaba despidiendo y le decía 'nos vemos, nos vemos'. Le pregunté con quién hablaba y ahí me di cuenta de que era sonámbulo porque no me respondió y siguió durmiendo", relata.
Otra escena típica de la vida conyugal: "Se para al lado mío y me observa. Me despierto muerta de miedo", cuenta Margarita.
El hermano de Leandro, por su parte, saca a pasear al perro mientras duerme. Y la cuñada de Margarita le hace, sonámbula claro, masajes en los pies a su marido.
Respecto a posibles tratamientos, Encabo advierte que "los resultados con antidepresivos y benzodiacepinas son mediocres o nulos". Resta aceptar la situación en la familia, cuidar al sonámbulo ante una situación de riesgo y esperar a que crezca o madure.(LA NACION)

No hay comentarios:

Publicar un comentario